Así recibieron los veraneantes el 2017

Como sucede cada año, muchos eligieron pasar las fiestas junto al mar y ser los primeros en pisar la arena.

la que ya está camino a coronarse como la mejor temporada del siglo -sí, desde 2001 que no se veían tantos argentinos ocupando estas costas-, la llegada del Año Nuevo no hizo más que potenciar el consumo. De punta a punta, la amplia mayoría de los restaurantes ofrecieron menúes arriba de los 100 dólares para la cena y muchos de ellos contaban con reservas al tope desde días antes del fin de año. Sin embargo, recorrer los supermercados el día de ayer era encontrarse con filas de gente en busca del asado para celebrar en casa, y también hubo espacio para los que prefirieron unas copas frente al mar, a la espera de los fuegos artificiales que, sobre todo en la Mansa, son un verdadero espectáculo visual. Pero la nota la dieron las fiestas. Desde bien temprano, el comentario en la playa era la fiesta elegida o por elegir para ir con amigos. Los flyers y mapas se difundieron como pan caliente en las redes sociales, con la información necesaria para adquirir entradas y, sobre todo, para llegar a destino. Porque si algo caracteriza a Punta del Este es el menú de posibilidades para convocar a un evento multitudinario: hay predios inmensos en el campo como en la arena, y los organizadores de siempre del coqueto balneario uruguayo supieron sacarles provecho.

Así se vivió la llegada de 2017 en Punta del Este
Así se vivió la llegada de 2017 en Punta del Este. Foto: La Nación

La Box, un clásico para los más jóvenes, reunió 8000 personas, We Celebrate, también destinada a millennials, 6000. En Finca Narbona, además de su tradicional comida para exclusivos invitados y clientes, Unlock hizo su megafiesta en las orillas de los viñedos. Para los «más 25» argentinos, hubo una fiesta favorita: la Sensation. Ubicada en el Club de la Playa, en Manantiales, era la de más fácil acceso, un dato no menor para aquellos que buscan moverse con tranquilidad y reducir las aventuras en auto tierra adentro. Allí pasó música Calu Rivero y puso a bailar a todos lo mejor de la música tropical del momento. Pasando José Ignacio, hubo otro megaevento, la Destino Pacha, en Laguna Escondida. Además, surgieron otro puñado de festejos más selectos, a los que se accedía solo con invitación, como una misteriosa fiesta en la ruta 104, para la que se montó desde días antes un operativo, y una fiesta en Laguna Blanca que mantuvo el tránsito entre Manantiales y La Barra muy apretado durante varias horas. En la península, la más convocante fue Allucination, en Ovo, el boliche de Enjoy Conrad. Por su lado, las celebrities argentinas tuvieron sus propios festejos: Valeria Mazza y Alejandro Gravier fueron anfitriones de varios amigos en su Finca Valeria, y luego se sumaron a la fiesta que organizó Eduardito Costantini en la casa de su padre en Punta Piedras. Un convite interesante y sobre todo agradable, con salida directa a la playa. En esa misma fiesta estuvo presente el actor Chris Pine, de Star Trek, que luego terminó su noche en Unlock. Un raíd que muchos imitaron. El clima acompañaba con un aire cálido muy poco común en las noches esteñas. Había espíritu de festejo, y se bailó hasta el amanecer.

 

A la medianoche, muchos festejaron Año Nuevo en la playa. Familias enteras, grupos de adolescentes y hasta algunas mascotas coparon las inmediaciones de Avenida Bunge y Avenida del Mar para una cuenta regresiva en voz alta, multitudinaria, coronada a la hora cero del 1° de enero con fuegos artificiales y saludos con copas o botellas en alto. Las heladeritas, parte de la clásica postal vespertina en las playas de la costa atlántica, también formaron parte del paisaje nocturno. Los adolescentes fueron los encargados de aportar cumbia o reggaeton y un poco de baile, aunque no faltaron adultos con cotillón propio de un casamiento: pelucas, anteojos y gorros, todo valió para festejar.

(La Nación)

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