La importancia de los anteojos de sol: por qué usarlos y cómo elegirlos

Los lentes de sol no son un simple complemento. Además de otorgarnos personalidad  también juegan un papel fundamental en nuestra salud. Son la forma de protegernos de los rayos solares, que igual que son peligrosos para la piel también pueden causar daños irreversibles en la vista.

Muchas personas ignoran esta primaria función que poseen las gafas para el sol y a la hora de comprar una no prestan suficiente atención a ése factor tan primordial y guiados por la apariencia estética del producto, tienden a comprar anteojos a un costo bajísimo, ignorando que estas gafas podrían causar enfermedades irremediables en la vista de quien las use, como ser: conjuntivitis, queratitis aguda, cataratas, úlceras corneales, entre otras.

Las gafas que se pueden adquirir en las ópticas de la ciudad, poseen la correspondiente certificación de calidad que da cuenta de la óptima calidad de los materiales con los cuales fue hecho el producto. Ellas poseen un cristal oftálmico –a diferencia de las gafas de bajo costo que solo poseen un plástico-, dicho cristal es el encargado de filtrar los rayos UV para que no ingresen a la retina y no puedan causar allí un daño irreparable.

En diálogo con un óptico profesional, éste comentó que “el daño por el uso de lentes truchos es ineludible y cualquier persona que los use en el sol por determinado tiempo sufrirá las consecuencias que acarrea no utilizar gafas con cristal oftálmico” además destacó la preocupación del Colegio de Ópticos ante el incumplimiento de las normativas que regulan la venta de gafas.

En Posadas se pueden conseguir lentes con la calidad  y certificación correspondiente a partir de  $400 o $700 y desde allí para adelante,  como es le caso de las populares RayBan. 

Para tener en cuenta: 

1. Hay que usarlas todo el año pero especialmente los días soleados de verano

Es en esta época del año cuando los rayos solares caen perpendicularmente sobre la tierra y resulta más molesto y también más peligroso para nuestra salud. En cualquier otro momento —días nublados u otra época del año— existen factores que pueden frenar los efectos nocivos del sol.

Así las nubes actúan como pantalla y por eso los días nublados no necesitamos gafas de sol. Mientras tanto, en otoño e invierno, el sol incide de forma diagonal y la radiación es menor por lo que el sol es menos nocivo.

2. Las gafas protegen, además de adornar

Igual que el sol causa daños en la piel, los causa también en los ojos. La única forma de evitarlos sería protegerse utilizando unas gafas de sol adecuadas.

Entre esos daños se encuentra la degeneración macular asociada a la edad «Se trata de un envejecimiento asociado a la retina y que se traduce en la pérdida de visión central. Es inoperable por lo que sólo se puede evitar protegiéndose la vista».

La aceleración de las cataratas es otro de los riesgos que se asocian a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas. Según este especialista, suelen darse con más frecuencia en personas expuestas al sol y de ahí que abunden casos en países africanos o de América del Sur.

Por último, el sol también suele estar relacionado con pacientes con Pterigium, una enfermedad que se manifiesta en forma de mancha que se extiende desde el globo ocular hasta la córnea. Como pasa con las cataratas, ésta también es operable.

3. Los ojos claros necesitan más protección

Aunque todos necesitamos gafas de sol, especialmente en verano, lo cierto es que la gente de ojos claros suele sufrir más las consecuencias de la exposición. No sólo porque éstas son más fotofóbicas (rechazan la luz) sino porque tienen menos protección y los rayos resultan más nocivos en su caso.

Pasa como con la piel. Las personas de tez más morena tiene menos riesgos de quemarse e incluso de desarrollar un melanoma que una de piel clara (fototipo I y II). «Los ojos marrones o negros filtran mejor los rayos que los azules o verdes», añade Hurtado Ceña.

4. El color de los cristales no importa

Es un concepto estético y de comodidad más que otra cosa. El oftalmólogo Francisco Javier Hurtado Ceña asegura que prácticamente todos filtran igual y que la elección debe basarse más en nuestro criterio personal. El especialista además asegura que debemos fiarnos del óptico de turno.

«Puede orientarnos muy bien entre, por ejemplo, un color marrón, que potencia los contrastes, o bien un cristal verde, que da una luminosidad muy natural. Otra opción muy buena es la lente polarizada, que evita que los reflejos en carretera, el suelo, o sobre el mar te puedan deslumbrar», según explica Sandra Perucha, Óptica Optometrista de INDO.

5. Mejor llevarlas graduadas

Tanto Perucha como Hurtado Ceña coinciden en recomendar a las personas que necesitan lentes graduadas usar también a gafas de sol graduadas, aunque insisten en que no tienen un beneficio especial. «Lo único es que de esta forma no tienen que introducir un cuerpo extraño en el ojo y eso siempre es positivo», añade Hurtado Ceña.

 

 

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