Entregaron a su hijo de 14 años a la Policía al enterarse de que participó del crimen de un agente

El chico confesó que junto a dos amigos quisieron asaltar al efectivo y hubo un tiroteo. Uno de sus cómplices murió y el otro es intensamente buscado. La víctima servía en la Guardia Urbana y estaba de licencia por paternidad.

Un adolescente de 14 años fue entregado por sus padres a la policía de la localidad tucumana de Las Talitas. Una vez en la seccional, el chico confesó haber participado, junto a dos amigos, de un robo que derivó en un tiroteo en el que fue asesinado ayer un efectivo de 26 años.

El adolescente, además de admitir su participación en el robo que culminó con el crimen del policía Leandro Meyer, confirmó que un joven hallado muerto ayer tras el tiroteo fue uno de sus cómplices, quien alcanzó a ser baleado por el policía cuando se resistió al robo.

El adolescente, que vive en el barrio Juan XXIII (conocido como La Bombilla), fue entregado a la policía por sus padres cuando se enteraron lo ocurrido. En su relato, el chico de 14 años dijo que ayer salió con dos amigos a robar motos en la zona de la Villa Mariano Moreno, momento en que vieron a Meyer -que estaba vestido de civil y de licencia porque acababa de ser papá- cuando se desplazaba a bordo de una moto. Iba a comprar comida.

Al ser asaltado, el policía se resistió, por lo que se registró un tiroteo en el que recibió un tiro en la ingle que le produjo la muerte horas después, aunque antes alcanzó a balear a uno de los delincuentes, quien también falleció tras recibir tres impactos en su cuerpo.

Tras el tiroteo, los tres tres asaltantes huyeron y los dos ilesos dejaron a su cómplice herido en la puerta de la casa de su novia, situada frente de la comisaría de El Colmenar. El joven fallecido fue identificado por las fuentes como Hugo Cáceres (17), apodado «Huguito». Ahora la policía procura localizar al tercer integrante del grupo, el único mayor de edad y apodado “Cotolo”.

 

El menor detenido es inimputable, no obstante lo cual, debido a la gravedad del episodio, la Justicia dispuso que sea alojado en el Instituto Roca para que lleve adelante su rehabilitación.

El agente Meyer prestaba servicios en la Guardia Urbana, tenía 26 años y estaba de licencia por paternidad, ya que hacía 10 días había nacido su hijo.

 

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