Una mujer de 34 años ató a su amante de 62 en un juego sexual para matarlo y robarle

La relación la habían comenzado en 2003 como amantes, cuando ella aún era su empleada. Once años después, el vínculo entre Paula Romano (34) y el empresario Julio César Vitoria (62) continuaba. Corría fines de julio de 2014 y ya hacía un par de días que ella lo venía buscando para encontrarse hasta que el martes 29 él accedió a que se vean esa noche en su casa de Flores, Buenos Aires.

Por la tarde, la mujer lo encendió por mensaje de texto con palabras hot, le pidió que se deje atar… Durante la cita, el comerciante accedió al juego sexual y el Tribunal Oral en lo Criminal 10 porteño consideró que fue entonces que ella aprovechó para apuñalarlo 24 veces en distintas partes del cuerpo hasta matarlo. Le dieron perpetua.

El tribunal porteño halló culpable a Romano del delito de «homicidio criminis causa cometido alevosamente» y del de «robo con armas».

Es que después de matarlo se llevó unos 20 mil pesos en efectivo, una elevada suma de dólares y dos celulares. Según la Procuración General de la Nación, el fiscal de juicio, Carlos Giménez Bauer, había solicitado en su alegato ante los jueces Alejandro Becerra, Silvia Mora y Guillermo Yacobucci que le aplicaran a la mujer la misma pena y por esa calificación. Y los magistrado pudieron acreditar que el 29 de julio de 2014, entre las 20.48 y las 21.16, Romano atacó a Vitoria y lo apuñaló 24 veces en distintas partes del cuerpo.

De acuerdo al fallo, el ataque ocurrió en el interior del departamento de la víctima, en el primer piso de un edificio situado en Bacacay 2647, en Flores, donde, además, Romano se apoderó de todo el dinero antes de huir.

Según el informe judicial, Vitoria, quien era dueño de una cadena de heladerías en Moreno, y Romano comenzaron a ser amantes en 2003, cuando ella trabajaba para él como mesera en un bar que él tenía en la esquina de Ravignani y Paraguay, en Palermo. «Ambos tenían un interés recíproco en la relación: uno económico por parte de Romano y otro más íntimo de Vitoria», sostuvo el fiscal Giménez Bauer durante su alegato.

Es más, Romano es casada y tiene dos hijos y, en base al testimonio del hijo de Vitoria, la relación no era secreta: familiares y amigos del heladero sabían que se veían regularmente y que luego de cada encuentro él la ayudaba dándole entre 300 y 1.000 pesos. Incluso llegó a pagar un falso aborto cuando ella le hizo creer que estaba embarazada.

Para la Fiscalía, en la semana previa a su muerte, Vitoria se iba a reunir con Romano pero el encuentro se pospuso dos veces hasta que finalmente acordaron verse el martes 29 de julio. Esa mañana, Vitoria guardó en un mueble de su habitación una suma de dinero que había contado, secuencia que fue observada por su empleada doméstica que recordó esa escena en el juicio.

Por la tarde, se dirigió a una de sus heladerías en Moreno, donde le mostró a uno de sus empleados uno de los mensajes que le había enviado Romano pidiéndole «que se deje» atar y que se preparara «para la fiestita».

Y allí también su hijo le entregó la recaudación de aproximadamente 20 mil pesos y se volvió en el tren de la línea Sarmiento hasta su departamento de Flores, donde se encontró con la mujer e ingresaron a las 20.48, según los registros de una cámara de seguridad.

El fiscal dio por probado que en el departamento, Romano comenzó un juego sexual en el que Vitoria se encontraba desnudo, con sus manos atadas y con una cuerda en el cuello, y en ese estado de indefensión, lo apuñaló 24 veces y le robó. Luego, la mujer salió del edificio pasadas las 21.15, de acuerdo a la misma cámara de seguridad.

En su indagatoria, Romano admitió haber estado en el lugar del crimen y dijo que había llevado una corbata para atar a su amante, pero aseguró que no lo había hecho, aunque luego manifestó no recordar lo ocurrido. «Yo lo quería a Julio, no entiendo que pasó», declaró en el juicio la imputada, quien se negó a contestar preguntas de la Fiscalía y de las dos querellas que representaban a los hijos de la víctima. Pero el fiscal consideró en su alegato que «la víctima apareció con una soga en el cuello y una herida; claro que Romano lo ató y lo hizo porque fue funcional a su plan».

Ante el pedido de inimputabilidad de la defensa, el fiscal descartó esa posibilidad y expuso sobre los informes psicológicos y psiquiátricos que figuraban en el expediente donde se estableció que Romano pudo comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones al momento del hecho.

Giménez Bauer también cuestionó a la defensa, que intentó instalar la idea de que fue el hijo de Vitoria quien intervino en el crimen por un móvil económico.

Durante los alegatos, el fiscal argumentó que Romano se había aprovechado de la «confianza de la víctima» ya que había existido un «un acuerdo para reunirse» y que «la alevosía quedó demostrada en el accionar que tuvo al llevar a Vitoria a un estado de indefensión».

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas