Reflexión del Pastor Decena: La familia de Abraham

¿Cómo sería la persona y la familia que Dios usaría para bendecir a todas las familias de la tierra? Veamos en la Palabra de Dios, tres puntos importantes para que trasmitamos un legado a nuestra descendencia.

Génesis 12:3 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
¿Cómo sería la persona y la familia que Dios usaría para bendecir a todas las familias de la tierra? Veamos tres puntos importantes para que trasmitamos un legado a nuestra descendencia:

LA GRAN COMPAÑERA
Hebreos 11:11 “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”.
Sara es la primera mujer cuya fe se nos muestra para que la imitemos, y esto específicamente en su función de mujer casada y siguiendo a su esposo en un tiempo de muchos cambios.
Hay dos apóstoles que lo dicen. Primero es Pablo que indica que por fe pasó a ser madre (Hebreos 11:11); y segundo, Pedro, que ruega a las mujeres cristianas que sean como Sara, que “obedecía a Abraham llamándole señor” 1° Pedro 3:6. Se nos presenta ya como «la mujer de Abraham» y así permanece en la Biblia.
Por medio de esta fe la posición de la mujer es ennoblecida, de modo que puede ser presentada como un modelo para las mujeres cristianas.
Cuando Abraham sale de Ur de los Caldeos para ir a Canaán, ella deja a sus amigos para ir con él a un país extraño. Cuando es raptada al harén de dos príncipes extranjeros, permanece fiel a Abraham. En todo se adapta a las circunstancias. Recibe sus invitados y con ello, sin saberlo hospeda a ángeles. Y finalmente decide dar la preferencia a Agar antes de ver a su marido sin hijos.
Por tanto, ocupando exactamente la posición apropiada que Dios le ha ordenado, Sara consigue ser una mujer con dignidad. Luego, cuando Agar la provoca, afirma sus derechos como esposa, y Dios le dice a Abraham que debe apoyar a Sara.
De esta manera pasa a ser la madre de Isaac y a través de él, del Mesías. Y es presentada a todas las mujeres cristianas como su madre. Todas son instadas a ser hijas de Sara, a fin de que pueda crecer en una fe bien fundada y progresiva. Veamos la importancia del compañero/a en 2ª Corintios 6:14 -18.

LA GRAN REVELACION DE ABRAHAM
Para llevar a una familia a la victoria espiritual no hay que darle una religión, ¡hay que trasmitirle una revelación! La religión puede unir una familia, pero nunca darle la libertad espiritual y fundamentalmente herencia espiritual para tener la vida abundante y poderosa que Jesús prometió.
Lo que necesitan nuestros hijos es una revelación del Salvador, un encuentro con Cristo. Fíjense que Abraham nunca le presentó a su esposa ni a sus hijos una religión sino una revelación del único y verdadero Dios y eso es lo fundamental. Veamos de qué manera se revela El hijo de Dios a Abraham.
Éxodo 33:20 “Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir”.
Juan 1:18. “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”.
Pero sí podemos ver a Dios Padre a través de Jesucristo su unigénito hijo del Padre. Dios el Padre no puede ser visto y seguir viviendo sobre la tierra, pero algo maravilloso sucedió a Abraham:
Génesis 18:1 “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.
Génesis 18:2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,
Génesis 18:3 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo”.
La Biblia dice que había dos ángeles y la otra persona es nada más ni nada menos que a Jesús. Dice que se quedó solo hablando con Jehová. Al Padre nadie le vio Jamás, ¿pero quién entonces apareció a Abraham?
Génesis 18: 1 la Biblia le llama Jehová y además dice que le ve, en el versículo 2 se postra delante de Él, y lógicamente que no se rechaza la adoración y le llama Señor en el versículo 3 Abraham le adora. Le declara el milagro que hará.
Génesis 18:14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.
El versículo 25 le llama Juez de toda la tierra, atributo solo de Dios.
Génesis 18:25 “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”
Génesis 18:16-24 33 Jehová se va con sus dos ángeles 19:24 Jehová hizo llover fuego, dos veces dice a Jehová, uno que está en Sodoma, y la segunda vez que habla en el versículo 24 es Jehová ¡que está en el cielo!, y espera la orden desde el hijo que está en la tierra.
Génesis 19:24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; claramente se le presenta Jesús y el Jehová de los cielos, el Padre derrama el juicio.

LA GRAN PRUEBA DE ABRAHAM.
Dios da al padre de la fe: Abraham, una inmensa prueba que sorprende, pues nunca Dios exigió sacrificios humanos, pero es sin duda una tremenda lección para todos los padres que queremos dejar un legado espiritual, una herencia espiritual para toda nuestra descendencia.
Génesis 22:1 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Génesis 22:2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”.
Abraham obedeció, y todo termina bien pues era solo para ser probado en fe y obediencia. Hay creyentes que nunca pasarán espiritualmente a un nivel superior porque ponen a sus emociones, y sus lazos familiares antes que a Dios, creyentes que nunca entenderán lo que dijo Jesús cuando afirmó:
Mateo 10:37 “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
Mateo 10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”.
Digno de mi, digno: del griego áxios: merecedor, comparable o apropiado
Esto no quiere decir que no debemos amar a nuestra familia pero, ¡Para amar sanamente a nuestra familia hay que amar primeramente a Dios!

Que Dios te bendiga en este día tan especial en que recordamos el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. FELIZ y BENDECIDA NAVIDAD a todas las familias misioneras!

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas