“Yo nací ojota para el deporte y estos chicos me dieron todo”

Juan Imbarrato, el DT del Sub 14 de handball que ganó la medalla de oro en los Evita para Misiones, es el autor de la frase. Conozca un poco más la intimidad de la consagración de los chicos de Jardín América que comenzaron entrenando en una cancha de pasto y que antes de las 10 de la noche entregan los celulares al profe.

 

 

Dejó el gimnasio donde daba clases para enseñar handball en una escuelita de Jardín América. Fanático del fútbol y entusiasta nadador, Juan Imbarrato eligió un deporte alternativo para sus clases, “porque se cagaban a patadas”. El sueño de conseguir un logro muy importante nació en el 2010, “cuando queríamos transformarnos en campeones provinciales y lo conseguimos en el 2011 y 2012 y uno le tomó gustito al asunto”. Y vaya si el sabor de ganar fue constante, porque a la medalla de oro en los Juegos Evita 2016 se sumó la clasificación para representar a la Argentina, en los Juegos Sudamericanos de handball escolar.

“Dejé mi trabajo en el gimnasio para dedicarme a ver la alegría de los chicos haciendo un gol y valió la pena”, dijo emocionado “el profe Juan”, cuando la medalla de oro lucía en el pecho de sus alumnos en Mar del Plata. Todo nació muy a pulmón, porque “Jardín América es una localidad donde no existía el handball, a mí nunca me interesó esta disciplina, fue por una escuelita que no tenia ni siquiera piso de cemento sino solo pasto y marcábamos las áreas con cenizas de la cocina y es un deporte que lo elegí como alternativo porque se golpeaban mucho en el fútbol y la idea pegó en los chicos”, explicó el entrenador.

 

Con su equipo, encontró las metas que, siendo joven, se había trazado para él, pero el destino quiso otra cosa. “Fui nadador y me costaba entrenar. Soy director técnico con el título nacional, tengo el título de árbitro de fútbol pero encontré en el handball un lugar que me llena de alegría”, cuenta orgulloso este misionero que se emocionó mucho “porque por fin en un Juego Evita nos dieron una bandera para traer y mostrar con orgullo nuestros colores”.

 

Chiquitos, con viejas prácticas

En plena era digital, las redes sociales forman parte de la vida de los jovencitos. El que no participa en Grupos de WhatsApp, Twitter, Facebook, Snapchat y otros, literalmente está “fuera del sistema”. Pero estos pequeños de 14 años entendieron que para “llegar” hay que hacer sacrificios. “Acá en Mar del Plata dormían temprano, entregaban los celulares a las 10 de la noche y les pedimos disculpas a los padres, pero no les vamos a llevar alfajores a nadie porque no salimos nunca”, dijo sonriendo y a punto de estallar en lágrimas de felicidad.

Entrenaban hasta tres veces por semana “en el polideportivo de Jardín América que no tiene las medidas mínimas para el handball”, cuando en otras ciudades como Montecarlo, cuna de este deporte en Misiones, lo que sobran son canchas de handball. Poco le importó a Imbarrato, nada iba a impedir que demuestre su alegría, “porque estos “son los sueños que uno persigue desde chico. A mi la vida como atleta no me dio esa oportunidad, nací ojota (N de la R: que no sirve para ningún deporte)  y yo a los chicos les dije que los envidio”.

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