Las tradiciones religiosas de Semana Santa en Brasil

Al día de hoy, son pocos los sitios en el mundo que todavía celebran la Semana Santa con base a las tradiciones religiosas de otros tiempos. Uno de esos lugares es Ouro Preto, la famosa ciudad histórica de Minas Gerais, escenario de una importante parte de la historia de Brasil y donde las costumbres religiosas se mantienen casi como en el siglo XVIII, herencia de la colonización portuguesa.

Todo el pueblo parece involucrarse en los actos de la fiesta sagrada, desde engalanar las casas y las calles, hasta organizar y participar con gran devoción de las procesiones, que arrastran decenas de hermandades y cofradías. Todo parece un gran espectáculo que encantan y emocionan a los turistas que llenan la ciudad y llegan de todas las partes.

Las Procesiones del Entierro y de la Resurrección

El punto alto de la fiesta son las procesiones que salen durante toda la semana, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de la Resurrección, reuniendo centenares de hermandades y cofradías.

Había bastante movida en la ciudad, sobre todo en los restaurantes y tiendas del centro histórico, pese a la expectativa de la solemne celebración.  Todo estaba preparado, los balcones de las casas y comercios ya tenían extendidos los faldones rojos y granates por donde se iba pasar la procesión, en señal de respeto. Al caer de la tarde, sobre las 17h, soldados se pusieron de guardia con la imagen del Cristo muerto, en frente a la emblemática Iglesia de São Francisco de Assis (obra prima de Aleijadinho, el Lisiadito en portugués), de donde más tarde saldría la procesión, luego después de la puesta en escena de la pasión. A las 21h  la procesión empezó a recorrer las calles al sonido de las matracas, hacia la Iglesia del Rosário, al otro lado de la ciudad.

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El largo recorrido es marcado por muchas subidas y bajadas en calles de piedras, completamente irregulares, así que seguir las procesiones cobra ritmo. Preferí asistir al margen y ver pasar a los personajes bíblicos, las hermandades y cofradías destacados en medio a multitud por sus vestimentas y oraciones que iban entonando, todo envuelto en un ambiente de mucho respeto. Así la procesión siguió madrugada hasta llegar a su destino y cumplir todo el rito.

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Las Alfombras de Asserín
El sábado, pronosticaba lluvia y había una gran preocupación por la parte de los rituales que a mí me parecía de lo más interesante: la confección de las alfombras de aserrín por todo el trayecto de la procesión del domingo de Páscua. Al mediodía, el sol apareció tímido pero ya era una señal que todo saldría bien. Los faldones rojos y granates poco a poco iban cambiando al blanco. A las 23h después de cenar, la gente estaba lista para empezar a dar vida a las alfombras, con temas religiosos o lo que saliera de la creatividad de cada uno. En cada punto había coordinadores pero la gente, incluso turistas eran invitados a colaborar voluntariamente. Una vez más, la tarea extendería madrugada para que al otro día temprano la procesión estuviera tal como manda la tradición.

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En el Domingo de Pascua, la ciudad amanece temprano, quién no ha podido acompañar el trabajo de montaje de las alfombras, sale a la calle desde las 6h, fotografiando las obras, resultado de una madrugada entera de trabajo. Poco después de la misa, sale la Procesión de la Resurrección, último acto religioso que cierra la Semana Santa y donde gran parte de los ciudadanos está involucrada, adultos, ancianos y niños. Vestidos de personajes bíblicos, son protagonistas en la procesión, junto a tantos otros que la acompañan en un acto de fe y devoción. Al salir la procesión, tocan las campanas y así se mantienen todo el período del paso. ¡Es un momento muy emotivo e intenso! En esa procesión no sacan a ninguna imagen de las iglesias sino al Santísimo llevado por el obispo, que según el catolicismo simboliza el Cristo vivo. Una banda de música va al final tocando himnos celestiales y dando más vida al momento de festivo.

Al final de todo, los barredores está listos para limpiar toda la ciudad del polvo del aserrín y todo vuelve a la normalidad y la ciudad aguardando que llegue el próximo año para revivir con entusiasmo esa tradición que les hace orgullosos a punto de seguir con los mismos rituales a través de los siglos.

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Fuente: Molabrasil.com

 

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