El gobierno de Colombia y las FARC anunciaron un nuevo acuerdo de paz

El gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC anunciaron este sábado en La Habana que llegaron a un acuerdo que introduce modificaciones al pacto de paz suscrito el pasado 26 de septiembre y que fue rechazado en el plebiscito del 2 de octubre.

«Hemos alcanzado un nuevo Acuerdo Final para la terminación del conflicto armado, que integra cambios, precisiones y aportes de los más diversos sectores de la sociedad y que revisamos uno a uno», sostiene el comunicado conjunto leído por diplomáticos de los países garantes del proceso de paz: Cuba y Noruega.

El nuevo documento fue firmado por los jefes negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle, y la guerrilla, Iván Márquez (alias de Luciano Arango), quienes han encabezado nueve días de intensas reuniones en la capital cubana para alcanzar un nuevo consenso con el fin de «alcanzar una paz estable y duradera».

«La construcción de una paz estable y duradera, objetivo al que responde este nuevo Acuerdo, debe ser el compromiso común de todos los colombianos que contribuya a superar la polarización y que recoja todas las expresiones políticas y sociales», prosigue.

Además, los negociadores invitan «a toda Colombia y a la comunidad internacional, siempre solidaria en la búsqueda de la reconciliación, a acompañar y respaldar» el nuevo pacto «y su pronta implementación para dejar en el pasado la tragedia de la guerra» pues, agrega, «la paz no da más espera».

Horas antes de que se anunciara el nuevo acuerdo, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, convocó a una reunión «urgente» al expresidente Álvaro Uribe, líder del opositor Centro Democrático, que encabezó la campaña del «no» en el plebiscito para refrendar el acuerdo de paz inicial.

«He pedido al presidente de la República que los textos que anuncian de La Habana no tengan alcance definitivo, que sean puestos en conocimiento de los voceros del ‘no’ y de las víctimas, quienes los estudiarán en breve tiempo y expondrán cualquier observación o solicitud de modificación en nueva reunión con el equipo negociador del Gobierno», expresó Uribe, al termino de la reunión.

Los expresidentes Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) son las voces más representativas del «no» y quienes presentaron la semana pasada al presidente Santos un documento con 500 propuestas de modificación, en las que han trabajado estos días los equipos negociadores en La Habana.

El Gobierno de Colombia y las FARC firmaron el pasado 26 de septiembre en Cartagena el acuerdo de paz que cerraron en agosto tras casi cuatro años de negociaciones en La Habana para poner fin al conflicto armado y acabar con la guerrilla más antigua de América.

Sin embargo, la opción de «no» respaldar el texto final del acuerdo ganó en el plebiscito del 2 de octubre, por lo que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, debió convocar a los detractores para alcanzar un consenso y desatascar el proceso.

En una entrevista que publicó el diario francés Le Monde, el presidente Santos advirtió que si se demorase la firma de un acuerdo de paz con las FARC aumentará el «riesgo de ruptura del alto el fuego».

El jefe del estado colombiano también se refirió a las opciones que tiene para darle validez legal a un nuevo acuerdo con las FARC, en caso de que se confirme el avance de las negociaciones.

Sostuvo que entre esas alternativas figura la de firmarlo sin someterlo al voto popular, convocar un nuevo referéndum, dejar que sea el Congreso el que lo apruebe o ponerlo en manos de los 1.122 concejos municipales del país, reportó la agencia EFE. «Decidiré cuando llegue el momento entre estas diferentes posibilidades», aclaró.

Santos destacó el hecho de que desde la entrada en vigor del alto el fuego acordado» no ha habido un solo muerto, ni un solo incidente», aunque consideró que «la situación sigue siendo frágil».

Al considerar las razones por las cuales el acuerdo largamente negociado entre el gobierno y las Farc se topó con el rechazo de los colombianos, el presidente señaló que «no se explicó suficientemente o se explicó mal».

«No entendí hasta qué punto era necesaria esta pedagogía. La estrategia de mis adversarios, que utilizaron argumentos de campaña que nada tenían que ver con la paz, fue eficaz», se lamentó, tras asegurar que «algunos utilizaron deliberadamente la mentira».

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