Bióloga formada en la UNAM desarrolló una terapia que ayuda a reducir el cáncer de mama

Formada en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), Paola Rojas es doctora en Biología Molecular e investigadora del Conicet. Desarrolló una terapia antiprogesterona que, junto con otros tratamientos, ayuda a reducir las células del cáncer de mama.

 

 

Un abanico de matices que suben y bajan se combina en el tono de voz de Paola Rojas, doctora en Biología Molecular del Conicet e investigadora asistente en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME). Buenos Aires, Misiones y Texas consiguen el acento que desconcierta. Lejos del camino obvio y con la promesa de una licenciatura en genética que sólo se dictaba en la Universidad Nacional de Misiones, Paola, nacida en el conurbano bonaerense, cambió las futuras idas y venidas en colectivo, el caos del tránsito porteño y la vida alborotada de la UBA por las caminatas por el centro de Posadas, una ciudad serena, silenciosa y, sobre todo, calurosa. Pero a Paola, con los 18 recién cumplidos, le gustó. Se encontró tomando miles de mates con un centenar de compañeros venidos de distintas provincias del país y con sólo un representante misionero entre sus colegas. De ahí, el mix de matices de la voz, el canto incierto de una porteña que no lo parece.

 

Así, se animó a experimentar el revés del camino esperado y se armó de una multitud federal de amigos -que hoy todavía conserva- durante los años que cursó la carrera, aunque, eso sí, siempre con la idea de volver al lugar que la vio nacer. No sería la primera de sus aventuras, el año 2002 la encontró intentando terminar su tesis de doctorado en radiación respecto del cáncer en la CONEA y, al repetirse la escena de despedir amigos en Ezeiza todos en búsqueda de una vida mejor, ella también decidió pasar tres años en una prestigiosa universidad de Texas en Estados Unidos donde concluyó sus estudios doctorales orientados al cáncer de piel.

 

A su regreso, Paola se había fijado la meta de trabajar con la investigadora superior Claudia Lanari en el equipo de laboratorio de Carcinogénesis Hormonal del IBYME. Al principio, no lo logró pero insistió tanto que finalmente obtuvo el puesto que quería. Allí se encargaría de la investigación de tumores humanos cáncer de mama de tipo hormonal que representa hoy el 75% de los casos. «Quería devolverle a mi país parte de todo lo que me dio a través de la educación.»

 

Lo novedoso de la investigación de Lanari se encuentra en que, en lugar de estudiar al estrógeno como se suele hacer siempre, la científica quiso investigar el papel de la progesterona en la posible reducción de este tipo de cáncer. Es así: las células tumorales sensibles a las hormonas contienen proteínas que se conocen como receptores de hormonas que se activan cuando los estrógenos y la progesterona se unen a ellas y, de esta manera, estimulan por ejemplo, la proliferación celular. Teniendo en cuenta esto, las terapias en el cáncer de mama de tipo hormonal existentes suelen tener como blanco terapéutico a los estrógenos y sus receptores. Lo que hicieron Lanari y Rojas fue focalizarse en investigar a los receptores de progesterona y a su participación en el crecimiento tumoral.

 

Así, después de 10 años de trabajo, Paola fue la principal autora de un artículo que salió publicado en la revista científica Journal of the National Cancer Institute (JNCI), donde se asegura que en un tipo específico de cáncer hormonal la terapia antiprogesterona puede ayudar -junto con otros tratamientos- a reducir las células del cáncer lo máximo posible. ¿De qué tipo de cáncer hablamos? La progesterona posee dos tipos de receptores de proteínas: las isoformas A y B. En este caso, de acuerdo con lo analizado, la droga utilizada -mifepristona, un compuesto de origen francés que era utilizado como anticonceptivo de emergencia- funciona mejor en el cáncer hormonal RPA (receptor prostágeno de tipo A).

 

A sus 42 años, Paola acaba de entrar en la carrera posdoctoral que viene a ser una transición entre el full time en el laboratorio de los que recién empiezan y el part time en el escritorio de los que ya especulan ideas con el pensamiento. Hoy, la doctora dirige tesinas y pasa parte de sus días escribiendo subsidios y pensando ideas para continuar la expansión del conocimiento, mientras que el resto de su tiempo libre lo ocupa haciendo experimentos por cuenta propia para avanzar en una nueva hipótesis referida, en esta ocasión, a la metástasis del cáncer de mama en el cerebro.

 

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