Beneficios de consumir avena

La avena es un cereal cuyo consumo muchas veces está asociado a los niños y/o adultos mayores que son los que mayormente la ingieren por ejemplo con leche, en sopas, puré, etc., pero, sin embargo, este alimento tiene muchos beneficios para la salud y debería ser parte de nuestra dieta diaria en todas las edades.

Debemos saber que podemos encontrar avena arrollada, instantánea, salvado de avena y productos elaborados a partir de ella como cereales de desayuno, galletitas, panes, almohaditas de avena, barras de cereales, etc. Si bien todos la contienen, siempre que se pueda se debería elegir la forma menos industrializada debido a que estos productos contienen aditivos y otros ingredientes que modifican el valor nutricional original de este cereal.

Te contamos los principales aportes y beneficios de la avena:

  • Ayuda a reducir el colesterol y los triglicéridos, debido a su alto contenido en fibras.
  • Facilita el tránsito intestinal, previniendo o mejorando un cuadro de constipación.
  • Para personas con Diabetes: ayuda a reducir los niveles de glucemia, debido a que el tipo de hidrato de carbono que posee es de absorción lenta y además posee un alto contenido en fibra.
  • Es una excelente fuente de energía, lo cual es ideal para consumirla en el desayuno, unas horas antes de practicar actividad física, para quienes trabajan y/o estudian durante muchas horas o realizan esfuerzos físicos importantes.
  • Reduce riesgos de enfermedades del corazón, ya que contribuye a mejorar los niveles de grasas de la sangre (colesterol).
  • Tiene proteínas de gran valor: en total son 8 los aminoácidos esenciales de la avena, lo que la convierten en una fuente de proteínas de buena calidad. Esta cualidad permite formar tejidos nuevos en el cuerpo.
  • Ayuda al funcionamiento del sistema nervioso, gracias a su contenido en vitaminas del complejo B.
  • Ayuda a controlar el apetito, favoreciendo a quienes estén en plan de descenso de peso.

¿Cómo consumirla?

  • Con lácteos (leche y/o yogur)
  • En sopas, guisos, puré.
  • En tortillas de vegetales
  • Licuados de frutas
  • Pan o galletas (caseros en lo posible).
  • Para empanar milanesas, mezclándola con pan rallado.
  • Budines dulces o salados.
  • Ensalada de frutas.
  • Panqueques
  • En hamburguesas caseras y/o albóndigas de carne (reemplaza al pan rallado)

Por la licenciada Romina Krauss – M.P.n°147

 

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas