El juez Silva Dico aseguró que el hombre detenido en San Luis es una de las personas que lo atacaron

El juez Laboral 1 de Posadas, Manuel Silva Dico, atacado en la vereda de su casa por dos delincuentes que lo golpearon e incluso llegaron a dispararle, reconoció este miércoles en rueda de sospechosos al único imputado que tiene la causa como uno de los agresores.
Al magistrado se le exhibió un grupo de personas, todas con las mismas características físicas, y no dudó en apuntar a Fernando Ochoa (62).
El acusado, un ex convicto con múltiples causas, detenido en San Luis, está imputado de los delitos de «robo calificado y tentativa de homicidio». Este mediodía se le informó que el juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo (de turno durante la feria judicial de verano), le rechazó la excarcelación que había solicitado por intermedio de su abogado. Consideró que hay riesgo de fuga y de entorpecimiento de la investigación.
Pero no fue la única mala noticia para Ochoa. Otros cuatro testigos, que también participaron de la rueda de reconocimiento, apuntaron al sospechoso como la persona que fue vista antes y después del ataque al magistrado en la zona donde sucedió el hecho (avenida 115 casi Bustamante). Precisamente gracias a la descripción que dieron ellos y el propio magistrado dieron con la pista de Ochoa.
Pero la pista Ochoa se consolidó con un dato clave que consiguió la Policía de San Luis. Un informante oyó al hombre decir: «Fui a Posadas para hacer un encargo, secuestrar a un juez, pero todo salió mal».
Una hipótesis que se maneja indica que Ochoa vino a «apretar» a Silva Dico a pedido de un cartel narco paraguayo, cuyos socios posadeños habrían sido perjudicados por un embargo millonario dispuesto por el magistrado.
La situación procesal del imputado la resolverá el juez original de la causa, Ricardo Balor (Instrucción Seis), cuando vuelva de su licencia.
El ataque a Silva Dico sucedió la noche del 30 de noviembre. Silva Dico contó que lo abordó un hombre canoso, mayor, que quería obligarlo a subir a su propio coche. Para este fin, lo golpeó bastante, porque la víctima se resistía. Pero no solo eso, le efectuó un disparo con un revólver calibre 32, pero la bala no salió por un defecto del arma.
El violento tuvo como cómplice a un joven de unos 25 años, que hasta el momento no fue identificado por la Policía.
Cuando vio al muchacho, Silva Dico pensó que era un vecino que podía ayudarlo. Sin embargo, era otro malviviente. El magistrado se salvó porque se resistió con tenacidad y no entregó las llaves de su Peugeot 408.

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