Las viudas del Chapeco vivirán juntas para superar la crisis

El desconsuelo de las viudas y de los hijos de las 71 víctimas fatales permanece intacto. “Hoy duele lo mismo que cuando me enteré de la noticia”, reconoció Rosangela Loureiro, la mujer de Cléber.

Aquella madrugada del fatídico 28 de noviembre, Rosangela dormía en el departamento que compartía con su marido en Chapecó. “Sonó el teléfono y no me asusté, porque cada vez que Cléber viajaba me llamaba para avisarme que había llegado bien, porque él tenía miedo a volar”, recordó.

“Pensé que era él llamándome para decirme que estaba bien. Pero era Amanda, la mujer de Dener. Me puse histérica. Salí corriendo de mi dormitorio a los gritos, prendí la televisión esperando ver a mi marido”, sumó.

Esa mañana, mientras todas las mujeres del equipo intercambiaban desesperados mensajes para compartir la poca información que tenían sobre el estado de salud de sus parejas, los hijos de los futbolistas comenzaron a despertarse. Y recibieron la peor de las noticias.

“Desde entonces, los chicos se despieran necesitando a su papá. Desde el accidente, se la pasan llorando y diciendo que lo necesita y que lo extrañan”, lamentó. “No sé lo que voy a hacer sin él. Ninguna de nosotras, las viudas y las novias, sabemos qué es lo que el futuro nos depara”, advirtió.

Pero el desconsuelo las encontró unidas. De hecho, habían organizado un viaje a Punta Cana para celebrar lo que había sido el mejor año en la historia del Chapecoense.

“Tendríamos que haber viajado hace unos días. Íbamos a ir todos. Las familias de Thiago, Silvinho, Dener, Filipe, Kempes, todos. Sabíamos que todos se iban a terminar yendo a otro club (tras la eventual victoria de la Sudamericana), a otras partes del país y queríamos que el viaje nos marcara uniera. Ahora, estamos todos unidos por el duelo y el desconsuelo, no es la manera que queríamos”.

El espíritu familiar del equipo y la profunda amistad del plantel hizo que sus mujeres se encontraran muy unidas a la hora de comenzar a enfrentar el duelo. “Decidimos ayudarnos entre nosotras y enfrentar esta situación juntas. Lado a lado”, reconoció.

Y, aunque reciben calmantes y atención psicológica por parte del club desde el accidente, ellas saben que reconstruirse y reconstruir a sus familias les llevará tiempo. “Algunas de nosotras nos vamos a ir a vivir juntas a la misma casa para poder atravesar esto y sobrellevar el día a día en grupo”, anticipó.

 

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