Vivieron secuestrados 5 años por piratas: relataron su calvario

«Comimos ratas», dice un marinero filipino, al final de una pesadilla de cinco años, que empezó cuando el barco pesquero «Naham 3» fue abordado por piratas somalíes al sur de las islas Seychelles en marzo de 2012. Veintinueve  tripulantes fueron capturados, entonces. Uno murió en el ataque. Dos más se enfermaron y murieron en cautiverio porque no había medicinas. El resto, 26 rehenes asiáticos, fueron liberados esta semana, después de dos años de negociaciones y el pago de un rescate.

«Comimos cualquier cosa, cualquier cosa. Si tenés hambre, comes». El marinero que habla es Arnel Balbero, uno de aquellos 29 tripulantes.

El secuestro de la tripulación del «Naham 3» es el segundo más largo en manos de los piratas somalíes, en un sangriento negocio que mueve 700 millones de dólares  al año y que afecta a la navegación mundial.

Los secuestrados permanecieron en tierra firme en Somalía. Son marinos provenientes de Camboya, China, Indonesia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.

Lograron sobrevivir, en parte, comiendo ratas y cualquier otro animal que se pudiera cocinar. Tras ser liberados, fueron conducidos a Nairobi, Kenia, donde los recibieron representantes diplomáticos de sus distintas embajadas, antes de volver a sus casas.

El filipino Arnel Barbero contó que, tras más de cuatro años de secuestro, se sentían «como muertos vivientes». Los piratas «nos daban sólo pequeñas cantidades de agua… Comimos ratas. Sí, las cocinábamos en el bosque», dice. «Comimos cualquier cosa, cualquier cosa».

Durante un año, los rehenes vivieron en su barco, pero la nave finalmente se hundió y la tripulación fue trasladada a tierra firme. Dos de los marineros murieron allí por distintas enfermedades.

Se cree que estos marineros se encontraban entre los últimos cautivos de los piratas somalíes tras la ola de secuestros que se produjo a mediados de la década de 2000.

La piratería en las costas de Somalía, que tiene frecuentemente el objetivo de lograr cobrar un rescate, se ha reducido significativamente en los últimos años, en parte debido a la puesta en marcha de patrullas militares internacionales en las zonas más vulnerables.

Los marineros del «Naham 3» fueron retenidos en Dabagala, a unos 400 kilómetros de la capital de Somalía, Mogadiscio, en una aldea pesquera que se hizo conocida como la principal base de los piratas somalíes, según la agencia Reuters.

En un video de los rehenes grabado hace meses, se los ve demacrados y delgados, rodeados de hombres enmascarados y armados. Allí aparece Shen Jui-chang, el ingeniero jefe del barco secuestrado, que en chino mandarín dice sólo recibe un litro de agua al día a pesar del intenso calor. «No hay agua, no hay comida», dice, añadiendo que «todos tenemos alguna enfermedad». Y se queja: » Los piratas no nos traen medicinas, dicen que no tienen dinero para comprarlas. Por eso, dos jóvenes han muerto ya, por nada».

Finalmente, este sábado el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán explicó que los hombres fueron liberados tras el pago de un rescate por parte del dueño del barco, así como por grupos contratados para negociar con los piratas.

Este viernes, llegaron a sus países de origen, en medio del llanto desgarrador de sus familias. Pero muchos ahora no saben cómo reintegrarse al mundo.

«No sé qué hay… fuera de este mundo cuando esto termina, es muy difícil volver a empezar», admite Barbero.

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