Ley de talles, la deuda pendiente de una sociedad formateada por estereotipos

En el país y en la provincia no hay ninguna legislación que dé respuesta a una demanda permanente de quienes buscan indumentaria y viven un verdadero calvario porque no encuentran ropa de su talle.  Desde el Inadi, advierten que por acción o por omisión, los propietarios de los locales comerciales pueden manifestar actos de discriminación, si algún cliente es advertido que “no venden ropa de su talle”.

 

Vivimos inmersos en una sociedad que tiene incorporada la cultura con determinados parámetros. Lo que no cumple con ciertos requisitos queda excluido. Así, no hay lugar para la diversidad de cuerpos. Se suma además la hiperestimulación visual, que transmite una serie de normas, valores e ideales que acabamos incorporando, sin darnos cuenta. Imágenes que se suceden permanentemente, bombardeándonos con el “ideal de belleza”: carteles publicitarios, maniquíes con cuerpos perfectamente flacos, marquesinas de teatros con esbeltas vedettes, publicidades para adelgazar… son solo algunos de los signos que nos invaden en el espacio público. Sin embargo, según diversos sondeos y encuestas, la mayoría de la población no encaja en dichos parámetros. Eso genera muchos sentimientos negativos: frustración, complejo, odio y bronca.

En ese marco no debería llamar la atención que no exista en la Argentina una ley nacional de talles, para que la mayoría de las adolescentes y mujeres puedan comprar ropa de moda con facilidad y sin prejuicios sobre su cuerpo.

En Posadas existen muy pocos comercios de ropa que ofrezcan a sus clientes la posibilidad de elegir lo que les gusta sin verse obligados a ponerse lo que encuentran. Hay escasas excepciones y una de ellas es el local de Lorena Barthe, que cuenta que cuando abrió, hace 11 años, vendía ropa de talles pequeños y llegaba mucha gente que, como ella, necesitaba talles más grandes. Encima, estaba embarazada y cuando llegaba a alguna de las pocas tiendas que ofrecían prendas futura mamá la disfrazaban. Empezó a buscar ropa en Buenos Aires, y se dio cuenta que tampoco era fácil. Fue un verdadero desafío para ella. Al principio fue difícil porque todo lo que había en talle grande era ropa tipo sábana. Lorena afirma que a la mujer argentina le gusta marcar el cuerpo, por más que sea gordita y que además quieren ropa acorde a su edad.

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“Cuesta encontrar ropa linda en talle grande. Todo lo que te ofrecen son camisolas floreadas, tipo túnica… el trabajo de encontrar algo que te guste es constante y arduo”, dice Lorena, que además cuenta que “la clientela de talles grandes es distinta, porque no está de acuerdo con su cuerpo y ya entra a este local con esa carga social que tiene afuera. Entra gente muy enojada, porque tiene que terminar comprando, porque se recorrieron todo Posadas sin encontrar nada. Entran con esa carga emotiva y uno tiene que afrontar eso”.

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En su calidad de clienta, Lorena afirma que no se compra nada fuera de su tienda, porque no consigue. Salir a comprar afuera es todo un tema –dice-. Te da bronca, impotencia, es una clara situación de discriminación que no se da solamente con la ropa: tengo muchas clientas acá en Posadas que no entran en la butaca del cine…

“Esta es una sociedad formateada para determinado molde y, si no encajás en ese molde, te quedás afuera”, asevera Lorena que además comentó que muchas de sus clientas no van a su local a probarse ropa porque piensan que no van a encontrar nada. Por eso tuvo que implementar el sistema de ventas por internet y en marzo va a lanzar el programa “Lole en tu casa”, a través del cual las vendedoras irán a la casa de las clientas con una Tablet con el catálogo disponible.

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Teléfono para los legisladores

Julián Seniuk, delegado del INADI, explica que en Misiones no solo no hay una ley de talles sino que tampoco hay ni siquiera un proyecto sobre el tema. Cuenta además que la implementación de la norma genera mucha resistencia, por parte de los comerciantes, por el stock que tendrían que tener en caso de tener que cumplirla. Pero consigna un dato interesante: “si nos remitimos a la definición de lo que es un acto de discriminación, que sostiene que para que exista discriminación alguien le tiene que quitar a otro la posibilidad de ejercer un derecho, en este caso sería por caracteres físicos, porque la discriminación no se da solamente a través de un acto sino también de una omisión, y en este caso habría una omisión porque el empresario o el comerciante estarían ejerciendo discriminación por omisión”.

Para Seniuk una persona excedida de peso no puede sentirse discriminada hasta tanto no pase la puerta de un local comercial y le digan que no hay ropa de su talle.

Brenda Mato es modelo “plus size” y cuenta que pasó del “No puedo” al “Vos también podés”. Histriónica desde la cuna, no se imaginó como modelo, porque tenía la idea errada de la moda, el modela y ese mundo no encajaban con sus formas. Pero además trabaja en Cuerpos en riesgo de extinción (Endangered Bodies), también conocida como AnyBody Argentina, una organización que genera conciencia y lucha contra la epidemia del odio corporal; centrada en la representación de la mujer en la sociedad y otros temas feministas.

Brenda contó que en Argentina vienen trabajando desde el año 2011, y entre otras cosas, proponen que se sancione una ley de talles que sea nacional, que sea coherente e inclusiva. Pero además piden que se normalicen los talles, y que un talle 40 tenga las medidas de un talle 40 en todos los locales, porque lo que sucede actualmente es que las medidas las decide cada marca de ropa.

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“Queremos una ley que sea inclusiva, es decir, que se empiecen a utilizar los talles promedio en todo el país. Es muy importante que conozcamos cuales son las medidas argentinas, para que nadie quede afuera y para que los fabricantes no sientan que esto es algo que va en contra de ellos y que nosotros queremos que dejen de vender y tengan pérdidas. La idea es que puedan conocer a sus consumidores y empiecen a fabricar para ellos”, explica.

Desde Anybody Argentina se realizaron encuestas para saber qué pasa con los consumidores, con respecto a los talles. Ya van por la quinta encuesta y los resultados siguen siendo los mismos: 7 de cada 10 personas tienen problemas para encontrar ropa de su talle.

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“La idea de luchar contra la epidemia del odio corporal, es ese constante mensaje de que nuestro cuerpo está mal y constantemente nos dicen que tenemos que tenemos que cambiarlo para lograr la felicidad. Lo que tratamos de proponer es la aceptación y el entender que las personas venimos en todo tipo de cuerpos y de formas y que no necesitamos cambiar nada para lograrlo. Todos somos distintos: venimos en cuerpos distintos y eso es lo que nos hace únicos bellos e importantes. Que pretendan hacernos entrar en un único molde nos quita valor como seres humanos”, señala.

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Hace pocos días Brenda tuvo la ocurrencia de salir desnuda a la calle, para concientizar sobre el problema de la falta de talles: “fue una forma de expresar que, si no encuentro nada para ponerme que me guste, tengo que salir a la calle desnuda”, explicó.

“El tema de la falta de talles y de la no normalización de talles es una discriminación constante. El mensaje es que si no pertenecés al estereotipo no podes decidir cómo vestirte y tenés que conformarte con lo que encontrás, poniéndote lo que te entra y no lo que te gusta. Considero discriminatorio el hecho de negarle la identidad a una; de decirle: vos no te podes vestir como te gusta sino que, porque tenés un cuerpo que no encaja con cierto patrón, tenés que vestirte con lo que podés y no con lo que querés”.

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