Ante líderes musulmanes, el papa Francisco pidió «un ‘no’ fuerte y claro» a la violencia en nombre de Dios

«Repitamos un ‘no’ fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios», dijo el pontífice en una conferencia internacional de paz en la capital egipcia.
El papa advirtió en ese foro, organizado por la Universidad de Al Azhar, institución de referencia para los musulmanes suníes, que los responsables religiosos están llamados a «desenmascarar la violencia que se traviste de presunta sacralidad».
El pontífice aseguró que «es imprescindible excluir cualquier posición absoluta que justifique formas de violencia. La violencia, de hecho, es la negación de toda religiosidad auténtica».
Francisco habló a los presentes como «responsables religiosos» y les dijo que, como tales, tienen que «denunciar las violaciones contra la dignidad humana y contra los derechos humanos» en la primera alusión a estos últimos en su viaje a El Cairo.
Además, les dijo que deben ayudar a descubrir «los intentos de justificar cualquier forma de odio en nombre de la religión y condenarlos como falsificaciones idólatras de Dios».
«Solo la paz es santa y no se puede perpetrar ninguna violencia en nombre de Dios porque profanaría su nombre», agregó el papa en presencia del imán de Al Azhar, el jefe Ahmed al Tayeb.
Además aludió a los peligros que puede suponer para la religión su cercanía al poder político: «existe el riesgo de que la religión quede absorbida por la gestión de los asuntos temporales y sea tentada por la seducción de los poderes mundanos que en realidad la instrumentalizan».
A veinte días de los ataques contra la comunidad cristiana copta en el norte de Egipto que causaron 46 muertos y que fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico, el papa repitió su llamamiento en contra del comercio de armas.
Dijo que para prevenir los conflictos y construir la paz hay que eliminar las situaciones de «pobreza y explotación, donde más fácilmente actúan los extremismos, y bloquear los flujos de dinero y de armas hacia quienes fomentan la violencia».
En su discurso el papa abogó por el diálogo y la apertura hacia el prójimo, «reconociendo los derechos y las libertades fundamentales, especialmente la religiosa».
Y dijo que es a través de ese diálogo como se fomenta la «civilización del encuentro contra lo incívico del enfrentamiento».
También agregó que para enfrentarse «a la barbarie de quien insufla odio e incita a la violencia» hay que «acompañar y hacer madurar» a nuevas generaciones para que respondan a la lógica incendiaria del mal con el crecimiento paciente del bien».

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