Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria

El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de Naciones Unidas finalizó  una visita al país y expresó su preocupación por «la selectividad del sistema de justicia penal argentino en relación con las personas de diferentes orígenes socioeconómicos y de quienes participan en protestas sociales». Como lo venimos diciendo hace tiempo, parece que necesitamos que otras personas u Organismos Internacionales nos digan que es lo que pasa en el país con relación al sistema penal. No descubren nada nuevo, es algo muy normal ver a personas de condición humilde pagar los platos rotos con la cárcel, por hechos cometidos por el poder de turno. Cuando vemos un país desbastado por la corrupción de todo tipo, y vemos que el poder judicial recién comienza a operar cuando esos personajes  dejan el PODER, observamos con tristeza que el sistema no funciona. No parece demasiado ejercicio mental, notar que cuando se está en el Poder se es intocable, y eso facilita que los organismos de control no actúen. Ahora bien, debemos encontrar algún chivo expiatorio para justificar tanta inoperancia judicial, por no decir complicidad, que suena un poco más fuerte. El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan, decía Pablo Neruda. Es ahí donde comienza el sistema penal a seleccionar al más vulnerable de la sociedad, para caerle con todo el peso de la ley, pero al delincuente con poder o de guante blanco no se lo toca. Por eso las cárceles están llenas de ladrones de gallinas y algún que otro estafador al cual se le ha sacado el paraguas protector. El sistema judicial es muy hipócrita, se rasgan las vestiduras, señalando a la víctima del sistema, pero no se hace una autocritica del accionar de sus operadores judiciales. Debemos preguntarnos, porque lleva tanto tiempo investigar un hecho de corrupción, y cuando se concluye la misma pocas veces se llega una sentencia. Esto es lo que se llama engaña pichanga, es decir se juega con la credibilidad del ciudadano, se lo engaña, para que parezca que algo se hace, cuando en realidad nada se hace. Con relación a la Prisión preventiva El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de Naciones Unidas señaló que la policía en la Argentina tiene «amplias facultades de detención» y que «se usa en exceso la prisión preventiva».

«A menudo las comisarías se utilizan para arrojar personas en prisión preventiva e incluso condenadas. No obstante, las comisarías no están equipadas para tal fin y el personal policial no es idóneo ni se encuentra capacitado para llevar adelante las funciones de agentes penitenciarios», agregó. Este tema, tantas veces utilizado en los medios de comunicación, merece un pequeño análisis. Nuestro sistema penal es uno de los más duros en cuanto a penas se refiere, pero también muchas veces se reclama mayor endurecimiento de las penas. Evidentemente los políticos de turno, aprovechan el clamor popular para anotarse un poroto y un minuto de fama, y suelen pedir hasta la pena de muerte. Sin embargo la tan mentada prisión preventiva no resuelve ningún problema de inseguridad, lo que logra es seguir arrojando gente al encierro por el encierro mismo. No hay en muchos casos justificación alguna para tamaña decisión, y sin embargo se aplica esta restricción a la libertad con total liviandad, y para colmo de males nadie se escandaliza por la cantidad de ciudadanos privados de libertad. Todo es una gran mentira, lo peor es que muchos operadores se creen la mentira y siguen adelante como si todo estuviera correcto. Recién caen cuando el sistema se le vuelve en contra y son víctimas del mismo. La prisión preventiva debe ser usada en forma restrictiva, pero en la realidad, esa no es la regla, y se aplica incluso a delitos menores, no existe ningún control a la desmesura en su aplicación. Nadie se escandaliza por la aplicación desmedida de este instituto, pero si cuando alguien recupera la libertad después de haber sido sometido al encierro, violando toda norma constitucional.  Pareciera que hacer cumplir la ley es un atropello, y máxime cuando es a favor del reo. Lo que no podemos permitir es considerar que el poder judicial está exento de responsabilidad, en cuanto a la violación de los elementales derechos humanos, deben estar para velar por su estricto cumplimiento, aunque cumplirlo, no sea del agrado popular de ese momento. Deben estar fuera de las pasiones imperantes en la sociedad, el sistema judicial debe actuar con cierta objetividad y aplicación estricta de la ley. Es lamentable ver cuando un poder actúa ante los hechos en forma desmedida, como si eso lo hace menos responsable de la inoperancia del sistema. Las soluciones se encuentran con el trabajo conjunto de todos los sectores que hacen al  funcionamiento del sistema, no es una responsabilidad unilateral. Todos sin excepción deben ser parte de las reformas que se requieren. Por ello debemos tener presente  la frase de Solón: “Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso.”

 

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