El escurridizo Manuel Rivero, hiper vigilado, está a un paso de la prisión preventiva

Manuel Rivero (52) estaba quieto debajo de un colchón de ramas y hojas de pino, en las afueras de la localidad de Villa Olivari, Corrientes. Apenas tenía la cabeza afuera. Pero la Policía correntina no le dio tiempo de que ensayase su principal habilidad: escabullirse. El hombre, acusado de haber baleado a su ex mujer en una parada de colectivos de Posadas, burló a los uniformados de Misiones durante casi un mes. Se fugó el 26 de diciembre de la comisaría Octava y cayó el 24 de enero.
Llegaron a él gracias al seguimiento que hicieron de un hermano suyo que reside en las afueras de Ituzaingó. Ese familiar lo habría abastecido de comida y ropa durante los días en que Rivero estuvo en su Corrientes natal. Otro poblador de la zona le habría cedido su precaria vivienda en un pinar para que se escondiera.
¿Hasta cuándo planeaba extender la fuga? ¿Para qué había robado una escopeta de una estancia cercana? El hombre es sindicado como una persona peligrosa, que al parecer tiene una debilidad por las escopetas. En noviembre del año pasado, lo sorprendieron llevando una en su moto. Lo apresaron, pero haciendo gala de su astucia, huyó de la seccional Décimo octava.
El domingo pasado, por la madrugada, estuvieron muy cerca de atraparlo en suelo correntino. Pero logró escapar, aunque tuvo que desprenderse de la escopeta robada. Sin embargo, le quedaban apenas dos días en la clandestinidad.
El martes 24 se le terminó la aventura. Ya está de nuevo en Posadas. No volvió a una comisaría, sino a una cárcel del Servicio Penitenciario Provincial. Aquí deberá rendir cuentas por la tentativa de homicidio y por la fuga.
Elisa De Souza, su ex mujer, tiene miedo. Ella estaba con custodia desde la fuga de Rivero. Pese a que está entre rejas, teme por su seguridad. Lo mismo pasa con los hijos de la pareja.
El hombre es fuertemente vigilado en la UP VI de Villa Lanús, donde se encuentra alojado. La escolta con la que lo trajeron desde Corrientes era digna del traslado del más peligroso de los mafiosos. Pasa que ya nadie se descuidará a la hora de vigilarlo.
La prisión preventiva es el paso lógico que le espera. Como estuvo evadido, el riesgo de fuga estará siempre latente.
Rivero tuvo una causa por robo y hurto en 2007. Es el expediente 2363 de ese año, que se tramitó en el juzgado de Instrucción Uno de Posadas. También pesaba sobre él una causa por violencia doméstica (la 1107/2002).
Es una persona adicta al alcohol y a otras drogas, indicaron fuentes cercanas a esos expedientes.
Elisa de Sousa (47), la mujer a la que baleó y que fue su mujer, fue víctima de violencia y malos tratos por parte del hombre durante años. Tal es así que en 2013, por una orden judicial, Rivero recibió tratamiento en el hogar Amanecer. El Estado provincial colaboró para rehabilitarlo.
Trabajaba en la construcción y, dicen, era bueno en lo suyo, hasta que se accidentó y empezó su decadencia.
En la causa por robo y hurto, estuvo procesado en el año 2010. Ahora su nombre vuelve a sonar y no por su oficio de albañil precisamente.

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