Adios Obama, hola Donald: detalles imperdibles de la mudanza del que se va y el que llega

 

El ritual más frenético de la política norteamericana es la «transferencia de familias», un tsunami de actividad de cinco horas para transformar el hogar del presidente Barack Obama en el del presidente Donald Trump. Esto ocurrirá durante la jornade de hoy:

Planta baja: listos, la (relativa) calma antes del caos

Los 90 integrantes del personal estable de la Casa Blanca y un par de contratistas de confianza llegan alrededor de las 4 de la mañana para llevar a la práctica el plan de batalla elaborado por el jefe de la casa presidencial.

Aunque esta será la primera transición de la jefa Angella Reid, la rotación del personal estable de la Casa Blanca es muy baja, así que la mayoría de los empleados ya ha tenido que hacerlo al menos una vez.

Primer piso: se acerca la hora

Alrededor de las 8.30, el personal se reúne en el Comedor de Estado para despedirse de la familia presidencial saliente y entregarle un regalo especial. Durante la salida del presidente Ronald Reagan, en 1989, Gary Walters, por entonces jefe de la casa presidencial, inició la tradición de regalarle al presidente saliente una caja hecha de madera histórica de la Casa Blanca conteniendo dos banderas norteamericanas: la que flameó sobre la Casa Blanca el día de su asunción y la que fue izada en su última mañana en el cargo.

Alrededor de una hora más tarde se produce el último acto oficial del presidente saliente dentro de la Casa Blanca, cuando se sirve un café en el Salón Azul que incluye a los vicepresidentes saliente y entrante y sus esposas, así como a una delegación de la Cámara de Representantes y del Senado.

Hacia las 10.30 atravesarán el pórtico norte y las limusinas los conducirán al Capitolio.

¡Arranquen! A las 10.31 se desata la locura

Los equipos de operarios toman por asalto la residencia, pero la actividad más frenética se registra en la vivienda de la familia presidencial, en los tercer y cuarto pisos, y en un salón clave del ala oeste.

Planta baja: un ballet de camiones

Los camiones de mudanza de la familia saliente, escoltados por el Servicio Secreto y funcionarios policiales, ingresan por el pórtico sur y estacionan hacia el oeste. Los camiones del presidente entrante acceden por el mismo pórtico, pero estacionan hacia el este.

Además de los camiones de mudanza, otros camiones traen muebles y obras de arte de y hacia los depósitos de la Casa Blanca en Maryland, y otros más ingresan con obras de arte de colecciones externas y nuevas compras en negocios de mobiliario, todo supervisado por el Servicio Secreto.

Limpiar, reparar y poner todo a punto

Una vez que las pertenencias de la familia saliente han sido retiradas, el personal de limpieza friega a fondo toda la casa. Las alfombras y cortinas son limpiadas o reemplazadas.

Plomeros, carpinteros e ingenieros realizan reparaciones menores, pero el día de la asunción no hay tiempo para trabajos de construcción, pintura o empapelado.

Segundo piso: armar los dormitorios

La residencia tiene 16 dormitorios y los carpinteros pueden convertir una suite en dos dormitorios separados o viceversa, abriendo o cerrando paneles o puertas existentes. Walters dice que para el traspaso Reagan-Bush casi la mitad debió ser reconfigurada para alojar a la numerosa familia Bush.

Los diseñadores de interiores y otros allegados al nuevo presidente ayudan a desembalar y disponer muebles y objetos. Se vacían todas las cajas y la ropa es guardada en los placares y cajones. Los productos de uso personal preferidos por la familia presidencial han sido adquiridos de antemano y estarán listos para usar.

Tercer piso: equipar y abastecer el resto de la residencia

En el segundo piso, la familia tiene una cocina privada y una alacena, y un bar con mesada y otra cocina en el tercer piso.

Al presidente Dwight D. Eisenhower le gustaba pasar mucho tiempo en el solárium e hizo agregar esa tercera cocina en el tercer piso de la Casa Blanca para poder calentarse la sopa sin que tuvieran que traérsela de abajo.

Todas las cocinas y alacenas están abastecidas con snacks, bebidas y cualquier otro alimento que la familia solicite.

Un detalle curioso: los presidentes pagan los gastos de almacén de su bolsillo.

Planta baja: el Salón Oval, puesta en escena de la historia

La mayor parte de las alas este y oeste están en caos durante el día de asunción, mientras la Administración General de Servicios, que supervisa las oficinas de esas alas, limpia y hace retoques de pintura para el personal del nuevo gobierno. Pero hay un salón que tiene que quedar impecable: el Salón Oval.

«Es lo primero que quiere ver el presidente», dice Walters. «Esa primera impresión envía un mensaje al pueblo norteamericano sobre lo que es importante para este presidente.»

Por eso cada elección que haga para su despacho debe ser escudriñada y considerada hasta el más mínimo detalle para no transmitir ninguna idea indeseada.

Cuando el presidente Obama decidió reemplazar el busto de Winston Churchill que había en el Salón Oval por uno del reverendo Martin Luther King, se produjo un conato de revuelo en toda la Casa Blanca.

Ahora Trump dice que piensa devolver al primer ministro británico de la Segunda Guerra Mundial a su antiguo sitial.

En algún momento antes del mediodía, personal de los Archivos Nacionales y Registros de la Administración barrerá todas las oficinas para recolectar documentos del gobierno saliente.

Imprevistos y sorpresas de último minuto

A eso de las 14.30, el desfile de asunción ya ha empezado y el jefe de la casa presidencial se asegura de que todo esté en perfecto orden para la llegada de los nuevos inquilinos.

Es en ese momento cuando suelen aparecer los imprevistos  y el personal debe estar listo para solucionar lo que sea.

Durante el desfile de asunción de George H. W. Bush, sus nietas mellizas, Barbara y Jenna -que más tarde residirían en la Casa Blanca por derecho propio durante la presidencia de su padre, George W.-, se aburrieron y quisieron entrar a la casa, según recuerda Walters. Así que el florista de la residencia las llevó hasta su lugar de trabajo y les dio una clase improvisada de arreglos florales.

15.30: tiempo cumplido

En cualquier momento entre las 15.30 y las 17 puede llegar la nueva familia presidencial a la ya transformada Casa Blanca.

Al ingresar, habitualmente por el pórtico sur, la jefa Reid los saludará y les dirá por primera vez: «Bienvenido a su hogar, señor presidente».

MB

Fuente: La Nación/ Traducción de Jaime Arrambide

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas