La bronca yerbatera, sus causas y condimentos

La yerba mate es una de las pocas economías regionales –sino la única- del país que no se vio seriamente perjudicada por las políticas económicas que viene aplicando el Gobierno nacional desde los últimos años de la gestión de Cristina Kirchner hasta la fecha. El sector yerbatero no sufre por el atraso cambiario, dado que el grueso de sus ventas están dirigidas el mercado interno; tampoco le afecta la caída de la actividad económica, ya que por cuestiones culturales el argentino no corta ni reduce el consumo de mate aunque el bolsillo apriete y además no compite con importados, porque Misiones y parte de Corrientes, sumadas al sur de Brasil y una porción de Paraguay, conforman la única región productora de yerba del mundo.

Mientras producciones como la de madera, té, cítricos, manzanas y peras, entre tantas otras, vieron caer sus ventas en los últimos diez años, los números del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) muestran un nivel sostenido en la comercialización del producto madre misionero desde 2005, nivel que se mantuvo –kilos más, kilos menos- durante todo el año pasado y lo que va de 2017, a pesar de que cayeron las exportaciones a Siria por la guerra en ese país.

Los números dejan en evidencia que los motivos y las responsabilidades de la crisis yerbatera habría que buscarlos dentro del propio sector antes que en factores externos. La yerba mate genera hoy prácticamente los mismos ingresos que hace tres o cuatro años, si alguno de los componentes de esa cadena productiva está hoy peor que entonces, es básicamente porque otro se está quedando con una porción mayor de la torta.

Lo que hay en el fondo es un conflicto de intereses, una puja entre un sector concentrado que pretende una parte cada vez mayor de las enormes ganancias que genera el negocio yerbatero y miles de productores y tareferos a los que les toca un pedazo cada más chico de esa rentabilidad.

Esa puja es tan vieja como la historia de la industrialización de la yerba en la región y la mayoría de los Gobiernos que administraron la provincia intentaron intervenir en ella, aunque no siempre en el mismo sentido. En los años de la Renovación la política fue siempre defender al pequeño productor y al tarefero a través de una búsqueda constante de mejorar los precios de la materia prima y de intervenir en el mercado para evitar abusos de la molinería, mientras que la gestión de Ramón Puerta levantó las banderas de la desregulación, lo que llevó a los precios de la hoja verde –y con ello a la economía de las chacras misioneras- a sus niveles más bajos de la historia.

Bronca centrífuga

En lo que representa un capítulo más de esta lucha desigual, desde hace más de un año los productores y tareferos vienen denunciando incumplimientos graves por parte de la industria. A causa de ello, impulsan una protesta cuyas acciones vienen escalando en intensidad, pero raramente orientan sus cuestionamientos contra quienes los estarían estafando, es decir aquellos molineros que les pagan 2 por lo que vale 5,10, en cambio embisten preferentemente contra el gobierno nacional o el INYM.

En una nueva acción en ese sentido, productores encabezados por el dirigente de Andresito Julio Peterson, tomaron el miércoles la sede del INYM y afirman que seguirán allí hasta que renuncie el directorio completo del instituto. Aunque no se manifestaron públicamente, por lo bajo son muchos los dirigentes y especialistas que consideran poco razonable que los integrantes de un eslabón exijan la renuncia de los representantes de los demás eslabones, especialmente teniendo en cuenta que –por ejemplo- un director por la industria no tiene la función de defender los intereses de la producción. “Es como si los jugadores de Boca salieran a pedir la renuncia de los directores técnicos de todos los equipos de primera”, consideró un exdirector del INYM, quien además es hincha de River.

No son pocos los que ven intereses políticos en la protesta y otros directamente sugieren complicidades con la molinería. Uno de ellos es el diputado Héctor “Cacho” Bárbaro, dirigente que generalmente está a favor de cuanta manifestación se levante, más si es del sector agrario, pero que hoy se posiciona en la vereda de enfrente de la protesta yerbatera.

Para Bárbaro, los que tomaron la sede del Inym responden al ex Gobernador Ramón Puerta y a la molinería, argumentó que prueba de ello es que hayan exigido la derogación de la ley de Envasado en Origen y que se manifiesten contra la aprobación de un fondo especial para la yerba mate, compartiendo en estos dos temas la visión de la molinería. “Pareciera ser que todo lo que los molinos sostienen como inconveniente para ellos, los compañeros que están ahí lo levantan como bandera”, indicó.

El diputado también cuestionó que las manifestaciones de los yerbateros nunca se orienten directamente contra los industriales, que a fin de cuentas son los que estarían pagándoles menos por la hoja verde. “Ni siquiera se atreven a nombrarlos”, azuzó.

Rápido de reflejos, Peterson aclaró que su oposición a la ley de Envasado en Origen responde a que dicha norma habría profundizado la concentración en el eslabón industrial y con ello empeoraron las condiciones de negociación para el sector primario, ya que tienen menos clientes a quienes vender su producción. Sin embargo, sigue sin aclarar por qué hasta ahora se manifestaron en rutas, calles, edificios públicos y plazas, pero nunca frente a un establecimiento yerbatero.

Nuevo INYM, viejos problemas

El actual presidente del instituto lleva poco más de nueve meses en el cargo, le tocó asumir en junio del año pasado, cuando los incumplimientos en los precios de la materia prima y los pagos a plazos eternos ya llevaban al menos otros nueve meses. Desde que asumió viene impulsando un cambio en el funcionamiento del INYM, al que pretende dotarlo de herramientas más efectivas para cumplir con sus funciones de contralor y de regulación de mercado.

Desde el sector cuestionan que más allá de las buenas intenciones, los cambios que pregona Re están tardando más de lo previsto en hacerse efectivos. Dirigentes que participan de la toma del instituto cuestionan entre otros puntos, la demora en el censo de productores y plantaciones, herramienta clave para la planificación de políticas y la instrumentación de medidas de control y de regulación de mercado, y la tardanza en la puesta en marcha de operativos de fiscalización en conjunto con la AFIP.

El hecho de haber asumido en plena crisis, puso al presidente del INYM ante la disyuntiva de tener que avanzar en soluciones de fondo, que no se lograron en 15 años de vida del instituto, pero al mismo tiempo responder reclamos urgentes.

La falta de resultados inmediatos le valió a Re airadas críticas de parte de la dirigencia yerbatera que hoy pide su renuncia, mientras que desde otros sectores entienden que detrás del ataque al presidente del INYM habría intereses de parte de la molinería que no quiere que se avance en mecanismos de fondo de fiscalización y ordenamiento del sector yerbatero.

“Con Prieto (anterior presidente del instituto), los industriales correntinos y sus filiales en Misiones tenían garantizada la casi nula fiscalización, con Re al menos se reconoce la necesidad de ajustar los controles y se habla de involucrar a la AFIP en esa tarea, eso molesta a poderosos intereses que prefieren que las cosas sigan como antes”, argumentaron técnicos con años de trabajo en el INYM.

 De responsabilidades y acciones

Más allá de la discusiones respecto a las culpas, la nueva crisis yerbatera dejó en evidencia una diferencia notoria en la responsabilidad con la que distintos actores asumen el compromiso de buscar soluciones para los pequeños productores y tareferos, los eternos últimos orejones del tarro de yerba.

Demás está decir que los más poderosos dentro de la cadena productiva, los grandes molineros correntinos, no demuestran ningún interés más allá de incrementar sus ganancias económicas, al punto que volvieron a utilizar contratos de maquila –a los que muchos en el sector asocian con un mecanismo para ocultar incumplimientos en los precios- lo que motivó que el INYM, intendentes de la zona productora y el Gobierno provincial solicitaran a la Nación que elimine la posibilidad de utilizar ese tipo de contratos para la comercialización de hoja verde y yerba canchada.

El Gobierno nacional, por otra parte, no hizo otra cosa que enfurecer todavía más a los productores con sus idas y venidas, compromisos asumidos a medias y falta de certezas respecto a cómo encarar el “problema yerbatero”. Tan es así, que a cada reunión con funcionarios nacionales, sigue siempre una escalada en la intensidad de la protesta.

En su última visita a Misiones, el subsecretario de Agricultura de la Nación Luis Urriza, no supo especificar cuánto dinero se destinaría para financiar la cosecha, ni cómo se instrumentaría el sistema para favorecer que los productores cobren de contado. De ese modo, el funcionario borró con el codo lo escrito con la mano en Buenos Aires, en reuniones que se llevaron a cabo durante el Yerbatazo, lo que encendió la ira de los colonos que a la postre decidieron la toma del INYM.

Ya concretada la toma, el presidente del INYM Alberto Re, viajó a Buenos Aires en búsqueda de que alguien en el ministerio de Agroindustria de Nación facilitara un paliativo para contener a los iracundos productores. Volvió con las manos vacías.

El otro actor central, el instituto yerbatero, genera opiniones encontradas dentro del sector. No son pocos los productores y dirigentes políticos que reconocen en la nueva gestión encabezada por Re una genuina búsqueda de “soluciones de fondo” para los problemas recurrentes de la yerba mate, pero desde otros sectores –especialmente los que sostienen la protesta- consideran que no supo atender los reclamos más urgentes de los productores y le atribuyen a su presidente una “actitud esquiva” frente a la protesta.

Pero si de dar la cara se trata, sin dudas el actor que aparece más presente es el Gobierno de Misiones, que se mantiene activo en la búsqueda de soluciones de fondo, pero también brinda asistencia –dentro de sus posibilidades- para superar las necesidades más urgentes.

Desde el advenimiento de la Renovación, la Provincia marcó como política de estado la defensa del sector yerbatero y particularmente de los pequeños productores y tareferos. Durante todas las concertaciones de precios desde la creación del INYM siempre bregó por levantar los precios de la materia prima y cuando eso no se pudo lograr en el seno del directorio, siempre gestionó ante la Nación para que los precios laudados fueran los más altos posibles. Consistente en esa tradición, el Gobernador Hugo Passalacqua reclama que la Nación laude 50 centavos de dólar como precio para el kilo de hoja verde, postura que supera incluso al precio que piden los productores.

Entre otras medidas de fondo, muchas de las cuales no se instrumentaron por la resistencia de los intereses de la industria concentrada, la Provincia impulsó la creación de un Mercado Consignatario, la puesta en marcha de la Corresponsabilidad Gremial, el cambio en el método de control de palo y la disminución del máximo de palo permitido, la creación de un Fondo de la Yerba Mate y la instrumentación de un Centro de Control de Transacciones.

Por otra parte cada manifestación o reclamo de los productores o tareferos, siempre es correspondida con una gestión provincial. Todas las veces que algún yerbatero salió a protestar, siempre hubo algún funcionario provincial que lo atendió, dando la cara aún cuando las soluciones exigidas no estuvieran en sus manos.

Bandera verde

Todavía faltan varios meses para las próximas elecciones legislativas en Misiones, pero en el Frente Cambiemos ya están en plena disputa por el armado de las listas. El lugar más preciado es el de primer candidato a senador, quien tendría asegurado su ingreso al Congreso aún ante un escenario electoral negativo. El ala radical, poblada de viejos dirigentes expertos en mantenerse en sus cargos perdiendo elecciones, postulan abiertamente al diputado nacional Luis Pastori, mientras que del lado del PRO, el sábado quedó en evidencia que mascarón de proa será Humberto Schiavoni.

Aunque desde el partido de los globos amarillos son puntillosos en remarcar que las candidaturas todavía no están definidas, la reunión de dirigentes provinciales realizada el sábado en el Club Racing de Posadas sirvió de vidriera para los potenciales candidatos. El principal orador fue Humberto Schiavoni quien compartió el palco con Alfredo Schiavoni, Diego Barrios y Miguel Ángel “Tati” López Vedoya, delegado en Misiones del ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

Tanto dirigentes radicales como del PRO, reconocen que su suerte estará atada a la imagen del presidente Macri y prenden velas para que los inconvenientes que enfrenta en su gestión no derrumben su imagen.

Por el lado de la Renovación todavía no se mencionan candidaturas y lo único que tienen claro es la convicción se seguir afirmando el modelo político misionerista, basado en la defensa de los intereses de la provincia con independencia de las fuerzas políticas de alcance nacional.

En este caso, la estrategia electoral imita los lineamientos que sigue la gestión de gobernador Hugo Passalacqua, acompañando las políticas nacionales que favorecen a Misiones, pero también adoptando firmes posturas cuando los intereses de los misioneros puedan verse afectados por alguna medida impulsada desde Nación.

“El modelo misionerista no es kirchnerista ni es de Cambiemos, no es de nadie más que los misioneros”, definieron desde el Gobierno provincial.

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