Le dieron tres meses de vida, se gastó todos sus ahorros y 15 años después sigue vivo

Cuando el médico le preguntó si podía verlo ese mismo día, Ron Adams intuyó que algo no estaba bien. Y lo terminó de confirmar cuando le recomendó que fuera acompañado por su esposa. Unas horas después, ya frente a frente con su doctor, escuchó lo que jamás hubiera querido oír: esa persistente tos que lo había llevado a hacer varias consultas era un cáncer de pulmón.

Tan asustado como sorprendido, Ron sólo atinó a pararse, acercarse a la puerta y, antes de salir, le preguntó al especialista cuánto tiempo de vida creía que le quedaba. «No más de tres meses», fue la contundente respuesta.

Las horas siguientes fueron un verdadero martirio: ni Ron ni Sheila, su esposa, sabían cómo seguir. «Fue un momento muy difícil. Estábamos en shock. Y cada tos o dolor me parecía el principio del fin», recuerda hoy el mismo Ron, 15 años después de aquel crudo diagnóstico. Y de que viviera, según afirma, los mejores años de su vida. ¿Cómo? Veamos.

Tras el sacudón inicial, Ron y Sheila decidieron que debían contarles la mala noticia a Mark y John, sus hijos. Pero el hombre no quiso lágrimas. Es más, les pidió que lo ayudaran a disfrutar de esos supuestos últimos 90 días. Y tomó otra decisión importante: usar los ahorros de toda su vida para pasarla bien.

Al otro día, apenas abrió el banco, se acercó y retiró los casi 65.000 dólares que tenía en su cuenta. Y desde ahí enfiló derechito hacia una agencia de viajes. «Siempre había querido conocer España. No sé por qué, pero me intrigaba. Así que saqué cuatro pasajes y reservé un lindo hotel», explica.

El viaje desde Birmingham, Inglaterra, donde vivían (y aún viven) hasta Madrid fue corto, tanto como la estadía. Lógico, cada hora contaba y Ron tenía otros sueños por cumplir antes de que su enfermedad, como le habían dicho los médicos, lo venciera.

Ya de regreso a casa, decidió que era tiempo de darle el gusto a Sheila de refaccionar el baño de su hogar. Nada suntuoso, pero sí lo necesario para dejar feliz a su mujer, que se lo venía pidiendo desde hacía tiempo. «Era una de esas cosas que uno posterga sin razón. Y no me daba cuenta de que en realidad para ella podía ser importante».

Como sus hijos ya eran adultos y vivían en sus respectiva casa,  Ron separó 20.000 dólares y les dio 10.000 a cada uno. Sabía que había enseñanzas, consejos y sonrisas para dejarles y que, encima, con esa cantidad de dinero no les iba a solucionar la vida, pero sintió que estaba haciendo bien.

Y finalmente, ya con lo poco que le quedaba, se animó a hacerse dos regalos a sí mismo. Todos relacionados con el automovilismo, una de sus pasiones. Harto de lidiar con los problemas mecánicos de su viejo coche, se compró una coupe Mercedes Benz CLK, un aparato tremendo que, muestra, aún conserva en perfecto estado.

¿El segundo gusto personal? Invirtió lo que le quedaba en la adquisición de 500 autitos en miniatura. Sí, los de colección. Una decisión muy particular y que Sheila todavía recuerda. «Era difícil entender que se gastara sus ahorros en eso, pero a la vez estaba atravesando el peor momento de su vida, qué le podía decir».

Sin un dólar en su cuenta, Ron se dio cuenta de que ya habían pasado cinco meses desde aquella tarde del 2002, en la que los médicos le habían puesto fecha de vencimiento a su vida. Y no se preocupó, claro. «Era cuestión de seguir disfrutando lo que me quedara».

Pero una tarde, a diferencia de lo que venía sintiendo, comenzó a notar cierto dolor en el pecho cada vez que tosía. Regresó al Hospital Solihull, donde lo habían tratado la primera vez, y se sometió a una nueva batería de exámenes. Los resultados, otra vez, no fueron buenos. «Me dijeron que tenía cáncer de pulmón, ja, ja, ja. Pero a diferencia de la primera vez, en esta oportunidad me aclararon que era de crecimiento lento y que podía ser tratado».

Y fue así nomás. Hoy, a 15 años del primer diagnóstico, Ron sigue vivito y coleando. Es verdad, sin un billete en el bolsillo, pero feliz. «Tuve cáncer de pulmón, todavía puedo tenerlo, pero estoy vivo. Y eso es suficiente motivo como para ser feliz». (Clarín)

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas