Habló el autor de la masacre de Hurlingham: «Dicen que maté a toda mi familia, pero no me acuerdo»

Diego Loscalzo declaró por primera vez ante la Justicia tras el quíntuple asesinato. Aseguró que “se enteró” del crimen en una terminal de ómnibus, cuando escapaba.

Diego Loscalzo (35) masacró a toda una familia pero jura que no recuerda nada. Solo pantallazos entre los que jamás aparecen las escenas donde asesinó a su novia, la policía Romina Maguna, ni a los otros cuatro familiares de ella que mató en un ataque que duró 20 minutos y 19 tiros. Lo último que aparece en su memoria, asegura, es el paisaje nocturno de Hurlingham, y él a bordo de su moto hasta que se cae y se lastima. Luego la imagen de una TV en una terminal de ómnibus que cuenta la noticia de la muerte de su novia y más tarde la aparición de varios policías que suben al micro donde él estaba y le ponen las esposas.

Pero del momento del horror, nada. «Dicen que maté a toda mi familia, pero no me acuerdo». Con esa frase, que pronunció el miércoles ante la fiscal Paula Hondeville, el hombre habrá pensado que podía zafar de la condena perpetua que le espera.

Pero no. Una fuente judicial consultada por Infobae puso un ejemplo sobre las posibilidades de que el asesino no reciba perpetua: «Hay más chances de que Messi juegue un Mundial para Brasil». Loscalzo se encamina al juicio -y a la condena- con muchísimas pruebas en su contra. Hace 32 días el hombre disparó contra Maguna, y contra otras ocho personas, entre las que estaban la madre de ella, Juana Paiva, y dos hermanos de la mujer, Vanesa y José Eduardo. Mató a ellos tres y a Darío Díaz (esposo de Vanesa) y provocó el aborto de un bebé que iba a nacer al día siguiente, hijo de José Eduardo. Ahora, el asesino declaró por primera vez ante la Justicia, pero lejos de la culpa, apeló a la amnesia. Ni lloró ni se mostró arrepentido; sólo repitió varias veces ante Hondeville que no tiene registros de la masacre en su memoria.

«¿Qué quiere que le diga?», le preguntó el miércoles el asesino a la fiscal, quien desde esta semana está alojado en el penal de máxima seguridad de La Matanza (ya estuvo en Melchor Romero y en Magdalena).
 «Estábamos por cenar, estaban Romina y Uriel (el hijo de ella, que le pidió por favor que no lo matara) y Cintia (López Gotta, sobreviviente) y me puse a hacer cuentas y balances. Tengo muchas deudas y poco dinero y eso me puso mal. Después no recuerdo más nada, sí que era de noche, iba en la moto y me caí», contó sin ninguna manifestación de angustia.

Loscalzo, que había sido empleado de seguridad de Metrovías (luego pasó al área de Mantenimiento, donde trabajaba al momento del crimen) admitió que tenía registrada a su nombre una pistola 9 milímetros, similar a la que usaba su novia, Romina Maguna, quien integraba la Policía local de Hurlingham.

Ninguna de las dos armas apareció todavía. Se sabe que las balas que usó el asesino son de ese calibre, pero nunca se pudo determinar con cuál ejecutó a sus víctimas. Según él, no sabe qué pasó con esas pistolas. Tampoco, cómo se subió al micro que lo estaba llevando a Córdoba cuando la Policía lo atrapó. «Sólo me acuerdo que estaba en una terminal y vi por la tele el asesinato y me dio bronca, me puse muy muy mal», comentó impasible, y luego dijo que cuando la Policía apareció en el micro él se entregó sin resistencia. Pero, supuestamente, no sabía por qué.

Si bien la fiscal Hondeville pudo determinar en base a testimonios que Loscalzo era violento con Maguna, él aseguró a la Justicia que tenían «una relación normal». Sus contradicciones fueron constantes. Declaró que no era celoso con ella pero que la llamaba «unas ocho veces por día» y que también le mandaba mensajes a una amiga de Maguna para saber «qué le pasaba a Romina». A pesar de que los testimonios de la familia de la víctima aseguran que la pareja estaba separada aunque vivían por razones económicas en la misma casa, él dijo que entre ellos estaba «todo bien» y le juró a la fiscal que no es celoso.

De acuerdo a la información que recolectaron los investigadores, Loscalzo controlaba, celaba, y alejaba de la familia a Maguna. «Hay quienes hablan de violencia física pero no lo tenemos corroborado, ella vivía sumisa, en una relación asimétrica de poder. La familia le cuestionaba que lo aguantara y no lo denunciara», contó a este medio una fuente del caso.

Cintia López Gotta declaró que antes de la masacre «Diego estaba raro» y preguntaba si «Juana iba a volver». La hipótesis de los investigadores es que Loscalzo tenía un encono especial con la mamá de su pareja, quien se supone que esa noche dormía en la casa de Romina por el nacimiento del bebé. Según contó otra sobreviviente, cuando el asesino disparó contra su suegra le dijo «tomá, vieja de mierda».

Pero en ese mar de contradicciones, Loscalzo también reconoció ante Hondeville que tiene denuncias por violencia de género en su contra de dos de sus tres parejas anteriores, con quienes tuvo seis hijos (en una declaración a un psiquiatra de la Policía había dicho que tenía ocho hijos con cuatro mujeres, quizá porque a los chicos de Maguna él los llamaba «hijos»). Y volvió a contar que tiene VIH, aunque en la Justicia no le creen. «Es una sanata», comentó una fuente del caso, quien supone que lo dice para que en la cárcel no lo maltraten sus compañeros de celda.

Tras la declaración, Paula Hondeville cambió la calificación de su imputación. Sobre el crimen contra Romina Maguna, ahora lo acusa de homicidio calificado mediando violencia de género y el uso de arma de fuego.

El asesino además será juzgado por cuádruple homicidio agravado por el uso de arma de fuego (contra su suegra Juana Paiva, Vanesa Maguna, José Maguna y Darío Díaz) y triple homicidio en grado de tentativa contra Camila Maciel, Cintia López Gotta y Mónica Lloret, la mujer que iba a dar a luz el 6 de febrero, al otro día de la masacre. Respecto del bebé muerto, la fiscal cambió la carátula y ahora calificó el delito como aborto, ya que el bebé murió en el vientre de su madre. «Se acreditó que ese bebé nunca respiró fuera del vientre materno, murió dentro de la panza, y eso es un aborto. No es persona, por tanto no puede haber homicidio», explicó a Infobae una fuente del caso.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas