Los Mitá y La Chacra, en HD

Bichy Vargas y sus compañeros de ruta apostaron fuerte, y ganaron. Con un lustro de carrera, han logrado un crecimiento poco frecuente en el ambiente del folklore local, y lejos de dormirse en los laureles de su explosivo crecimiento, decidieron ir por todo, y así llegaron este año dos veces al Parque del Conocimiento, con lleno total en ambas (la primera fue en el Teatro de Prosa).

Retratar en formato musical la ruda vida de la colonia, con sus sabores y amarguras, sus logros y retrocesos, no es tarea sencilla para el formado en el asfalto, pero para estos muchachos, que no sólo le cantan a la chacra, sino que la viven día a día, es casi su cotidianeidad. Para lograrlo recurrieron a un equipo de profesionales que se sumó al capital humano y técnico del Teatro del Parque del Conocimiento, quienes, en conjunto, lograron una puesta en escena de calidad pero sin fuegos de artificio ni pantallas de humo. Lo de Los Mitáes música cruda, como crudo es su mensaje, que aunque se lo vea matizado de musicalidad y buen humor, no deja de ser un buceo casi antropológico de las vicisitudes de la vida de esa gente sencilla que nutre las venas profundas de la Tierra Colorada

“Describe tu Aldea y describirás el mundo” decía León Tolstoi… y eso en definitiva es lo que hacen Los Mitá… describen lo más sencillo de su aldea… el día a día… lo cotidiano… con sus virtudes y defectos… y es eso lo distintivo… porque su geografía es distinta… porque la conformación de su población es distinta…

… y así, en 14 canciones Los Mitá le cantaron al río (“El Río Vuelve”), al trabajador de la chacra y sus manos curtidas (“Soy Chacarero”), al tarefero (“Tarefero de mis pagos”), a la mamá de la novia (“La Suegra”) y otros diferentes personajes que conforman la realidad diaria lejos de las grandes urbes. Tampoco se escapa de su paleta multicolor esos lugares y situaciones emblemáticas, como “El Galpón”, es espacio usado tanto para secar el tabaco como para que duerman los perros, celebrar velorios, reuniones políticas y, c laro está, los bailes. Tampoco se escapan a sus cuadros esa chica de pueblo que se fue a Buenos Aires y volvió hecha una diva (“La aporteñada”) o la pachanga comunitaria con “La colonia está de fiesta”.

Grabado a ocho cámaras por la productora Pata de Cabra, La parte de audio, grabación, mezcla y masterización, a cargo de Marcelo Krioka, en Sonido Raulo Viola, en iluminación Damián Lezcano, en la pantalla gigante Franco Kuz y claro está, todo el equipo técnico del Teatro del Parque del Conocimiento

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