La CGT condenó la política económica y aseguró que sin cambios habrá paros

Juan Carlos Schmid y Héctor Daer cuestionaron «la total irresponsabilidad gubernamental y empresaria» y advirtieron que si no hay respuestas tras la movilización del 7, habrá huelga.

 

Juan Carlos Schmid y Héctor Daer, dos de los tres secretarios generales de la CGT, coincidieron hoy en rechazar «la orientación de las políticas económicas, el creciente desempleo y las suspensiones, despidos y cierres de fábricas»; condenaron «la total irresponsabilidad gubernamental y empresaria» y adelantaron que de «no producirse profundos cambios habrá seguramente paro en marzo próximo».

 

En un reportaje conjunto concedido a la agencia Télam en la sede de la central obrera, en Azopardo al 800, Schmid calificó al gobierno como «de derecha, aunque electo por el pueblo», pero su bagaje «lo lleva a aplicar políticas alejadas de lo sindical».

«En diciembre, el gobierno y los empresarios tuvieron una actitud irresponsable. Una buena señal hacia la CGT sería ahora la reincorporación de todos los despedidos y suspendidos y que las compañías abonen el bono de fin de año que burlaron. La confianza, una vez perdida, tarda mucho en regresar. Ese es el tono en el que se discute, aunque el diálogo sectorial debe seguir», dijo Schmid.

 

«De no haber respuestas luego de la movilización del día 7 y, de continuar las suspensiones, despidos y pérdida del poder adquisitivo, por propio peso habrá huelga», aseveró Schmid.

El dirigente señaló que «esas políticas se instrumentaron casi sin compensaciones y motivaron la actual confrontación», en tanto Daer (Sanidad) explicó que «el real problema de fondo es que el Ejecutivo no comparte el diagnóstico de la central obrera».

 

«La realidad es crítica y sigue cayendo. No hubo inflexión desde el último semestre de 2016 y no rebotaron ni la economía ni el empleo. El horizonte es frío. La supuesta llegada de inversiones -algo aún verde- no reincorporará a los despedidos. Eso es capitalismo. No habrá dinero sin expectativa de ganancia», realzó.

 

Para Schmid, el gobierno «se pobló de CEOs y considera que tiene el mejor equipo de gestión en años, pero la seguidilla de errores y enfoques encontrados con la realidad demuestra que no acierta a reactivar el aparato productivo», y añadió que su visión sobre «el mundo, la industria nacional y las relaciones tripartitas está en las antípodas sindicales, que sostiene la justicia social».

 

Daer aseguró que la CGT actuó «con responsabilidad durante más de un año de gobierno»; indicó que el Ejecutivo tuvo tiempo para producir «reformulaciones» y subrayó que «no hubo aciertos ni siquiera luego de devaluar la moneda, acordar con los fondos buitre y reducir las retenciones», ya que las medidas recayeron sobre «los sectores más vulnerables de la sociedad argentina».

 

Schmid consideró a su turno que, no obstante, «siempre hay tiempo para cambiar», pero opinó que ello debe producirse en el contexto de «una gran mesa de diálogo y de reconocimientos, porque el tema central es que en la calle no hay una moneda y, sin eso en el bolsillo, es imposible reactivar la economía interna».

 

«Hay temas y resultados objetivos: más pobreza, desocupación, caída del salario real, dólar bajo, retraso cambiario, inflación, retroceso del poder de compra y endeudamiento. En cualquier lugar del mundo eso implica que la realidad estalla. El gobierno no redujo el déficit fiscal, no generó competitividad en términos mundiales y, la teoría del presidente Mauricio Macri de que los 20 mejores países son los que tuvieron más intercambio, es de otro planeta. Estados Unidos se cierra sobre sí; México y China tendrán muchos sobrantes. Los comercializarán incluso por debajo del costo de producción. El problema de la nación asiática no es ganar o perder sino mantener la maquinaria. Esos sobrantes o excedentes productivos los colocará sin importarle el precio. Es un monstruo hacia adentro, y eso es lo que no ve el gobierno», afirmó Daer.

 

Los sindicalistas coincidieron en que ninguna acción gremial es «un fin o un tema deportivo, porque se realiza a la par del reclamo de rectificaciones», y adelantaron que luego del 7 de marzo el gobierno deberá comprender que «el diagnóstico de la CGT es correcto porque, de lo contrario, habrá más protestas».

 

«Se carece de un punto de arranque común. Para el gobierno las cosas están bien. Para la CGT, son complicadas. No coincidir en el diagnóstico hace difícil todas las conversaciones», dijo Schmid.

 

El dirigente marítimo reivindicó «el diálogo y el acuerdo tripartito entre funcionarios, empresarios y trabajadores, una perenne propuesta de la Organización Internacional del Trabajo».

 

En otro orden, Daer aseguró que buena parte de las intenciones de la gira oficial a España anida en «el intento de recoger la experiencia de crecimiento de la industria automotriz de ese país -por lo que viajaron gremialistas metalúrgicos (UOM) y mecánicos (SMATA)- y también petroleros -Guillermo Pereyra- a partir del acuerdo extraconvencional de Vaca Muerta», aunque no ahorró sutiles críticas al rural y estibador Gerónimo Venegas -invitado por el Presidente- a quien calificó como «amigo del gobierno», quien «de seguro aprovechará para criticar la marcha del día 7».

 

Ante ello, Daer y su par de conducción aseguraron que «la CGT defenderá a ultranza los convenios colectivos» laborales.

«Vaca Muerta adecuó un convenio colectivo de extracción convencional a una tarea diferente de gas no convencional. Ese gremio adoptó una decisión, pero no modificó las condiciones de otras regiones y de todos los petroleros. Hay que ser precisos y no sumarse a la versión patronal y de algún sector del gobierno, que procura ir por todo y flexibilizar como único modo de escape. Es posible emerger con el propio sistema. Si el gobierno propone la otra salida debería haberlo advertido a sus votantes. De elegir esa vía, tendrá un revés político, más allá de lo gremial», dijo.

 

Por último y, ante una consulta respecto de si la solución podría ser un recambio de gabinete, Schmid aplicó el manual: «Ese es un resorte del Ejecutivo, aunque debería saber que no puede enviar al zorro a cuidar el gallinero», y coincidió con Daer al expresar: «En áreas específicas como comercio, producción e industria los intereses de los funcionarios compiten y colisionan de manera permanente con lo personal: Eso es inadmisible», concluyó.

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