Hablan los amigos de autor de la masacre de Mendoza: la trama oculta detrás de los audios

Luego de la filtración de los Whatsapp, sus ex compañeros de secundaria decidieron romper el silencio. La cena en Río Gallegos y la sensación horrible de no haberlo conocido nunca jamás. Qué piensan del femicida.

¿Te enteraste?

-La verdad que no.

-Prendé la tele.

Con un diálogo tan simple como ese comenzó la charla de WhatsApp entre ex compañeros y amigos del colegio donde Daniel Zalazar hizo la primaria (escuela 55) y la secundaria (República Árabe Siria). Horas después, confirmarían lo que en principio no querían creer: Daniel era elfemicida del que todo el país estaba hablando.

Ese grupo de amigos, desde abril, venía planeando una cena de reencuentro de egresados para fin de año. Desde la época del secundario que no se habían vuelto a juntar todos. Tal vez no suceda nunca. O tal vez se concrete pero sin Zalazar en la mesa.

Confundidos, shockeados, consternados, enojados. Ni ellos saben cómo describirse. Ahora resulta que Daniel Zalazar, el antiguo compañero con el cual precisamente este año se habían vuelto a poner en contacto, es el triple femicida, “el karateka“, el hombre que mató a 3 mujeres e intentó degollar a una beba de 10 meses que podría ser su hija. “No entendemos nada», repiten una y otra vez. «No sabemos a quién conocimos”.

El primero que habla es Oscar. No quiere decir su apellido, ni mucho menos su apodo. «Si lo uso, todo el mundo se va a dar cuenta de que soy yo», asegura. Y entonces empieza a contar cómo tomaron los ex compañeros la noticia.

Hace dos meses, Zalazar pasó por Río Gallegos para renovar su carnet de conductor. Aprovechando su presencia en la ciudad se organizó una cena  entre cuatro ex compañeros. Uno de ellos era Oscar.

Zalazar dijo entonces que no tenía familia, ni pareja, ni compromisos con nadie. Pese a que le preguntaron al respecto, no dijo nada sobre una pareja ni sobre una hija. Les contó a los demás que era profesor de taekwondo, que era guía de montaña y que era médico. Mencionó algunos casos llamativos en los cuales le había tocado intervenir.

 -Contó que había atendido a una señora con el cráneo roto. Ahora no sabemos si era verdad o no: en ese momento le creimos.

Otro de los amigos que estuvo en la cena no quiere dar ni nombre, ni apellido, ni apodo ni “nada que me vincule a Zalazar”, como si tuviera vergüenza del solo hecho de haberlo conocido. Lo llamaremos Miguel.

Oscar y Miguel coinciden en un dato no menor. Durante aquella cena,Zalazar hizo un anuncio importante: a fin de año iba a volver a vivir al sur. Solo. Lejos de Mendoza. Lejos de Claudia Arias, la mujer que ni siquiera les había mencionado a sus compañeros. Lejos de su hija, a quien tampoco había nombrado. Lejos de todo.

-En el asado nos habló sobre su trabajo y dijo que ganaba como 8000 pesos. Le dijimos que acá podía ganar mucho más y nos dijo que se quería venir a vivir al sur a trabajar en algún hospital, tal vez en Río Gallegos o en el Calafate -revela Miguel.

Zalazar se entusiasmó con la propuesta. Mucho. Nada lo ataba a Mendoza, o por lo menos así lo vieron sus compañeros. Un hombre solo, deseoso de volver a su tierra, a sus raíces. Miguel no entiende. Todavía no entiende cómo puede ser que haya pasado lo que pasó. Justo Daniel… Justo el mejor.

-Para nosotros, Daniel era un ejemplo. El único del grupo que había progresado había sido él. El único que se fue a estudiar, que le había ido bien. Siempre fue un chico inteligente. El único del grupo que había hecho algo de su vida.

Después del asado no se vieron más, pero sí se mantuvieron en contacto a través de Whatsapp. Tal vez no vuelvan a verse. Zalazar no la va a tener fácil. No hay manera de alegar «emoción violenta», las pruebas son contundentes y además está el relato del hijo menor (8 años) de Claudia (acuchillada sin piedad), que se salvó de milagro por esconderse en un baúl.

Todo apunta a Zalazar, hasta sus propias heridas, hasta su propia voz en esos audios que consternaron a quien los haya escuchado y que envió a estos amigos con los que BigBang pudo hablar.

LA NOTICIA DEL TRIPLE FEMICIDIO

-Primero no sabíamos si era Daniel, porque en la tele decía algo así comoDaniel Lucas Zalazar Aceituno, pero con la foto de Daniel. No sabíamos qué pensar -dice Oscar.

Esa noche, Miguel dormía. Cuando despertó, tenía una llamada perdida. Cuando despertó, empezó la pesadilla.

Además de la llamada, tenía notificaciones de un grupo de Facebook que tenemos. Decían que viéramos la tele. Empezaron a mandar fotos a nuestro grupo de WhatsApp con la cara de Daniel en las noticias. Lo primero que pensé, te juro, fue que era una joda. Que habían editado la foto. Y cuando vi que eran muchos los que hablaban del tema, con mensajes como “Mirá en la tele lo que hizo Daniel”, prendí la tele y lo vi. Quedé helado, como estoy hasta hoy. Daniel nunca fue violento.

El impacto en el grupo fue inmediato. Los días se sucedieron entre letanías del tipo “no lo puedo creer” y “se dicen muchas cosas”, hasta que llegaron  los audios de Zalazar -esos mismos audios a los cuales ellos mismos no les habían dado mayor importancia en su momento- y conmovieron al país.

Entonces sí los escucharon con atención. Ahora retumban en la cabeza de todos. La risa ante la noticia del femicidio de Romina Barria -a quien varios del grupo habían conocido-, la ausencia total de empatía. Y más que eso, el odio: Algo habrá hecho, se lo merecía. Ni una menos las pelotas: hay que cagarlas a palos a todas.El odio al que no le prestaron atención. Para ellos, era parte del código de humor negro que manejaban.

Barria fue asesinada el 4 de octubre por la noche, en Río Gallegos. Elfemicida la apuñaló y luego incendió la casa.

Luego de apuñalar a Claudia Lorena Arias, a la tía y a la abuela de Claudia, Susana Ortiz y Selda Díaz, y de intentar apuñalar a Mia, la beba de diez meses que todo parece indicar que es, también, su propia hija, Zalazar intentó incendiar la casa. Prendió una vela y encendió el gas. El mismo modus operandi.

EL FEMICIDIO DE BARRIA

Sobre el tipo de vínculo que hubo entre Zalazar y Barria hay diferentes versiones: una fuente sostiene que hubo un romance, los familiares de Romina niegan que haya existido vínculo alguno entre ambos. Varios, entre ellos Oscar, coinciden en que fueron compañeros de la escuela primaria.

Es que una parte del grupo hizo primaria y secundaria en la misma escuela. Oscar, además, fue compañero de trabajo de Romina, asistió al bautismo de su hija, tenía una relación amable con ella. Por eso sintió estupor cuando escuchó a Zalazar burlarse de su muerte, pero no les dio a los audios la trascendencia que adquirieron luego.

Cuando salieron los audios… En su momento ninguno les dio bola, lo tomamos como algo de humor negro… Yo,. por ejemplo, no lo compartí. No me gusta ese tipo de humor. Además yo la conocía a Romina, así que no me generó mucha simpatía, no contesté… -dice Oscar.

Cuando uno de los chicos contó lo de Romina, nos quedamos helados, acongojados. Estábamos shockeados. Pasó en el pueblo donde vivíamos. Y cuando Daniel tiró esos audios, pensamos “se está haciendo el canchero… Jamás se nos cruzó por la cabeza que tal vez ese era su pensamiento real. Pensamos que era un comentario de boludo, una canchereada -dice Javier.

La verdad, no siguieron mucho el chiste. Hay chicos que miran las cosas de otra forma. toman la vida y la muerte como que a todos nos va a tocar de una forma u otra, así es como lo toman algunos chicos del grupo -dice Oscar.

LA CATARSIS FINAL

El peso era mucho. Los amigos de Zalazar no podían con tanto. No debían, tampoco, soportar la presión, la angustia, que les genera hoy haber compartido una vida con alguien que ahora desconocen. Daniel. Zalazar. El femicida. Ahora no saben, siquiera, cómo nombrarlo. Lo que comenzó tímidamente con un rechazo a estos cronistas, terminó en llamados y reclamos del tipo «A mí todavía no me llamó». Necesitaban hablar. Asegurarse de que ellos no eran como él. Y es tanto lo que tenían para decir, que es imposible ordenarlo. Como sus cabezas.

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