Alonso Schwarz: “El blanqueo nos da una enorme oportunidad de generar una reforma tributaria”

El economista resaltó que gracias al blanqueo se duplicó la base imponible, lo que permitiría reducir la presión fiscal sin que ello implique una caída en la recaudación. Pronosticó que la inflación anual oscilaría entre el 22 y 25 por ciento y que el dólar se apreciaría en menor medida, lo que atrasaría aún más el tipo de cambio. Advirtió que el incremento en las tasas postergaría proyectos de inversión relacionados con la economía real. Consideró que para ganar competitividad exportadora, habría que mejorar la eficiencia e incrementar la escala productiva y cerrar más tratados de libre comercio.
Para Gerardo Alonso Schwarz, el blanqueo que cerró el mes pasado con cifras récord, le dio al Gobierno nacional una oportunidad irrepetible para generar una reforma tributaria que permita a Argentina tener una presión fiscal más parecida a la que aplican los demás países en vías de desarrollo. Ello se debe a que gracias al blanqueo se amplió la base imponible, debido a que se declararon activos por los que sus propietarios deberán tributar.

“Se duplicó la base imponible, lo que permitiría reducir la presión fiscal sin que caiga la recaudación”, argumentó el investigador jefe de la regional NEA del instituto IERAL, pero advirtió que avanzar en una medida de esa naturaleza demandará acuerdos políticos a los que no será sencillo arribar. Consideró además que cualquier cambio que se pretenda introducir en los tributos provinciales, deberá llegar acompañado de una compensación por parte de la Nación.

En entrevista con Misiones Online TV, Schwarz consideró que el principal problema que tuvo la economía argentina el año pasado fue que la inflación superó los aumentos salariales, lo que generó una caída en el poder adquisitivo y con ello, una retracción en las ventas. “Ese proceso se está revirtiendo, la inflación está cayendo. Según los últimos datos que se difundieron, los aumentos salariales de este año no superaron todavía la inflación de los últimos 12 meses, pero están en vías de hacerlo, eso explicaría el crecimiento que se está viendo en el consumo en algunos rubros, especialmente productos no perecederos que son vistos como inversiones por las familias, como vehículos”, indicó.

Pronosticó una reducción progresiva de la inflación que llevaría a cerrar el año en un valor que oscilará entre el 22 y el 25 por ciento. “El año pasado cerramos con una inflación de 40 por ciento, en junio de 2016 se llegó al pico anual que fue de 46 por ciento, a partir de punto, comenzó a bajar y continúa esa tendencia bajista. Hoy anualizada (de abril de 2016 a marzo de 2017) la inflación está en 33 por ciento, incluso con los ajustes de tarifas que están previstos, se espera que esa tendencia continúe”, dijo.

Para el investigador del instituto dependiente de la Fundación Mediterránea, la reducción de la inflación se está dando de un modo muy progresivo porque “llevar adelante las políticas necesarias para provocar una reducción drástica de ese índice, implicaría extraer dinero de la calle, lo traería una retracción muy grande del consumo, lo que no es deseable para ninguna economía y también tendría consecuencias políticas difíciles de asumir para un gobierno, más en un año electoral”.

Advirtió que el aumento en las tasas dispuesto por el Banco Central para contener a la inflación, va a tener un impacto negativo en la economía real. “Cualquier manual de economía te va a decir que una suba de tasas implica una baja en la actividad, porque en vez de invertir en producción conviene una inversión financiera. Muchos proyectos se van a postergar hasta que bajen las tasas, pero el sistema financiero en la Argentina es muy pequeño en comparación a su economía real, la cantidad préstamos otorgados en Argentina no supera el 20 por ciento de su PBI, en Chile esta relación es de 120 por ciento, en Brasil supera el 60 por ciento”, indicó.

El economista advirtió que el dólar aumentaría menos que el índice de inflación lo que generaría, al menos durante este año, un mayor atraso cambiario.

Consideró que para ganar competitividad exportadora, habría que trabajar en medidas como acuerdos de libre comercio con más socios comerciales, no solo con bloques sino con países, en ese sentido indicó que Argentina tiene acuerdos de preferencia arancelaria o libres de impuestos con países que representan el 20 por ciento del Producto Bruto Interno mundial, mientras que Chile tiene acuerdos con países que representan el 85 por ciento del PBI mundial.

“También hay una cuestión de producción interna y de adaptar la producción a los estándares requeridos para la exportación. Argentina ya no figura dentro de los 10 mayores exportadores de carne, nosotros exportamos 230 mil toneladas, mientras que Brasil exporta 1,8 millones de toneladas. Hay caminos que abandonamos y tenemos que recuperar”, mencionó.

Respecto al reclamo de exportadores que vienen exigiendo un movimiento en el tipo de cambio, reconoció que la devaluación es el único instrumento que va a generar una mejora en poco tiempo, pero advirtió que si no está acompañada por otras medidas, su efecto termina en poco tiempo.

“Las últimas dos devaluaciones, la de Kicillof en 2014 y la del gobierno actual en diciembre de 2015 generaron una recuperación en los dos primeros meses, pero después las exportaciones caen nuevamente. El tipo de cambio genera solución solo en el corto plazo si al mismo tiempo no se atacan problemas de fondo como la inflación. La solución tiene que pasar por varios frentes, ningún país incrementó sus exportaciones solo con devaluaciones. Hay que aumentar la productividad, reducir el costo unitario, lo que demanda inversiones, obliga a bajar impuestos y aranceles para acceder a nuevos mercados”, recordó.

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