Habló la madre de Marie-Anne Erize, la joven franco-argentina asesinada por el represor misionero Olivera: “quiero saber dónde está el cuerpo de mi hija”

La recaptura del represor misionero Jorge Antonio Olivera, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad en el juicio histórico realizado en la provincia de San Juan en 2011, entre ellos, por el secuestro, violación y asesinato de la joven modelo franco argentina Marie-Anne Erize (24), desaparecida en el año 1976, removió el dolor de la familia Erize.

 

En una entrevista exclusiva con Misiones Online -realizada en Buenos Aires-, a la que gentilmente accedieron la anciana madre de la víctima, Françoise Tisseau de Erize (88), junto a su hija Yolande Erize (66), se refirieron al proceso que transitan en el tiempo con la desaparición física de Marie-Anne, su indignación, su dolor, sus esperanzas por justicia y de llegar a saber algún día dónde está su cuerpo. Este reclamo de la familia persiste, como el dolor de la pérdida, y es el motivo de lucha por Memoria, Verdad y Justicia de lo que consideran la peor época del terrorismo de estado cívico militar de la Argentina.

 

Por otra parte, en la entrevista se logró captar épocas felices de la familia con Marie-Anne, que fue durante su infancia vivida en la localidad de Wanda, Misiones. Entre anécdotas y risas, madre e hija recordaron los tiempos vividos en la belleza salvaje del monte misionero y la tierra colorada donde repetían que fueron “muy felices”.

 

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El asesinato de Marie-Anne

 

Hija de los franceses René Alberto Erize y Françoise Tisseau de Erize, la joven Marie-Anne pasó su infancia en la localidad de Wanda. En su adolescencia se radicó en Buenos Aires, para continuar los estudios secundarios, después su camino siguió con trabajos de modelo publicitaria, ante su particular belleza física. Fue Miss Siete Días y tapa de reconocidas revistas como Gente, y hasta se llegó a crear el mito que fue  musa inspiradora de Joan Manuel Serrat, quien escribió un tema en su honor (La montonera), pero el mismo artista confirmó a la familia que esta canción escribió en 1968, mucho antes de conocer a la modelo franco-argentina .

 

Pero también Marie-Anne fue estudiante de la Carrera de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, e inició un camino con fuerte trabajo social. Trabajó como administrativa y recepcionista en la compañía aérea Austral, de donde pidió ser transferida a Mendoza, y permaneció hasta 1976, para estar cerca de su novio Daniel Rabanal, del movimiento Montonero. Desde allí se radicó en San Juan, ya temiendo por su seguridad, y donde fue finalmente detenida, secuestrada y asesinada.

 

Su trágico destino se presentó una tarde del 15 de octubre de 1976, cuando la joven acudió a una bicicletería en las inmediaciones de Trinidad en San Juan para arreglar una cubierta de su bicicleta. Allí fue secuestrada por tres hombres, en la esquina de las calles General Acha y Abraham Tapia, a sólo pocas cuadras de la Plaza 25 de Mayo, espacio principal del centro de la Ciudad de San Juan. Después, la bella modelo desapareció.

 

La justicia llegó 35 años después, sus abogados querellantes lograron testimonios que permitieron reconstruir lo que sucedió con la modelo y se pudo probar que los responsables del secuestro, violación y desaparición de la joven Erize fueron los condenados en el juicio realizado en 2011 en San Juan: el general retirado Luciano Benjamín Menéndez,  Jorge Olivera y Eduardo Vic, todos ya procesados por otras causas de delitos de lesa humanidad.

 

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Una herida abierta

El ex militar retirado con el grado de Mayor del Ejército Argentino, Jorge Antonio Olivera, es misionero. Nacido en Posadas el 10 de agosto de 1950, tras egresar del Colegio Militar de la Nación en 1971, le tocó vivir en varias provincias del país como Neuquén, San Juan, Buenos Aires, Corrientes y Córdoba.

Tras la condena, Olivera estaba prófugo desde el 25 de julio de 2013, cuando logró escaparse del Hospital Militar Central Dr. Cosme Argerich, donde había sido trasladado para ser atendido en el servicio de psiquiatría. Tras una investigación del fiscal Franco Picardi, fue hallado por la Policía Federal Argentina (PFA) escondido en el baúl de un auto en la casa de su ex esposa, Marta Ravasi, en Vicente López, Buenos Aires. Se había escapado del Hospital junto al otro represor Gustavo Ramón De Marchi, ex Capitán de la fuerza mencionada, recapturado en el año 2015, quien también estaba condenado.

 

El caso de Olivera adquirió repercusión internacional en el 2000, cuando en la Argentina estaban vigentes las leyes de impunidad y fue detenido en Italia acusado del secuestro y tortura de Marie-Anne Erize, por pedido de la justicia francesa. Pero lo mantuvieron 45 días preso y después lo liberaron, por medio de una falsificación de documento donde se constaba que la joven estaba muerta, cuando en realidad su cuerpo nunca fue encontrado, y estaba desaparecida. El siniestro personaje disfrutó después unos años de impunidad hasta que la reapertura de los procesos judiciales a partir de la anulación de las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y de los indultos permitió comprobar su culpabilidad. Fue juzgado por medio del juicio que se llevó adelante finalmente en San Juan, pero se fugó en el 2013 tras la condena a perpetua.

Tras ser recapturado a fines de enero de este año, Olivera quedó en manos del Servicio Penitenciario Federal y de la Justicia de San Juan. Fue trasladado a la Alcaidía U-28 del Servicio Penitenciario Federal por disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 11 a cargo del Dr. Claudio Bonadío,  Secretaria Nº 22.

 

Misiones Online (MOL): ¿Cómo tomó la noticia de recaptura del asesino Olivera?  

Françoise : Me alegré, aunque eso no me devuelve a mi hija.

El se escondió en el baúl del auto cuando lo descubrieron. Pero la policía se dio cuenta al encontrar ropa tirada sobre la cama. Se apuro de esconderse pero, menos mal,  lo agarraron de nuevo. Hacía unos 3 años y medio que estaba prófugo.

MOL: ¿Tuvieron miedo durante ese tiempo que estuvo prófugo de la justicia?

Yolanda Erize (YE): Si. Un poco. Aunque tratamos de estar serenos y de superar esto. No se puede vivir con miedo tantos años con todo esto.

Mantenemos la lucha por la verdad y justicia por la desaparición y muerte de mi hermana. Estuvimos en el juicio en San Juan, yo participé con mi testimonio y también mi hermano Esteban. Fue la primera vez que hablamos públicamente. Esto decisión de hablar solo en el juicio fue porque la familia, durante todo este proceso, tuvo el apoyo económico del gobierno francés para pagar un abogado, para que sea quien lleve adelante la investigación de Marie Anne, desde el año 1976.

Cuando arrestan en Italia a (Jorge) Olivera por primera vez, nuestro abogado  -que  representaba además a los 17 franceses detenidos y desaparecidos en la Argentina- es quien salió a los medios a realizar declaraciones en nombre de la familia, ya que decidimos que sea el vocero desde entonces, para que no nos expusiéramos, más aún para proteger a nuestra madre. Pero cada uno de los hermanos, a su manera, en estos años participaba en su pueblo todos los 24 marzo en algún acto  por Memoria y Justicia. A mí la militancia me ayudó a seguir adelante…

 

El libro que escribió muy bien el periodista francés Philippe Broussard, que se interesó particularmente por la historia de Marie-Anne y lo titulo “La Desaparecida de San Juan”, de alguna manera fue el canal que internacionalizó públicamente la historia de mi hermana. Nosotros, la familia, en todos estos años hablamos muy poco, porque preferimos preservarnos.

 

El periodista francés investigó muchos años, conversó con 70 personas que la conocieron a mi hermana, recorrió lugares donde estuvo, hablo con mucha gente para lograr reconstruir su historia.

No llegó a viajar a Misiones aún, pero logró reconstruir muy bien nuestra infancia en la provincia, y proyecta continuar y viajar en un futuro a Wanda porque tiene interés  en continuar con la historia.

 

 

MOL: ¿Y en la actualidad, cómo están con la lucha de Verdad, Memoria y Justicia por Marie-Anne?

Françoise: Nada la va a resucitar. Me consuela pensar que esta con su padre, quien falleció hace 20 años (en 1993). Yo soy muy creyente, y sé que están juntos en un lugar en el cielo. Ese es mi consuelo.

MOL: ¿Y cuál consideran es la materia pendiente en la lucha por los desaparecidos de la Argentina?

YE: Saber dónde están los cuerpos. Estos asesinos nunca dijeron donde la enterraron a mi hermana. Ellos niegan todo. Pero hay testigos de lo que hicieron con Marie-Anne. Una persona que participó contó todo, y después lo asesinaron porque fue testigo de lo que hicieron. Pero ya lo había contado todo.

Françoise: Lo único que nos dijeron ellos en algún momento fue que la iban a poner “dos metros bajo tierra”. Eso fue cuando hicieron un allanamiento en nuestra casa en Buenos Aires, cuando ella desapareció. Me dijeron que estaba condenada a muerte, que “no valía la pena escribirle”.

YE: Si hay algo terrible en un ser humano es esa incertidumbre. No saber dónde está el cuerpo duele, es una herida abierta. (silencios)

Mamá la fue a buscar a Marie-Anne unas semanas antes de su secuestro y desaparición. Le dijo “vamos, que te sacamos del país”. Pero ella no quiso, ella no se sentía en peligro. No dimensionaba.

El juicio para mí, de alguna manera, fue reparador. Pero esa impunidad que tienen estos asesinos, con tantos cómplices a nivel internacional, realmente indigna.

Françoise: Nosotras nos vimos en la Catedral de San Juan cuando la fui a buscar. Yo tenía todo organizado con la Embajada para poder sacarla del país, pero ella solo quería saber dónde estaba el novio, estaba muy enamorada, quería estar cerca.

 

 

Por Patricia Escobar

 

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