Mabel Balanda: “El gran cambio fue la llegada de internet en el trabajo periodístico”

En un mano a mano con una periodista de “buena madera”, entrevistamos a Mabel Balanda, colega de Misiones Online que tras 40 años de servicio y 36 años de dedicación a la profesión, decidió acogerse al beneficio de la jubilación y transitar con felicidad esta nueva etapa de su vida.

En el marco del 17° Aniversario de la empresa periodística y multimedial, se realizó un reconocimiento a la profesional por su trayectoria, sus valores y calidez humana.

Mabel es de la vieja escuela del periodismo gráfico, pero supo adaptarse a la innovación de la tecnología digital y cambiar de un medio gráfico decano a uno pionero en internet, como lo es Misiones Online. Orgullosa, se reconoce como “la primera mujer periodista de la era digital y orgullosa de jubilarme como periodista multimedial por toda la experiencia y el aprendizaje que eso significó para mí”, dijo y agregó en relación a la profesión que “el gran cambio fue la llegada de internet en el trabajo periodístico”.

 

Pero su mayor orgullo no es la profesión, sino su hija Marisol (27), estudiante de la carrera de Bioquímica en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), con quien piensa disfrutar esta nueva etapa a transitar.

 

Oriunda de la localidad de San José, vivió con sus padres, un hermano mayor y una hermana menor, en la chacra de la Colonia “La 70” – ubicada a tres kilómetros del  pueblo rumbo a Apóstoles- que llevaba ese nombre en referencia a la Escuela que había a 50 metros de su casa y donde cursó hasta 6to. grado. Después, terminó el nivel primario en la Escuela N° 20 en la misma localidad, donde también cursó el ciclo básico y, finalmente, terminó la secundaria en Posadas, en la Escuela Normal Mixta “Estados Unidos del Brasil”.

 

Cuando vivía en la chacra, herencia de sus abuelos paternos ucranianos -donde había plantaciones de yerba, té, maíz, mandioca, zapallo y todo lo posible imaginable que da la tierra cultivada- , desde niña casi adolescente, en la quietud de las noches antes de ir a dormir se detenía en cada detalle del gran cielo estrellado y soñaba con trabajar algún día “en una oficina” en Posadas. “Quería estudiar, y ser maestra no me costó, me gustaba. Hoy creo que mi misión en este mundo es enseñar a quien quiere aprender. El Periodismo se parece un poco a la docencia, además de la función de comunicar, hay que ayudar a formar opinión y tener la propia, divulgar noticias”, sostiene Mabel.

 

 

MOL: ¿Con cuántos años de carrera te retiras de la profesión?

MB: Con 36 años de carrera periodística. Durante cinco años ejercí como docente, pero después trabajé 20 años en el diario decano El Territorio y los últimos 16 en el medio digital pionero como es Misiones Online, donde finalmente y con increíble alegría me despido de la tarea cotidiana del Periodismo, por todo lo que aprendí y viví en este medio multimedial por internet.

 

Después de trabajar 40 años, en diciembre del año pasado, llegué a la edad jubilatoria correspondiente. Por ello, inicié los trámites ante la ANSES el 29 de diciembre, y desde el 17 de marzo del corriente año ya estoy disfrutando en mi casa de los beneficios otorgados en esta feliz y nueva etapa de mi vida, junto a mi hija Marisol, que está cursando el cuarto año de la carrera de Bioquímica en la UNaM y de quien me siento muy orgullosa.

 

MOL ¿Cómo fue el inicio laboral en la profesión en relación a la actualidad?

MB: Me recibí de maestra a los 20 años y salí a trabajar en escuelas rurales del interior. Desde 1976 comencé a ejercer en Bonpland, continué durante todo ese año en 25 de Mayo, después en Colonia Sol de Mayo, en Jardín América, en Cerro Moreno, en El Alcázar, de allí volví para ejercer la docencia en las escuelas donde hice la primaria, la N°70 y la N°20 en San José.

Decidida a cumplir mi sueño de venir a vivir a la Capital, me largué a buscar trabajo y en el 79´ recalé en Posadas donde gracias a mis conocimientos en dactilografía conseguí rápido poder ingresar en El Territorio, cuando tenía su sede en calle La Rioja casi Rivadavia.

 

Es que habían llegado por primera vez al diario las computadoras Comphugrafic, con pantalla chiquita y con diskette cuadraditos de color negro. En el diario tenían que incorporar personal que sepa dactilografía veloz. Me tomaron al haber superado las pruebas que realizaron entre unos quince aspirantes y quedamos seis para dedicarnos al tipeo de notas de los periodistas y proceso de los avisos. De esa época me quedaron hermosos recuerdos del grupo de compañeros.

En estos años, como periodista me dediqué a escribir todos los temas, hasta policiales, pero en los últimos años abordé temas de cultura, educación, salud e información general.

 

Después de un tiempo, como no estaba conforme con el trabajo de tipeo porque me aburría, pero me atraía la posibilidad de ser Periodista, el dueño del diario Luis Pérez, en reconocimiento al derecho de promoción de los empleados de su empresa, me pasó a la Redacción luego de un año de prueba. Con esto, pude estudiar la carrera de Periodismo en la Facultad de Humanidades, donde logré mi título en 1995.

Pero la verdadera “Escuela de Periodismo” estaba con los grandes periodistas a los que he visto su modalidad de trabajo. Varios me enseñaron la profesión, y estoy muy agradecida. Los voy a nombrar porque para mí son inolvidables: Carlos Correa, Efrén Zapata, Nibita Pérez Miranda, Pepe Arrúa, Carlos Lucero, José Antonio Margalot. Son todos grandes periodistas que ya han partido físicamente, pero dejaron su impronta en el quehacer de la búsqueda, la elaboración, la redacción y la ponderación de la noticia.

 

“Fuma” Sánchez Bonifato, Patricio Downes, Susana Behar, Rubén Zamboni fueron otros grandes que pasaron por el diario decano y hoy están en otros medios u otras actividades. “Hay que escribir estilo pirámide invertida, claro, preciso y conciso, no dar por sobreentendido que el lector ya sabe tal o cual dato; hay que escribir para quien visita la ciudad y no conoce a nadie;  hay que poner nombre y apellido completos cuando se trata de dar información comprobable, no escribir con abreviaturas; no mayusculinizar cuando no es necesario”, estaban entre los muchos de los consejos que recibí en esa gloriosa redacción gráfica en aquella época.

 

En 1995 el diario cambió de dueño y comenzó a despedir a la gente antigua. A mí me tocó salir en 1999. Por ello en el 2000 volví a mi viejo amor, la docencia,  mientras que en el 2001 comencé a trabajar en Misiones Online, a la par que seguía haciendo algunas suplencias pero fue por ese año únicamente.

El reconocimiento en estos años lo recibo de mucha gente, por mi trabajo, ya que a lo largo de mi carrera me han agradecido por las notas que les he realizado, ya sea por su satisfacción en forma verbal, o con certificados o diplomas, como el que recibí de la Escuela N°3 “Domingo Faustino Sarmiento”. También recibí flores de las Mujeres Emprendedoras de Karyna González, y actualmente a través del facebook. Eso me hace feliz.

 

MOL: ¿Qué te gustaba del ejercicio del periodismo y cómo vivís estos cambios que se imponen por las nuevas tecnologías donde el reportero tiene que considerar la nota, el audio, el video, todo en la inmediatez, étc.?

MB: Me gustaba salir a hacer notas y conocer gente. Lo que no me gusta ahora es que muchas veces no se pondera la noticia en su real dimensión, no se contextualiza o no se piensa que lo que hoy ocurre es consecuencia de lo que ya pasó, y que puede traer consecuencias en el mañana. Una noticia mal redactada, o que me hace mucho ruido por estar mal elaborada, dejo de leerla.

 

MOL: ¿Qué tema fue lo más fuerte que te tocó escribir? ¿O siempre lograste separar lo profesional de las emociones?

MB: A la fuerza se separa lo profesional de las emociones. Puede ser que una se automatiza y no es bueno, ya que se puede llegar a creer que  uno esta en un pedestal y que las cosas sólo le pasan a los demás, cuando no es así.

Lo más impactante que me tocó cubrir fue el trágico accidente de Austral ocurrido en junio de 1988 cerca del aeropuerto de Posadas, lado sur. Junto a un grupo de colegas del diario fuimos los primeros en llegar, y nunca me voy a olvidar haber visto muy de cerca a las dos azafatas que al caer el avión en el eucaliptal fueron despedidas hacia delante. Estaban muertas en sus respectivos asientos, una al lado de la otra, entre los árboles. Parecían muñecas con el cuello roto, estaban intactas porque los demás pasajeros murieron carbonizados al incendiarse el avión. Tres veces fui al lugar, el olor a cuerpo humano quemado me quedó en la nariz una semana. En total fueron 22 víctimas fatales, de Japón vinieron familiares de pasajeros de esa nacionalidad que perecieron en el accidente y les despidieron con un rito con flores en el lugar de la tragedia.

 

Una periodista digital

 

MOL: ¿Cómo te adaptaste a la vorágine digital que proponía MOL?

MB: Vos me preguntás de esa manera porque mis orígenes en la profesión fueron en el periodismo gráfico solamente, donde lo único que tenía que hacer era ir a cubrir el hecho con mi grabadorcito, o hacer notas de investigación acompañada por el fotógrafo, volver a la Redacción y procesar el informe. Pero para mí fue algo natural adaptarme a todo lo digital, no hacía resistencia.

Creo que el gran cambio fue la llegada de internet en el trabajo periodístico, que permitió la creación de agencias de noticias que podían actualizar la información a cada momento, y el pionero para mí fue Misiones Online. Yo me considero la primera mujer periodista de la era digital y orgullosa de jubilarme como periodista multimedial por toda la experiencia y el aprendizaje que eso significó para mí.

 

MOL:¿ Cuáles  serían los cambios que se dieron en la profesión en estos años?

MB: Los cambios son constantes por la innovación en las tecnologías de las comunicaciones, lo que ha implicado nuevas modalidades en la búsqueda y proceso de la noticia o la información. Si antes me dedicaba a desgrabar de un aparatito a pilas, para hacer el texto y publicar, hoy grabo y desgrabo de los celulares, saco fotos y hago videos con cámaras de fotos o con el celular que cada vez vienen con más capacidades para poder hacerlo.

 

MOL: ¿Y cuáles consideras son las virtudes o valores que debe conservar un buen periodista?

MB: Las ganas y voluntad por el trabajo. Hay que escribir lo que se puede demostrar, con precisiones y datos de manera de no ofender ni dejar dudas ni malas interpretaciones. En lo personal, me gusta el periodismo de servicio, el educativo, contar historias, la vida de personalidades, contar cosas que orienten a la gente a tomar decisiones o aprender algo que le será útil, tener más conocimientos, entre otros.

 

MOL: ¿Y cómo cierra el balance personal en esta etapa de la vida? ¿Finalmente que te dejó la profesión? ¿Podrás dejar de escribir?

MB: Ahora sólo quiero disfrutar de la vida, de todo el tiempo que tengo para mí, recordar los momentos lindos que me dejó la profesión y la gente que conocí. Quizás algún día escriba un libro.

Mis amistades más cercanas están vinculadas a la cultura y el yoga, no a los medios

 

MOL: ¿Cuáles son tus sueños a cumplir?

MB: Volver a disfrutar de las playas de Brasil y que mi hija también vea cumplido sus sueños.

 

 

Por Patricia Escobar 

 

 

 

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