Agresión al juez: nueva hipótesis vincula el ataque con un embargo que ordenó el magistrado contra presuntos narcos

Fernando Ochoa (62), detenido en San Luis por la agresión que sufrió el juez Laboral 1 de Posadas, Manuel Silva Dico, es considerado un “peso pesado”. Tiene en su prontuario al menos diez causas penales, por delitos como tenencia de arma de fuego, robo calificado, narcotráfico y privación ilegítima de la libertad. El viernes, sumó dos acusaciones más, por la agresión al magistrado: robo calificado y tentativa de homicidio.
¿Pero cómo llegaron hasta este hombre en Cuyo? ¿Qué conexión tendría en Misiones? Una nueva hipótesis que manejan los investigadores del caso Silva Dico apunta a responder estas preguntas y abre un camino nuevo en la pesquisa.
Hasta el momento se difundió muchas veces que Ochoa habría tomado partido por un conocido que supuestamente tenía un problema con el juez Laboral por un terreno que éste había comprado por la avenida 115 “Lucas Braulio Areco” y donde edificó su casa. Es más, se decía que el hombre actuó para “amedrentar” al funcionario judicial.
El juez Laboral, según el mismo declaró ante la Policía, no tiene problema alguno con su terreno. Es más, está camino a escriturarlo. Sería un vecino suyo el del problema, porque está usurpando un predio ajeno.
Ahora trascendió otra versión. Es una que vincula a Ochoa con una banda de traficantes que operaría en la frontera entre Misiones y Paraguay y que abastecería de droga a San Luis. En aquella provincia, el sospechoso ya estaba en la mira de las fuerzas de seguridad.
Fuentes cercanas al caso confiaron que Ochoa cayó luego de haberle dicho a unos conocidos que había estado por Misiones “para un encargo: tenía que secuestrar a un juez, pero todo me salió mal”. Uno de esos conocidos le hizo llegar el dato a la Policía puntana, que alertó a su par de Misiones acerca de esos dichos. Cuando se comprobó que había total coincidencia física entre ese hombre y el criminal que golpeó y hasta intentó balear a Silva Dico para llevárselo, se produjo la detención, en la localidad de Juana Koslay.
Pero ¿quién contrato a Ochoa para secuestrar al juez? Es aquí donde el trabajo entre los detectives de las dos Policías está a pleno. Los datos que se tienen relacionan al hombre con un cártel poderoso. Es más, días antes de la agresión al magistrado, se habrían registrado viajes del puntano a Encarnación. En esos días también habría sido visto merodeando la casa de Silva Dico.
¿Pero qué motivación tenía la banda de narcos para atentar contra el juez? Aquí, según la nueva hipótesis, aparecen los supuestos socios locales de los traficantes paraguayos. Una de las miles de causas que se tramitan en el juzgado del atacado sería la punta del ovillo. El año pasado, el juez trabó un embargo millonario contra unos posadeños, en el marco de una causa civil. Esas personas son las que habrían pedido a sus socios un “apretador profesional” para atacar al magistrado y allí habría surgido el nombre de Ochoa.
Silva Dico fue atacado en la puerta de su casa por un hombre armado que lo golpeó sin piedad para meterlo en su propio coche. “Suba doctor”, le decía, mientras lo agredía. Como el funcionario judicial se resistió tenazmente, porque sabía que no era un robo común, el intento de llevárselo se frustró. Incluso el maleante llegó a disparar con un revólver calibre 32 contra Silva Dico, pero la bala no salió del cañón.
Un segundo delincuente también fue parte del golpe. Actuó de apoyo del pistolero y huyó en una moto cuando su socio desistió del plan de llevarse al juez.
El viernes, Ochoa, asistido por la defensora oficial Liliam Teresita Belloni, declaró ante el juez de Instrucción Seis, Ricardo Balor. Negó haber sido parte del hecho, aunque admitió que estuvo en Posadas por cuestiones personales.
La semana entrante será sometido a una rueda de sospechosos. Allí quienes aseguran haberlo visto tendrán la posibilidad de ratificar o rectificar sus dichos.
La causa puede deparar muchas sorpresas.

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