Masacre de Panambí: piden que se sigan otras líneas investigativas para dar con el resto de la banda

Para Carlos “Nano” Knack (26), el único sobreviviente de la llamada Masacre de Panambí, las tres personas imputadas por cuádruple homicidio en el que perdieron la vida sus padres Oscar y Graciela y sus hermanos Bianca y Cristian fueron parte de la banda que cometió el asalto que devino en tragedia. Sin embargo, está convencido de que para llegar al resto de la gavilla hay que profundizar una serie de líneas investigativas que en su momento no se tuvieron en cuenta.
“Los ladrones se llevaron los celulares de Cristian y de mami. Esos teléfonos nunca aparecieron. Y fueron utilizados después del asalto para llamadas que se hacían a un número de Buenos Aires. Quienes se llevaron los aparatos, llamaban y después apagaban los celulares. Todo eso quedó registrado en documentos que nosotros entregamos a la Justicia”, reveló el joven, quien se salvó de ser asesinado en la tarde-noche del 25 de mayo de 2014 porque había ido a llevar a la novia a su casa.
Nano tiene palabras de agradecimiento para con la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, quien tuvo a su cargo la investigación en determinado momento. “Fue la única que mostró sensibilidad, siempre me atendió correctamente y se mostró preocupada en encontrar a los culpables de este crimen”, sostuvo en una entrevista con Misiones Online.
Para el joven, Juan Ramón Godoy, Julio Pablo Paz y Marcial Alegre tuvieron relación con el hecho, como lo apuntan las pericias y testimoniales. “Ellos son defendidos por los mejores abogados de Posadas, pero saben que tienen que ir a juicio. La última acción de ellos fue apelar algo que ya habían apelado. Pero todo lo que presentaron les fue rechazado. Ahora van a ir a juicio sí o sí”, remarcó. El debate, si no surge ningún inconveniente, se concretaría en la segunda quincena de agosto en el Tribunal Penal de Oberá.
“Hay otra línea que también debe seguirse. Un ex empleado de nuestro aserradero, que está preso por un doble crimen (el de una madre y su hijo) ocurrido acá cerca, en Los Helechos, declaró que él tuvo relación con la muerte de mi familia. Dijo que el día del asalto él y un primo estuvieron de vigías todo el día y que avisaron al resto de la banda cuando Cristian llegó a casa. Porque sabían que él había ido a hacer una cobranza y que tría plata. Esa persona, de apellido Machado, bien pudo haber sido el entregador. Ese testimonio se lo pasó la jueza Kunzmann a su colega Horacio Alarcón, pero ese juez, que entonces investigaba el caso de mi familia, cajoneó eso. Nunca le dio bolilla”, detalló Carlos.
Según Nano, los ladrones sabían que había días en lo que los Knack manejaban importantes sumas de dinero por sus transacciones comerciales. “Ellos pensaban que había mucho más de los 300 mil y pico que se llevaron. Pasa que días antes nosotros habíamos cobrado por la venta de unos animales, pero la plata que obtuvimos la invertimos en la compra de un lote, donde Cristian planeaba construir su casa”, añadió.
De acuerdo con la reconstrucción que hizo Nano de sus constantes visitas a los juzgados y de charlar con mucha gente de la zona, el 25 de Mayo de 2014 al menos dos “marcadores” vigilaron los movimientos de la familia durante todo el día, escondidos entre los flejes de madera del aserradero lindante a la casa. Cuando esos vigías notaron que Cristian había llegado, avisaron a los asaltantes, que, de acuerdo a su teoría, llegaron desde San Javier por la ruta costera 2 y tomando otros caminos vecinales.
“En media hora pudieron haber llegado sin problemas. De todos modos, creo que ellos se movilizaban en dos autos y que incluso horas antes del asalto estuvieron por la zona viendo caminos alternativos para fugarse. De hecho hay gente que los vio porque se metieron en un camino que no tenía salida”, aportó.
“Pero esa recorrida no les sirvió de mucho, porque después del robo, fueron para el lado de la ruta 2, pero cuando vieron un control policial, volvieron. Tomaron la ruta 5 hacia Oberá y de ahí a Alem. Así escaparon”, aseguró.
Nano asegura haber tomado sus precauciones de seguridad tras la masacre, pero que no vive paranoico. “Me cuido más, pero tratamos de llevar una vida normal”, sostuvo. Él vive junto a su pareja en la casa donde prendieron fuego vivos a sus padres y hermanos.
Antes de morir, tras pasar casi un mes internado, Cristian declaró ante la Policía lo que había vivido. En su relato mencionó que había reconocido a uno de los asaltantes porque era un antiguo cliente del aserradero: un hombre que iba cada tanto a comprar machimbre, en un camión vaquero.
Nano quiere que se siga esa pista. Él sospecha que un cuarto imputado que tuvo la causa en su momento, el militar Rubén Orlando Bueno, pudo haber sido esa persona reconocida por Cristian. Bueno fue liberado por falta de mérito. “No tengo pruebas para acusarlo, pero creo que hay que investigarlo más”, remató.

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