Se cansó de esperar a la justicia y encontró a su violador

El increíble hecho ocurrió en la localidad bonaerense de González Catán. Una joven ultrajada sexualmente en 2011 se hartó del lento accionar de las autoridades para atrapar al abusador y revisó el expediente para hacer su investigación. Se hizo pasar por asistente social y fue hasta la casa del sujeto, que se volvió a fugar. Ahora, el depravado tiene pedido de captura internacional.

Un hombre con pedido de captura nacional e internacional por una condena a 20 años de prisión por cinco abusos sexuales gravemente ultrajantes con acceso carnal, fue encontrado por una de sus víctimas en el domicilio que figuraba en el expediente.

El hombre fue llevado a juicio por la violación de Romina G, en marzo de 2011, en los Tribunales de La Matanza y sospechado de otros cuatro hechos de abusos, pero aún así llegó al debate en libertad.

Como la prueba era contundente, se pidió su prisión preventiva antes de la lectura del veredicto. Los jueces se negaron y, de manera previsible, el día de la condena a 20 años de cárcel el sujeto se dio a la fuga.

Todo este tiempo, se supone, se lo buscó a nivel nacional e internacional, pero lo cierto es que lo terminó encontrando la víctima, quien cansada de esperar revisó el expediente judicial, anotó el domicilio, fue a tocar timbre en una casa de González Catán y el mismo hombre que la había sometido le abrió la puerta con total naturalidad.

Lo peor es que, sin posibilidad alguna de reducirlo, el violador serial se escapó nuevamente.

Se trata del condenado Alejandro Javier González, apodado Madera, actualmente de 37 años, quien en abril último fue “encontrado” por una de las cinco víctimas de “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal” que lo llevaron a juicio cinco años atrás.

“Romina estaba harta de que la justicia no hiciera nada para ubicar al violador. Fueron cinco años en los que todo el tiempo iba a la fiscalía, juzgado y comisarías a preguntar si había novedades sobre el hombre prófugo. Lo que hizo esta mujer fue revisar el expediente. Allí figuraba la dirección del hogar del abusador, en la calle Carmenta 1781, de González Catán. Fue y la recibió el violador serial”, contó Andrés Bonicalzi, abogado especializado en delitos contra la integridad sexual, que representa a Romina.

La indignante secuencia fue relatada por la propia Romina G. ante efectivos policiales en abril pasado, cuando hizo la denuncia  de lo ocurrido, tras encontrar a su violador.

Aquella vez fue acompañada de una sobrina, y al llegar a la casa de la calle Carmenta, tocó el timbre. Primero salió una nena de unos 10 años, que se presume era familiar de González y luego  salió el abusador.

“Ella se hizo pasar por una asistente social, y confirmó que se trataba de su agresor sexual. Por cuestión de nervios, no pudo mantener sus dichos, y lo increpó, diciéndole: no me reconocés, hace algunos años abusaste de mí, vos tenés que estar preso, tenés captura internacional”, se afirma en la denuncia.

“Me cago en la captura internacional, y en todo”, le respondió el sujeto, para luego introducirse en su vivienda.

“El encartado ingresó a su vivienda, cerró todas las aberturas. Mientras los vecinos se agolpaban en la puerta de su casa, salió por los fondos de su casa y se volvió a fugar”, se relata en la denuncia policial.

Lo cierto es que, desde ese momento, González continúa prófugo, con idénticos pedidos de captura nacional e internacional, y también igual resultado negativo en relación a su aprehensión.

Para el abogado Bonicalzi, “este caso es paradigmático de las situaciones aberrantes que deben enfrentar las víctimas de abusos, incluso luego de que atrapan a los agresores, porque aquí se comete la aberración de permitir llegar en libertad al juicio a un sujeto acusado de delitos gravísimos, y que en el mismo debate se  solicitó el encierro porque la expectativa de la pena era altísima, como finalmente ocurrió, sin embargo lo dejaron en libertad y el día del falló no se presentó”.

“Eso por un lado. Lo otro, absolutamente dramático, es que una de sus víctimas se hartó de esperar que se haga efectiva la captura, y decidió ir a buscarlo por su cuenta. Empezó por donde  lo haría cualquiera, y sacó la dirección de González del expediente. Así fue como lo encontró habitando la casa familiar con total impunidad. Nadie lo buscaba. Y estamos hablando de un violador serial”, señaló el abogado.

Otro elemento del caso que podría denominarse “insólito” resulta de un hecho ocurrido meses antes de que Romina encontrara al violador en su casa.

“Es que el hombre tuvo una riña callejera con un vecino de su barrio. Entonces desde la comisaría de González Catán lo notificaron de esa causa. Fue hasta la seccional, se notificó, firmó la cédula y se fue caminando. Todo eso con un pedido de captura nacional e internacional por una condena a 20 años de prisión por violar a cinco mujeres”, cerró Bonicalzi.

 

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