Cubiertas verdes, durante todo el año, para cuidar la planta de yerba

“El suelo es un ser vivo”, nos recuerda el ingeniero agrónomo Raúl Escalada, del área técnica del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). “Por eso, en verano sobretodo, resulta imprescindible que los yerbales cuenten con cubiertas verdes, que son las que permiten regenerar la estructura del recurso, incorporando materia orgánica, y preservar sus condiciones microbiológicas y de humedad”.

 

Prácticamente desde sus orígenes, el INYM impulsa programas orientados a frenar el avance de la degradación en los suelos que dan sustento a los yerbales de la zona productora (en el Norte de Corrientes y la provincia de Misiones).

 

“La yerba mate fue el primer cultivo, fue el cultivo colonizador, con lo cual estamos ante más de 100 años de historia del uso del suelo, y este dato quizás explique claramente, en parte, la importancia de aplicar técnicas que permitan  conservarlo y recuperarlo, logrando de esta manera mantener o aumentar los rindes por hectárea e incentivar la permanencia de los agricultores en sus chacras”, destaca Escalada.

 

A mediados del 2009, el Inym presentó una investigación elaborada por la Red de Productores Evaluadores, coordinada por el Departamento Técnico, que evidenció la preocupante degradación en los suelos de yerbales. El trabajo fue realizado en base a muestras obtenidas en chacras. Se hicieron, junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), más de 300 análisis en la zona productora, desde Comandante Andresito (Norte de Misiones) a Gobernador Virasoro (Nordeste de Corrientes), y se pudo comprobar que el estado de los suelos en general es preocupante, con síntomas de degradación, y falta de nutrientes.

 

“En la zona productora de yerba mate, un centímetro de suelo tarda entre 80 y 100 años en formarse, y ese mismo centímetro de tierra se pierde fácilmente con una lluvia torrencial si no está debidamente sistematizado”, se advierte desde el INYM. Por eso, entre otras medidas, el organismo yerbatero impulsa -mediante jornadas técnicas y programas con productores- el uso de cubiertas verdes, la plantación en curvas de nivel y la implantación de árboles autóctonos en las chacras.

 

Aquellos primeros pasos institucionales para atender la problemática del suelo hoy se evidencian en el Programa de Recuperación de Viejos Yerbales, destinado  a productores de hasta 10 hectáreas de superficie cultivada en estado de degradación, donde con apoyo técnico del INYM y el INTA se realizaron análisis de suelo, sistematización del terreno, plantación, fertilización y siembra de cubiertas verdes.

La erosión es el más grave de los procesos de degradación y se define como la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por ende, de gran parte de sus condiciones para producir. La misma puede ser producida por el agua (hídrica) o el viento (eólica).

 

Cebadilla criolla y Rye grass

 

“En este suelo pueden caer 200 o 300 milímetros de lluvia y no se mueve un centímetro de tierra”, afirma, orgulloso, el ingeniero agrónomo Pedro Mussart, mientras muestra la experiencia de cubiertas de  verdes en un yerbal en Colonia Istueta, en la zona comprendida entre las localidades de Eldorado y Puerto Esperanza.”Conservar el suelo, la materia orgánica, es un capital que vale un montón”, agrega.

 

En el lugar, fueron sembradas de manera simultánea dos especies de cubiertas verdes: la cebadilla criolla y el rye grass.

 

“La cebadilla criolla tiene un ciclo más largo y el rye grass más corto. Es decir: acá en el suelo se observa (en el mes de noviembre) que el rye grass se está secando y la cebadilla todavía está verde, por lo tanto con esto aseguro una cobertura hasta más o menos el mes de enero, y luego arranca la resiembra natural de estas especies.. y así no necesitamos comprar semillas (o sea, es menos costo) y tengo asegurado la protección de suelo en gran parte del año”, explicó el profesional.

 

En parte del suelo del yerbal “se incorporó cebadilla criolla, rye grass y lupino, que es una leguminosa de invierno, que también es una muy buena cobertura”, precisó Mussart, al tiempo que aclaró que esta última especie “ no tiene un desarrollo importante en yerbales adultos; es decir hay que utilizarlos en yerbales nuevos”.

 

El ingeniero agrónomo también eligió sembrar trébol blanco en otro sector del yerbal. “Lo hicimos el año pasado y se logró siembra natural”, dijo. “Es decir, estamos incorporando gramíneas y leguminosas para mejorar las condiciones del suelo”.

 

Para optimizar el rendimiento, se realiza un manejo integral del yerbal. “La fertilización, por ejemplo, se hace con la formula 32 – 8 – 12; 32 de nitrógeno, 8 de fósforo y 12 de potasio”, explicó Mussart. “Eso, en base a un análisis químico del suelo”, aclaró.

 

Se mejoró además el sistema de cosecha. “Hace tres años incorporamos las tijeras electrónicas y se hace en dos cosechas de ramas maduras, solamente ramas maduras, por lo tanto la planta siempre está cubierta; no se saca virutas, y tratamos de mantener los laterales, y con eso se evita que entre el sol y se queme el tronco y la planta se abra”, detalló Mussart.

 

Es importante prestar atención en la distancia que hay entre planta y planta. “No comparto la plantación de alta densidad porque la planta tiene que abrirse”, explicó. Otra de las premisas es atender especialmente el suelo compactado. “Si está compactado, se hace subsolado para que el agua penetre y también se incorpora poroto sable, y tenemos un espacio de nabo consociado con gramíneas, que tiene resiembra natural y cumple la función de ir aflojando el suelo”, señaló.

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“No tiene que quedar suelo pelado”, advirtió. “Hay que cuidar los yuyos buenos y aplicar herbicida en los malos; o sea la aplicación del herbicida debe ser selectiva, y si el yuyo está muy alto, hay que pasar moto guadaña y recién después el herbicida”.

 

 

CUADRO

 

Cubiertas

 

– El Rye grass anual o Azeven es una gramínea de ciclo anual de 190 – 210 días. Se siembra durante los meses de marzo – julio a razón de 10-15 kg/ha al voleo o en línea. Posee resiembra natural, y produce 5-7 toneladas de materia seca /ha / año.

 

– Nabo forrajero: Crucífera de ciclo anual de 150-200 días. Se siembra durante los meses de marzo – julio a razón de 8-10 kg/ha al voleo o en línea. Posee resiembra natural y produce 3-5 toneladas de materia seca /ha(año.

 

La cebadilla criolla (Bromus unioloides) es una forrajera. Se siembra en marzo – abril a razón de 15 – 25kg/ha. Tiene crecimiento erecto y forma matas. Produce un forraje de alto valor nutritivo. Posee resiembra.

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