La familia de Marie-Anne Erize recuerda su infancia “feliz y salvaje en la selva misionera”

Con algunas reservas para conceder la entrevista, Françoise Tisseau de Erize (88), junto a su hija Yolande Erize (66), se mostraron dispuestas a conversar con Misiones Online ante la propuesta de revivir los recuerdos de la infancia de Marie-Anne durante su paso por Wanda, a quien la apodaron “Tacuarita”, por su delgadez.

En el reportaje, compartieron algunas anécdotas de su vida cotidiana en el monte, de sus vínculos con la provincia y de los recuerdos que mas atesoran. “Fuimos muy, pero muy felices en Wanda, tenemos lindas anécdotas de nuestra crianza en el monte, tenemos amistades que mantenemos a pesar del tiempo, la distancia y todo lo que vivimos”, arrancó Yolande, quien en la actualidad está a cargo del cuidado cotidiano de su madre.

 

El encuentro tenía además una misión especial, ser emisarios del libro titulado “La Desaparecida de San Juan”, que fue publicado en 2011 por el periodista francés Philippe Broussard con la editorial Planeta. El ejemplar debía llegar a manos de sus entrañables amigas, Mercedes Aidé Thomas (Tía Coca) y su hija Haydée (Tía Chom), quienes viven actualmente en Posadas.

 

Hoy con 88 años, con dificultades para oír y caminar, Françoise no pierde el carácter ni la memoria, refleja mucha paz y mucha entereza al hablar de la causa de su hija y su lucha por la verdad ante su desaparición, como también sensibilidad al recordar la vida que tuvo como joven madre en la provincia de Misiones. Una mujer de fe, cristiana y de fortaleza espiritual, recordó su devoción por el sacerdote amigo Santiago Bakker, de origen holandés, de la Congregación del Verbo Divino. Su traslado de Buenos Aires al norte de Misiones fue uno de los motivos por el cual se decidió a viajar a la provincia.

 

En la familia reconocen que hay un antes y un después muy marcado por sus vivencias en Wanda. Llegando a la tierra colorada en los años 50,  los recuerdos de los juegos de la infancia, los baños en los saltos de las Cataratas del Iguazú, las intensas lluvias y el barro colorado, el andar descalzo, el trepar los árboles, las cabalgatas matinales, las comidas caseras y tardes de encuentro de té y tortas con sus amistades -que aún mantiene a través de la distancia y el tiempo-, le generaban alegría y un brillo muy especial en los ojos claros de la anciana mujer durante el reportaje.

 

Risas, anécdotas, emociones, y silencios. Así transcurrió la entrevista, con la cordialidad de dos mujeres, fuertes y orgullosas de sus orígenes y de su lucha, que compartieron un encuentro decididas a dar a conocer un poquito más de todo lo fue en vida Marie-Anne.

MOL: ¿Cómo recuerdan su paso por Misiones? ¿Cómo fue que decidieron vivir un tiempo en Wanda y porqué regresaron a Buenos Aires?

Françoise: Fue por mis suegros, que tenían 3 hijos, tenían una casa de comercio de ramos generales. Los hijos crecieron, se fueron casando, formando sus propias familias, teniendo hijos. Iban a hacer una cooperativa, y finalmente decidieron vender la casa de comercio. Así que había que buscar un nuevo trabajo.

Yo había estado un tiempo antes de casarme en Misiones, durante un mes, invitada por una gran amiga. Así que le escribí y le consulte si no necesitaban un capataz, o si había un trabajo que podría hacer mi esposo. Y justo lo necesitaban. Así que decidimos irnos con los tres chicos: Marcos, que nació en 1949, Yolande, en 1950 y Marie-Anne en 1952, mi esposo y yo. Mis tres primeros hijos nacieron en Espartillar, pero eran muy chicos cuando fuimos a Misiones, y se criaron allá.

YE: Somos misioneros de crianza. Yo me siento misionera porque fui a los 5 años y Marie-Anne cumplió los 3 años allá. Vivimos en Wanda hasta los 12 años, que fue cuando nos volvimos para iniciar la secundaria porque en aquella época solo había escuela primaria.

Después nacieron tres hermanos más en Misiones. Somos 7 hermanos. Marcos, después venía yo, Marie-Anne, que nacimos en Buenos Aires, el resto en Misiones.

Antes de instalarnos en Wanda vivimos en otros lugares de la provincia, estuvimos en Esperanza, después en El Tupi. Mi padre además trabajó un tiempo en Posadas, ya que fue el primer concesionario oficial de Citroen en la provincia.

Françoise: Cuando llegamos, nos dieron una casa en plena selva misionera, cerca del arroyo El Bonito, donde lavábamos la ropa. Durante 11 noches seguidas tuve que matar arañas gigantes!!

Éramos muy aventureros con mi esposo. Los chicos fueron criados en el monte, entre las arañas pollito, el barro colorado y la selva, pero éramos tan felices!

 

MOL: Albert Erize fue el primer intendente de Wanda -interventor municipal-, siendo extranjero. Hay una calle con su nombre, como un reconocimiento. Construyó la primera estación de servicio de la Shell en Wanda, empresario, emprendedor, fue un pionero en muchas cosas para la época. Fue un hombre muy querido y bien recordado, evidentemente tenía personalidad con fuerte liderazgo.

YE: Totalmente. Y todos sus hijos lo heredamos. Tenemos carácter.

Françoise: Yo fui la primera que estuvo primero en Misiones, fui invitada por una amiga y viajamos con las hijas Tissau (de los relojes suizos), que eran hermanas y mis amigas del colegio. Viajamos desde Retiro en tren a Misiones y estuve un mes. Por eso se me ocurrió volver después con mi esposo y los chicos.

El monte me gustaba, todo muy salvaje. Hacíamos paseo a caballos. Plantábamos mandioca, yerba, naranjas. Lavábamos la ropa en un arroyo, vivíamos enfrente a una ex envasadora de Palmitos, camino al arroyo El Bonito. Todas las tardecitas las chicas volvían a casa trayendo ananás. Muy lindos recuerdos.

Nos hicimos muy amigos de los dueños de la cooperativa de Wanda.

YE: En aquella época, había dos clases sociales muy marcadas. Los extranjeros (Alemanes, Holandeses, Polacos, Suizos) y los criollos. Se notaba la diferencia. Tuve grandes amigas que no la dejaban noviar con un criollo. Si no era un polaco no era aceptado en la familia. Había cuestiones sociales de la época muy marcadas.

La verdad que fuimos muy felices en Misiones. Papá compró 5 hectáreas, íbamos a la escuela a caballo porque estaba a 5 kilómetros la escuela primaria.

 

MOL: ¿De alguna manera, les marcó la infancia vivida en Misiones?

YE: Si. De por vida me marcó Misiones. Pero literalmente tengo las piernas marcadas de cicatrices (risas). Nosotros jugábamos en los saltos de las Cataratas del Iguazu, desde el Salto las Dos Hermanas era costumbre que nos tiráramos. Estoy con tajos en la pierna, porque nos trepábamos y al tirarnos detrás del salto (5 metros de altura), en una oportunidad toqué fondo y me dí con las piedras. Me abrí la pierna. Era una bestia salvaje total. Andaba siempre descalza. En cambio, Marie-Anne era más fina, más coqueta, yo era muy salvaje.

 

MOL: ¿Y tienen amistades que mantienen hasta hoy?

YE: Si. Tía Coca (Mercedes Aidé Thomas), la familia de José María Thomas. Crecimos con sus hijos, la Chom (Haydée), Eduardo y Chiquito. Todos muy amigos de la familia Erize.

Tia Coca y Amiga Chom
Amigas extrañables. La Tía «Coca» y Haydée Thomas.

 

MOL: ¿Por qué se fueron de Misiones?

Françoise: Resulta que no había secundaria. Yolande debía comenzar la secundaria a los 12 años y no teníamos donde. Era 1962. Marcos había iniciado este nivel en un internado pupilo en Posadas. Pero después no quisimos hacer eso con las chicas. Además ya habían nacido tres hermanos más en Misiones.

 

MOL: ¿Volvió alguna vez a la provincia, o le gustaría regresar a Misiones?

Françoise: Si. Me hubiera gustado volver, pero para visitar. A ver a mis amigas.

A vivir no. Más aun sin mi hija Marie-Anne. Pero si hubiera alguna actividad por la memoria y justicia de Marie Ann, estoy dispuesta a viajar, hago el esfuerzo.

Uno de los últimos viajes de Françoise fue a Roma, en marzo de 2016, para un encuentro con el Papa Francisco, quien la abrazó, besó y bendijo en su representación a todas las madres que tienen hijos desaparecidos durante la época del terrorismo de estado cívico militar en la Argentina.

 

Por Patricia Escobar 

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