La historia de la «bloguera del terror»: escribía sobre vampiros y mató a sus padres

Ashlee Martinson estaba obsesionada con las historias de terror. Escribía en un blog sobre vampiros y asesinos seriales. Sin embargo, sus allegados nunca la imaginaron como protagonista de una realidad más horrorosa que la de sus fantasías.

Hasta que, apenas horas después de haber cumplido 17 años, el 8 de marzo de 2015, Ashlee asesinó a su madre de más de veinte puñaladas, a su padrastro de un escopetazo, encerró a sus hermanastros y huyó con un novio. Hoy, desde la cárcel dice que está feliz y que, aunque resulte contradictorio, se siente libre y a salvo.

Para sus amigos, cuando Ashlee se mudó a Rhinelander, Wisconsin, EE.UU. a los 16 años, parecía una adolescente bastante típica, tal vez algo tímida. La chica vivía con su madre, Jennifer, su padrastro, Thomas Ayers y tres hijos de él.

Con el avance de la adolescencia, como ocurre con un buen número de chicas de su edad, ella cambió los colores de la infancia por maquillaje y ropas oscuros. Sus poemas eran el cauce de palabras perturbadoras que escribió bajo el seudónimo Vampchick.

¿Signos de un alma retorcida o mera adolescencia?

Según puede leerse en el sitio web del show televisivo estadounidense Crime Watch Daily, el año pasado, la chica estaba pensando en irse de su casa. Y el plan se hizo más sólido a partir de su vínculo con Ryan Sisco, un joven de 22 años. Pero los padres de Ashlee se enteraron de esa relación y de sus proyectos de alejarse y se disparó una gran pelea familiar. Pelea que tuvo un final trágico.

El horror salió a la luz a partir de una serie de llamadas al 911 que se interrumpían, el 8 de marzo de 2015. Finalmente, los operadores pudieron localizar el origen de las comunicaciones y enviaron efectivos al lugar. Las llamadas las habían hechos los tres hermanastros de Ashlee, que habían pasado solos todo un día en un sector de la casa, todavía temerosos.

Los oficiales que llegaron hasta la casa en Rhinelander hallaron a la madre y al padrastro de la adolescente muertos, con claras señales de haber sido asesinados. En la casa había una escopeta y un cuchillo ensangrentado, con pelo humano. «Había sangre en todas partes, había materia cerebral dispersa por el piso de arriba», dijo uno de los policías que llegó al lugar según Crime Watch Daily.

Ashlee no estaba allí. Ella se encontraba con Ryan Sisco. Habían salido de la ciudad en la camioneta de Thomas Ayers y comenzaron a conducir hacia Tennessee. El plan de la pareja era quedarse con una tía en Tennessee y comenzar una nueva vida. Pero llegaron solo hasta Indiana y la policía los detuvo.

«Bienvenido a la pesadilla», decía la página de inicio del blog de Ashlee. «Si estás listo, pintaré las calles de rojo sólo para ti».

Hasta allí, el caso parecía el de una adolescente que había llegado a asesinar a sus padres para irse con su novio. Pero a medida que los investigadores empezaron a profundizar en la vida de Ashlee, esta hipótesis se llenó de matices inquietantes, especialmente en lo referido al padrastro de la chica, Thomas.

El hombre era un delincuente. Con antecedentes de violencia doméstica, secuestro e incluso agresión sexual. En la casa había varias armas de fuego, aunque Ayers tenía prohibido tenerlas.

Según los registros citados por Crime Watch Daily, un novio anterior de su madre había atacado sexualmente a Ashlee.

Cuando la detuvieron, Ashlee contó que su madre había baleado a su padrastro y que luego ella mató a su madre mientras se defendía en una pelea con ella. Pero a las pocas horas contó la verdad: Ashlee tomó una de las muchas armas cargadas que había en la casa y mató a su padrastro. Después, peleó con su madre y la apuñaló entre 30 y 40 veces.

En un post de Facebook que la adolescente había publicado el día anterior a la tragedia, el día de su cumpleaños número 17, ella hablaba de que “debería tomar un arma y dispararle» a su padrastro. En ese mismo post contó que su padrastro golpeaba a su madre.

«Aunque he hecho a mis hermanas huérfanas, sé en el fondo que ahora están en un ambiente más seguro y amoroso, espero que algún día puedan perdonarme», escribiría la joven bloguera tiempo después en una carta.

Tras un acuerdo con la fiscalía, Ashlee se declaró culpable y recibió una condena a 23 años de cárcel. Para algunas, una pena leve en relación a los crímenes; para otros, exagerada en relación al infierno en que vivía la joven.

Hoy, Ashlee Martinson está presa en Fond du Lac, Wisconsin. Desde que fue transferida hace aproximadamente seis meses, no recibió visitas, hasta que aceptó tener una serie de entrevistas con Crime Watch Daily; aunque las autoridades no autorizaron que los encuentros se registraran en video.

«Estoy feliz, y sé que esto suena loco, porque estoy en prisión, pero siento que soy libre», declaró Ashlee. «Puedo despertarme todos los días y saber que estoy a salvo», agregó.

La joven le contó al programa de TV que un novio de su mamá la violó cuando ella tenía nueve años y que desde entonces su vida fue una pesadilla. Su madre, contó, también víctima de la violencia de ese hombre, permitió los abusos.

Ashlee relató que tenía planeado irse de su casa, pero que su padrastro le dijo que no lo hiciera y que si se iba él se encargaría de que la pasara mal. En ese momento, dijo, ella vio sólo una salida: agarrar una escopeta e irse a su habitación. Cuenta que llegó a tener apoyado el extremo del arma en su boca cuando escuchó a su padrastro. Pensó que el se enojaría porque ella estaba jugando con su arma y entonces levantó el arma y le disparó.

Después, siempre según lo relatado por la chica a Crime Watch Daily, su madre la apuñaló en una pierna. Ella reaccionó, peleó con su madre. Hay allí un hueco en su memoria. Pero recuerda que después vio a Thomas y temió que se levantara. Fue entonces que le volvió a disparar. “Recuerdo haber apuntado el arma contra su cabeza», dijo Ashlee. «Y apreté el gatillo, y en ese momento sentí que las cadenas se rompían a mi alrededor, era libre, por primera vez en mi vida sentí que era libre, que él ya no podía lastimar a mis hermanas. Ya no podía lastimarme, no podía lastimar a nadie”.

«No soy un monstruo, nunca quise que esto sucediera», dijo Ashlee. «No es correcto, lo que pasó, pero yo era sólo una niña, una niña abusada, que se vio obligada a tomar una muy mala decisión, no soy el monstruo que ellos entendieron que soy», dijo.

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