En un boliche una joven no quiso darle un beso y le cortó el rostro con un vaso

Sabrina fue doblemente víctima. Primero evitó que un chico, en el interior del boliche Jagger, de San Luis, le diera un beso a la fuerza. Y luego, por el simple hecho de decir que no, fue atacada con un vaso de vidrio en su cara. La marca visible que le quedó fueron ocho puntos de sutura. Sin embargo, también lleva una cicatriz oculta. «Por dentro está pasando un pésimo momento. Abandonó sus tareas habituales, como la facultad», le dijo a «Crónica» el padre de la adolescente.

En la noche del sábado, Sabrina Otero (18) salió como cualquier adolescente. Junto a su hermana melliza Agostina, su novio, y un grupo de amigos, fue a Espacio Jagger, ubicado en Falucho y avenida Illia, en la capital puntana. «El novio se volvió temprano a su casa porque tenía que trabajar. Ellas se quedaron bailando», relató Miguel Otero. La noche llegaba a su fin cuando un verdugo se puso en medio de su camino.

Su hermana y unas amigas estaban en el baño. Restaban minutos para las 6. Ya tenían todas sus pertenencias para volver y de repente Sabrina, sola en la pista, fue atacada. Según su propio relato, «un chico el cual no conocía, extremadamente enfermo y con poco cerebro, me agredió por no querer darle un beso a la fuerza».

En la red social Facebook, la adolescente escribió que «me pegó con un vaso de vidrio en la cara y terminé con ocho puntos. Seis en la frente y dos en la nariz. Lamentablemente todo fue muy rápido y no recuerdo quien fue».

Miguel Otero, quien convive con el dolor de padre, sabe que «el abuso a la mujer es un tema de día. Lamentablemente por el simple hecho de ser mujer son atacadas. Son enfermos mentales». Si bien la causa -denunciada en la Fiscalía Nº1- aún no tiene detenidos, testigos aseguran que el agresor fue un hombre de unos 25 años. «No sabemos nada de él. En estos días vamos a ir al lugar para chequear las cámaras de seguridad y hablar con el personal que trabaja allí, ya que hicieron abandono de persona. Mi hija fue socorrida por un joven que también había ido a bailar. Los patovicas no están capacitados y esto es algo que indigna», explicó a este medio. En esa línea, su hija detalló que hace público su caso para «encontrarlo. No puedo entender y no se explica cómo puede haber gente así. Estaba lleno de gente el lugar. Solo quiero una ayuda».

«Mi hija denunció todo porque recuerda como fue el ataque. El desvanecimiento fue después, cuando se da cuenta de la cantidad de sangre que perdió», agregó.

Asimismo, la preocupación de la familia Otero pasa por el estado anímico de la víctima, quien «no tiene ganas de salir a ningún lado. Hasta abandonó la universidad -es estudiante de kinesiología y fisiatría en la Universidad Nacional de San Luis- el gimnasio y todas las actividades que realizaba».

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