Hartfield, de Federer a las finanzas y las inversiones en la Bolsa

Por Francisco Llorens, revista Apertura. Era mayo de 2006. Diego “Gato” Hartfield tenía 25 años y luchaba desde hace 7 por llegar a la élite del tenis. Le llegó la hora de su primer partido como profesional: nada menos que en el court central de Roland Garros contra el número uno del mundo, Roger Federer. Si bien fue derrota ante el suizo (7-5, 7-6, 6-2), ese partido quedó en el recuerdo de los amantes del tenis por lo disputado que fue, en una época en la que Federer no daba respiro a sus contrincantes. “Fue el mayor hito de mi carrera –cuenta el Gato a Apertura–. Pasaron diez años y todo el mundo me lo recuerda, tuvo mucha repercusión. Para mí fue un premio”.

Tras haber llegado al puesto 73 en el ranking mundial (según su bio en Twitter es “el mejor tenista de la historia de Oberá”), en 2010 puso fin a su carrera tenística. Pero las nuevas oportunidades no tardaron en llegar.

¿Siempre te interesaron las finanzas? ¿Cómo te acercaste al mundo de la bolsa?

Arranqué como inversor en Buenos Aires, por medio de una gente que conocía del tenis. Después me volví a vivir a Misiones, y vi que acá está muy desierto el mundo de la bolsa. Le pregunté si podía trabajar con él. Todavía no tengo la matrícula de la CNV para ser productor, está en proceso, pero trato de ayudar a las personas para que tengan más herramientas.

La idea es que las empresas tengan mayores beneficios financieros. Por ejemplo, con los cheques de pago diferido. Las yerbateras pagan con cheques largos, entonces tienen que cambiarlos en cuevas, que los matan. A través de la bolsa es mucho mejor. También para las personas físicas es interesante; trato de que entiendan que no es timba, le podés sacar más jugo a las inversiones.

¿Cómo te formaste?

Hice el curso para acreditarme como productor. Pero además investigué mucho y sigo aprendiendo, es un proceso constante. Hay un juego psicológico muy fuerte, y de hecho es parecido al tenis. Se presentan desafíos todo el tiempo, hay que saber manejar las emociones y mantener la calma.

Mientras eras tenista profesional, ¿te ocupabas de tus finanzas personales de algún modo particular?

No, hacía lo que hace todo el mundo, me compré una vivienda. Es imposible hacer otra cosa, estaba muy concentrado en lo deportivo.

¿Cómo fue la transición para dejar el tenis y llegar a la bolsa?

Fue lento. Me retiré en 2010. Hace cinco años empecé como inversor, pero no tan agresivo. Y hace un año y medio me puse a estudiar.

¿Seguís jugando al tenis?

No, no. Entreno, trato de hacer actividad física. Pero no me dan ganas de jugar, era mi laburo.

¿Cómo es tu vida en Oberá? ¿Viajás seguido a Buenos Aires para comentar? [Lo hace en Directv Sports].

Viajo todo el tiempo para allá. Preferiría quedarme, pero no me puedo quejar. Acabo de ser papá y me cuesta dejar a mi mujer. Igual la temporada ya terminó, así que hasta el año que viene no voy.

¿Te gustaría seguir ligado al tenis desde otro lado? Por ejemplo, como entrenador.

No, estoy cómodo como comentarista. Como entrenador no me veo: estoy cansado de estar en la cancha y no estoy como para viajar ocho meses por año. Quiero estar tranquilo, se disfruta más ahora. Antes también disfrutaba, pero era más intenso y desgastante. Tenés que ser muy apasionado. Yo lo hice un tiempo, me gustó, cumplí mis objetivos, pero dije basta. Necesitaba demostrarme que podía ser útil en otra cosa.

Por último: se viene la final de la Copa Davis. ¿Un pálpito?

Es una serie complicada. Cilic está en un buen momento. Dependemos de Del Potro, que tiene que estar iluminadísimo. Pero nos toca enfrentar al mejor Cilic, y Karlovic… es impredecible. Es difícil creer que vamos como banca, pero no creo que no tengamos chances de ganar. Tenemos jugadores capacitados.

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