Caso Pauluk: la familia de la gitana reitera que ella es inocente y pide que resuelvan su situación con celeridad

La familia de la integrante de la comunidad gitana detenida desde el pasado 17 de octubre en el marco de la investigación del asesinato del ingeniero informático Javier Pauluk, sucedido el 10 de abril de 2009, pidió que se resuelva la situación procesal de la mujer y reiteró que ella es totalmente inocente del delito que le imputan.
En una comunicación con Misiones Online, Ana María Miguel, hermana de Lola Patricia Miguel, la imputada, dijo que ellos tienen a disposición del juzgado de Instrucción Uno documentos de la empresa Personal en la que el chip que supuestamente involucraría a la gitana está a nombre de otra persona.
A Lola Patricia se la acusa de haber utilizado el celular de Pauluk con otro chip poco después de ocurrido el asesinato.
Según Ana María, el juzgado nunca envió el oficio requiriendo esa información a Personal. “Mi hermana nunca tuvo Personal, siempre se manejó con claro y Movistar. Mi abogado y yo fuimos a la empresa y accedimos a la información. Entre 2007 y 2014 el chip que le adjudican a mi hermana estuvo a nombre de otra persona, un hombre. Nosotros llevamos hasta una escribana para levantar esa información”, indicó.
Patricia Lola fue detenida en Córdoba. “Allá ella vendía productos de limpieza. Además de la libertad, perdió el trabajo y hasta la camioneta en la que se movía, porque no pudo pagarla más. Ella es una persona enferma, con dos prótesis en los tímpanos. Se encuentra mal, muy anémica”, detalló.
Para la familia, el dato de que el chip no estaba a nombre de la acusada la desliga totalmente del caso. Por eso le pidieron celeridad al juez Marcelo Cardozo para que resuelva la situación de la mujer.
Además de la gitana, hay un remisero obereño que también está preso por la misma sospecha, haber estado en contacto con el celular de Pauluk.
El ingeniero informático fue asesinado de un balazo en la nuca y abandonado en el asiento del acompañante del auto de su hermana en Buenos Aires y Catamarca, pleno centro posadeño. A siete años, aún no se sabe quiénes ni por qué lo mataron.

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