Denuncia contra un cura: «Tocó la cola de una de mis hijas; a la otra le dijo ‘te amo'»

El sacerdote José Ellero vuelve al centro de la escena y no por su corazón solidario, sino por demostrar nuevamente sus bajos instintos a raíz del valiente relato de Cecilia, mamá de siete chicos que lo denunció por abuso en Pedro Luro.

Cabe recordar que en un colegio religioso de Fortín Mercedes ya se lo había acusado de susurrarle cosas impropias a los chicos, a las chicas preadolescentes las invitaba a la sacristía para sacarle fotos y decirles que estaban muy lindas.

«Vivíamos en Pedro Luro, hace siete años. Mis hijos iban a Exploradores de Don Bosco los sábados a la tarde pese a que iban a una escuela pública. Fueron a dos campamentos anuales y el último se hizo en las encadenadas. Este cura le dijo algo impropio a una chica, que le quedaba sensual la tanga. Cuando regresan del campamento la madre de la nena le hizo una denuncia», expuso la madre de los niños.

Luego, añadió: «Mi pareja se había ido a San Blas a hacer unos trabajos y el cura venía a casa a ayudarme porque tengo siete hijos. Nos traía mercadería durante dos meses. A raíz de esto todo el pueblo empezó a decir que yo mantenía relaciones sexuales con él, que yo estaba embarazada de él y que le pagaba a mi marido para poder tocar a sus hijos. A mis hijos cuando iban a la plaza le gritaban ‘pedofilitos'».

«Fue un infierno grande en un pueblo chico porque estábamos en la boca de todos, me miraban la panza. A raíz de la denuncia de la mujer, se hicieron reuniones y se tuvo que ir de madrugada porque casi lo linchan. No lo querían ni ver. El sacerdote llamó a mi suegra y le pide si no podía conseguir una casa en Bahía para trasladarnos a nosotros para que dejemos de sufrir el calvario. Ella la consigue y nosotros llegamos a Bahía», añadió la mujer, visiblemente compungida.

Y no quedó ahí: «Meses después, mi hijo mayor, de 14 años, nos empezó a contar que cuando estaba José en mi casa había una cama que se usaba como sillón y vio cómo le manoseaba la cola a su hermana de siete años. Él no había contado nada porque el arreglo era pagar la mitad del alquiler».

«A partir de eso la hermana gemela de mi hijo confesó algo que la avergonzaba. Uno de los días que había ido a casa el cura, la tomó de los dos hombros, se acercó y le susurró en el oído ‘te amo’. Eso no lo puede hacer a un sacerdote y menos aún a una nena de 13 años», refirió Cecilia en la estremecedora entrevista radial: «Cuando ellos cuentan esto, uno rememora que en una ocasión mi hija (en ese entonces de seis años) tenía una minifalda y la sentó ‘a upa’. Me tomó el pelo en la cara».

«Son personas cínicas, que tienen una doble cara. Se hacen los buenos pero te mienten y te toman el pelo en la cara. Es un manipulador. Si lo tuviera enfrente le diría de todo, cosas que no puedo decir públicamente. ‘Vos sos un hijo de puta, caliente de mierda'».

Por el momento,la Justicia aún no encontró pruebas para la acusación formal pese a las denuncias de acoso y abuso. Mientras tanto, al sacerdote lo trasladaron al Gran Buenos Aires, más precisamente a un convento de San Justo.

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