Reflexión del Pastor Decena: Tenemos un Dios grande

La Biblia nos invita a poder meditar en la naturaleza de la palabra profética, en algunos eventos finales de la historia como lo presenta el Señor en su bendita Palabra y qué parte tiene en la vida espiritual de cada cristiano. Veamos lo que nos dice la Santa Palabra.

 

2° Crónicas 2:5 “Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses”.

LA NATURALEZA DE LA PROFECIA.

Apocalipsis 19:10. …el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía

El testigo fiel y verdadero es Jesús, y el testimonio significa toda su vida testificando de la grandeza de Dios y siendo el segundo Adán, marcando el modelo real que debemos seguir, no podemos seguir el modelo de Jeremías, de Eliseo o de Elías, si bien podemos imitar muchos aspectos de sus vidas, tenemos que seguir el modelo perfecto de Jesús.

Debemos entender que Jesús resolvió la ira de Dios en la cruz. Además entender que ahora vivimos en una época de gracia, por el nuevo pacto de la sangre de Cristo. Jesús encarna la nueva vida perfecta bajo la gracia de Dios y Jesús es el modelo del profeta del Nuevo Testamento.

Cuando los discípulos de Jesús intentaban operar según la mentalidad del Antiguo Testamento, Él los corregía. Y esto es lo que ocurre con mucha gente, no se da cuenta de la diferencia de operar bajo la gracia, y además que el evangelio de Jesús no funciona bajo el  inservible y obsoleto pacto de la ley.

Y esto debemos declararlo para desarraigar toda confusión. ¡El pacto antiguo pasó porque era ineficiente!

NVI (Nueva Versión Internacional)- Hebreos 8:7 “Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto”.

Por ejemplo Juan y Jacobo querían pedir fuego del cielo sobre la aldea de los samaritanos que no los quería recibir, era tal la autoridad que el Señor compartió con ellos, pero el Señor les reprendió, Lucas 9:55-56 (NVI) “Ustedes no saben de qué espíritu son —les dijo—, porque el Hijo del Hombre no vino para destruir la vida de las personas sino para salvarla”.

O sea cualquiera puede hacer énfasis en lo que se le ocurra, pero debemos poner el énfasis en la misericordia y no la condenación, hay que seguir el pensamiento de Cristo y no nos vamos a confundir.

El Espíritu del divino Maestro nos debe guiar, y sus pensamientos y su visión será la nuestra.

El antiguo testamento hace énfasis en la destrucción, y en la gracia de Dios se hace énfasis en la construcción, en el Nuevo Testamento se hace énfasis en la edificación. Se hace énfasis en la salvación y no en la condenación.

Bajo el nuevo pacto de la gracia no hay lugar para una actitud condenatoria. Y donde se ve una visión del antiguo pacto en la supuesta palabra profética es pura destrucción y condenación. Fíjese en esta palabra de Romanos 8:1-3.  “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”.

Jesús nos enseña a dejar ese tipo de mentalidad del antiguo pacto, en Juan 8, cuando los escribas y fariseos le trajeron a Jesús una mujer sorprendida en el mismo acto de adulterio, Jesús se negó a actuar de acuerdo a una mentalidad del Antiguo Testamento. Ellos le dijeron: “Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Jesús se inclinó hacia el suelo y por un instante los escribas y fariseos debieron pensar ¡Lo atrapamos en su error! No sabe que contestarnos! Sabiendo que si Jesús se negaba a apedrearla sería condenado por no obedecer la Ley de Moisés.

Pero Jesús escribió en tierra con el dedo. Tal vez empezó a escribir los Diez Mandamientos, al igual que había hecho Dios con el dedo sobre las tablas de piedra. Pero ellos persistieron y le presionaron sabiendo que lo atraparían si Él se negaba a tomar acción.

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra” Juan 8:7-8.

“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?’ Ella dijo: ‘Ninguno, Señor’. Entonces Jesús le dijo: ‘Ni Yo te condeno; vete, y no peques más’” Juan 8:9-11.  Y esa es la gracia: no condenar y persuadir con mucho amor para que la persona se arrepienta.

Jesús nos advirtió que no juzgáramos a nadie:

Lucas 6:37  “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”.

En lugar de condenar, nuestro comportamiento debe seguir el modelo de Jesús, quien hasta el final de los siglos, “vive siempre para interceder” por nosotros (Hebreos 7:25). Nuestra actitud debe ser más de interceder por los perdidos, que tomar posiciones desde donde se juzga y condena.

Algunas personas todavía intentan dar profecías llenas de juicio, basados en el modelo del Antiguo Testamento, al ver los errores del pueblo y amonestarles duramente por los mismos. Pero fácilmente caen en el error de hacer  la misión del acusador de los hermanos! Apocalipsis 12:10-11. El mensaje de Cristo era siempre con mucha paciencia y amor buscando el cambio de la persona.

Al diablo le encanta que toda persona se sienta condenada, acusada y aterrorizada por el inminente juicio que tiene sobre su cabeza. Y algunos tienen el ministerio de la condenación, pero Jesús pone sobre nosotros el ministerio de la salvación.

Nuestra palabra debe ser siempre con compasión. La proclama de muerte y condenación bajo el pacto de la gracia, no solo puede evidenciar confusión sino corazones duros sin sanar y emociones lastimadas.

Deberíamos someter nuestras almas a la sanidad divina y se verá distinto al prójimo, deseándoles vida y salud, entonces lo único que saldrá de nuestras bocas será intercesión para ellos y palabras de bendición.

Bajo el nuevo pacto la presencia del Espíritu Santo viene a vivir dentro del cristiano, pudiendo sanar todas las heridas del alma, si la persona le permite, entonces esta magnífica posibilidad nos ayuda y es algo que nadie en el antiguo pacto pudo experimentar.

Allí es cuando nuestra visión de la gente se vuelve sana, positiva, llena de amor y fe. Y recién allí entendemos a Cristo, el cual era acusado por los religiosos del antiguo pacto porque comía con los pecadores.

Veamos algunos eventos profetizados del fin la historia, que siempre serán un llamado amoroso al arrepentimiento y aceptar a Jesús como el Salvador de nuestra vida.

1) La tierra temblará.

Cuando Cristo murió dice la Biblia que la tierra tembló y las piedras se partieron. Y dice la biblia que también acontecerán terremotos.

Mateo 24:7 “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes”.

Cuando una mujer está esperando a su hijo, comienza a tener dolores de partos, que comienzan suavemente y de forma aislada, luego las contracciones se hacen cada vez más seguidas y más fuertes.

¿Será casualidad que Cristo dijese que los terremotos irán en aumento, y será como principio de dolores de parto antes de su regreso?
Romanos 8:22 “Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto.”
2) Plagas y Hambre.

Lucas 21:11 “Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias por todas partes, cosas espantosas y grandes señales del cielo”.

Las enfermedades parecen multiplicarse, hay más Accidentes Cerebro Basculares, Hipertensión, estrés, hepatitis, dengue, zika, diabetes, sida, gripe H1N1, etc. Millones de personas mueren por estas y otras enfermedades y parece que irán en aumento.

 

3) Guerras y rumores de guerras.

Mateo 24:6 “Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.

Mateo 24:7  Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes”.

Hay un temor de ataques terroristas inminentes en todo el mundo y este temor se acrecentará. Pero entendamos que estas cosas no son para asustarnos ni para obsesionarnos con el fin, sino para que evangelicemos, para que ayudemos a la gente a encontrar la luz de Cristo, y estemos siempre preparados para el encuentro con nuestro Creador.

Que tengas una semana de bendición y victoria!

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

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