La ruta de las siete iglesias marca la tradición del Viernes Santo en Paraguay

El recorrido de las siete iglesias, una peregrinación por ese número de templos, pidiendo alguna gracia o cumpliendo alguna promesa, marcó la jornada del Viernes Santo en muchas partes de Paraguay, destacando Asunción, donde centenares de ciclistas hicieron ese recorrido, que acabó en la Catedral.

Ciclistas de todas las edades se concentraron a la mañana en el Panteón de los Héroes, centro de la capital, para emprender un pedaleo que les llevó a las más emblemáticas iglesias de Asunción como Santísima Trinidad, María Auxiliadora o Cristo Rey, hasta completar las siete que exige la tradición católica.

Se trata de una iniciativa comenzada en 2013 y que cuenta con el apoyo de las autoridades locales, que dieron cobertura a una marcha facilitada por el escaso tránsito registrado en Asunción, donde el caos circulatorio en fechas laborables dificulta la actividad ciclista.

Los ciclistas visitaron las siete iglesias al tiempo que otros grupos de asuncenos lo hacían en sus autos y se detenían en los templos para escuchar misa, rezar o simplemente disfrutar del patrimonio religioso de la ciudad.

David Galeano, director del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, explicó a Efe que el recorrido por lo general viene acompañado de un pedido particular o una promesa de los fieles, que se debe realizar por siete años para que se cumpla.

Agregó que una costumbre consiste en llevarse como recuerdo una hoja de las plantas que se utilizan en el decorado de esos templos cada Semana Santa y que representan la muerte de Cristo en la cruz.

«Es costumbre de las iglesias preparar, es decir, decorar el lugar donde será la crucifixión con plantas tradicionales, como la caña de azúcar o las palmas, se hace una especie de adorno donde están las cruces», dijo Galeano.

Añadió que los peregrinos juntan siete hojas, recogidas de cada una de las iglesias, a las cuales le dan ciertas atribuciones e incluso queman alguna para luego «limpiar» con el humo desprendido sus respectivos hogares, una forma de bendecir las casas.

«Algunos tienen la costumbre de que en ciertas circunstancias, cuando hay tiempo feo, cuando hay humedad, queman las hojas para contrarrestar eso», detalló.

Otra de las costumbres del Viernes Santo paraguayo, indicó Galeano, es la liturgia de las Siete Palabras, que se celebra durante el descenso del Cristo de la cruz y que precede a una procesión al lugar donde reposará hasta el Domingo de Resurrección.

Galeano dijo que en ese momento se produce otra costumbre, al final de la liturgia y antes del recorrido de las siete iglesias, cuando los creyentes se acercan a la imagen del Cristo descendido y le besan los pies o la rodilla, rito conocido como «Tupãitũ», o besar a Dios en idioma guaraní.

El experto señaló que en Paraguay también se representa la crucifixión y muerte de Jesús con actores aficionados escogidos en cada comunidad parroquial.

Más recientemente, los devotos paraguayos han sumado a las tradiciones del Viernes Santo la ingesta de pescado, ya que anteriormente el ayuno era casi total y solo acompañado de la chipa, el tradicional panecillo de almidón de mandioca y queso.

Paraguay es el país con mayor proporción de católicos de América Latina, un 90 % de los habitantes profesa esta fe religiosa.

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