Caso Kachuk, el juicio: declaró la testigo que faltaba y mañana habrá alegatos y sentencia

La anestesista María Cristina Castillo Pereira fue la última testigo en declarar en el juicio por el homicidio de Guido Kachuk (15), quien murió en el hospital Ramón Madariaga de Posadas el 22 de febrero de 2011 luego de ser baleado durante un intento de asalto ocurrido en una parada de colectivos de Lavalle casi Chacabuco. Ella fue quien asistió a la víctima en la cirugía de emergencia que la practicaron y de la que no pudo salir con vida.
Por el hecho están siendo juzgados por el Tribunal Penal Uno Ricardo «Chuchi» Ríos y Maximiliano «Maxi» Acevedo, confesos autores del atraco que le costó la vida al adolescente, y el médico Manuel Ignacio Ibarra, a quien acusan de atender atendido de manera negligente al joven en el sector Emergencias del centro de salud de Cabred y López Torres (está imputado de «homicidio culposo»).
Castillo compareció en su casa, ya que no pudo asistir al salón de usos múltiples del Palacio de Justicia, donde se realiza el proceso, por los problemas que tiene en su embarazo. A la residencia acudieron el presidente del Tribunal, Eduardo D’Orsaneo, y representantes de cada una de las partes.
La anestesista aseguró que cuando entró al quirófano a Guido (llevado por Ibarra) le estaban pasando dos unidades de sangre. Era una interrogante que sobrevoló varias jornadas del juicio: si se le había practicado una transfusión.
La testigo dijo además que el chico entró a la sala de operaciones entre las 2 y las 3. Aseguró que no recordaba con precisión la hora, porque en el fragor de una emergencia nadie está mirando el reloj y que la historia clínica se elaboró, en ese caso, recién horas después.
Castillo dijo que por eso asentó en la historia clínica que fue alrededor de las 2.30 que el joven fue llevado al quirófano. Y que registró que el deceso fue alrededor de las 4. Precisó que como el joven entró en paro cardíaco en medio de la operación y que los ejercicios de reanimación se extendieron por 45 minutos, aproximadamente.
Después de recabar este testimonio, el Tribunal (que además de D’Orsaneo lo conforman Martín Errecaborde y Ángel Dejesús Cardozo) fijó para mañana a las 8.30 el inicio de los alegatos. Empezará la fiscal Lilina Picazo, que pediría duras penas para Ríos (admitió haber disparado a Guido) y Acevedo (cómplice del anterior) y un castigo para Ibarra por presunta mala praxis. Después le seguirán los defensores de Ríos y Acevedo, César Ortellado y Ricardo Skanata, respectivamente. Se cree que ambas defensas buscarán que se atenúe la condena. En el caso de Ríos, argumentando que el tiro pudo haber sido accidental. Por último será el turno de Adrián Benítez, abogado de Ibarra, quien solicitará la absolución, según pudo saber este medio.
Al mediodía se conocería el veredicto. Para el caso de Ríos y Acevedo, la sentencia condenatoria se vislumbra más que clara. La situación de Ibarra es diferente: en el juicio hubo testimonios a favor y en contra de su accionar. Hubo médicos que opinaron que hizo lo que había que hacer, pero con mucha demora. Y otros que llevó adelante la atención requerida para el caso. El médico acusado, el único de los imputados que declaró en el juicio, dijo que nunca vio que el joven tenía una herida de bala en el abdomen.

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