Carta del Obispo Martínez: «Santa María de Loreto nos espera»

 

 

«SANTA MARÍA DE LORETO NOS ESPERA»

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

para el 33º domingo durante el año

[13 de noviembre 2016]

El próximo sábado 19 y domingo 20 realizaremos la peregrinación diocesana a nuestro centro de Espiritualidad en Loreto. Como todos los terceros domingos de noviembre celebraremos en la Misa de las 9 horas a los Santos Mártires de las Misiones, Roque, Juan y Alonso, junto a nuestra «Madre de Loreto». Allí nos reuniremos desde toda la diócesis, para profundizar la memoria de la Evangelización, y renovaremos nuestra fe para proyectarnos en el ardor misionero en este inicio del siglo XXI.

Con esta celebración concluiremos el Año Santo de la Misericordia. Será una oportunidad para agradecer todo lo vivido durante este tiempo. En las parroquias y capillas, en las diversas áreas pastorales, en los movimientos de la Iglesia y en el ámbito educativo, hemos podido vivir experiencias concretas, hemos podido rezar y reflexionar sobre la Misericordia. Todo esto, nos permitirá tener más claro en adelante que no podemos evangelizar sin comprometernos seriamente con la caridad y la misericordia. En Loreto ratificaremos nuestro compromiso de ser una Iglesia más discípula, misionera, samaritana y profética a través de nuestra vida, nuestro testimonio y nuestra misión.

También quiero señalar la terminación de obras de infraestructura como la remodelación de la Capilla de la Virgen y diversos salones, necesarios para el servicio a los peregrinos, el parador y la vía procesional. Durante el año se multiplican las peregrinaciones y el turismo, y son muchas las familias y comunidades de distintos lugares que van hacia Loreto. Esto permitirá recibirlos mejor en la Casa de nuestra Madre de Loreto.

Como preparación a la celebración en Loreto quiero retomar cuatro palabras que pueden ser importantes de considerar especialmente en estos días previos: «comunión», «alegría», «misión» y «esperanza». Profundizar estos términos implicará seguir asumiendo el compromiso con el camino que estamos realizando en relación a nuestro primer Sínodo diocesano y la aplicación del documento de Aparecida.

La primera palabra es «comunión». El Señor nos enseña que no seremos creíbles en el anuncio del Reino si no buscamos amarnos los unos a los otros. Desde hace años venimos acentuando la eclesiología de comunión y la necesidad de una mayor pastoral orgánica tan reclamada en nuestro Sínodo. El encuentro en Loreto de todos los que peregrinaremos como Diócesis, con las únicas Misas durante esa mañana en el Centro de espiritualidad, expresará la comunión y el compromiso de santidad y misión en nuestro tiempo.

Quizá la expresión más apropiada sea «la alegría del Espíritu». Tanto en Aparecida, como en nuestro Sínodo y en la Exhortación del papa Francisco «Evangelii gaudium», se expresa la alegría del don de ser discípulos. Esta alegría del Espíritu en general, o por lo menos muchas veces, es portadora de la cruz, de dolores y sufrimientos, y por la fe se van convirtiendo en «Pascuas» que vivimos en nuestro corazón. Podremos evangelizar si estamos agradecidos por este don maravilloso y gratuito que hemos recibido de ser discípulos y misioneros de Él.

La tercera palabra es «misión». Como se plantea en varias oportunidades en las orientaciones pastorales retomando expresiones de Aparecida, y que están permanentemente en las enseñanzas del Papa Francisco, necesitamos seguir asumiendo «la conversión pastoral y renovación misionera» de los agentes y estructuras de nuestras comunidades. La misión la entendemos no como un acontecimiento extraordinario, sino en la cotidianidad de nuestras motivaciones, estructuras, metodología, lenguaje…

Finalmente quiero subrayar la palabra «esperanza». Desde Loreto, celebraremos la memoria, agradeceremos y ofreceremos el presente, nos proyectaremos en la esperanza, y nos comprometeremos a ser testigos como lo fueron los Mártires de nuestras Misiones, los Santos Roque, Juan y Alonso. A pesar de las persecuciones y dificultades de nuestro tiempo no claudicamos porque tenemos la certeza de Jesucristo, el Señor, quien es nuestra esperanza.

Loreto, como nuestro centro de espiritualidad fue testigo de parte de nuestra historia. En este inicio del siglo XXI seguimos transitando, y en Loreto decimos presente para seguir construyendo el Reino de Dios.

¡Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

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