A los 7 años, oculto bajo una cama, fue testigo del asesinato de su hermana y su mamá

“Jony ya te vi, sé que sos vos”. La frase la pronunció la pequeña Mía Valenzuela poco antes de morir e identificaba a un joven rosarino de 23 años acusado de matar a golpes a la nena y a su madre de 26 años. El único testigo del doble homicidio fue el otro hijo de la mujer, de siete años, quien escuchó esa frase mientras estaba escondido debajo de la cama.

El testimonio del chico, tomado en Cámara Gesell, es crucial en el juicio al acusado de los homicidios.

El juicio por el crimen se inició esta semana, a más de tres años del macabro hallazgo de las víctimas en La Lagunita, un asentamiento de la zona sudoeste de Rosario. Jonathan Olivera es el principal sospechoso y lleva tres años detenidos por el hecho que conmovió al barrio la mañana del 20 de enero de 2013.

El muchacho estuvo prófugo desde marzo de 2014, cuando se fugó de la comisaría 13, y fue recapturado en junio de ese año en la zona norte. A pesar de las pruebas en su contra, el imputado insistió en que fue acusado solamente por ser conocido como el “ratero” del barrio y por su adicción a las drogas. Sin embargo, el testimonio del nene que sobrevivió lo ubica como quien entró a robar y a matar en la humilde vivienda ubicada sobre el pasaje 1851, a la altura de Seguí al 6600.

El chico de siete años declaró en Cámara Gesell y su testimonio fue reproducido ayer ante el tribunal que integran los magistrados Edgardo Fertitta, Marisol Usandizaga y María Isabel Más Varela. En su declaración, el menor contó que había una persona en su casa pero que no había podido identificarla, aunque sí recordaba haber escuchado a su hermana antes de que la mataran a martillazos.

 

 

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