El ritual de los tambores en un Golpe Perfecto y demoledor

La Espiral y Olodum unidos en un solo golpe. El sábado por la noche más de medio millar de almas se acercaron a festejar la quinta edición de la quinta edición de “En busca del Golpe Perfecto”. Una noche a puro samba reggae en los tambores de la Espiral con la participación especial del mestre Memeu, director de los bahianos de Olodum.

Qué lindo cuando termina un evento y todos se miran con cara de “Misión cumplida!!!”. No existe otra frase o expresión más acertada para enmarcar el balance de la quinta edición del Festival de Tambores “En busca del Golpe Perfecto”.

Luego de dos meses y medio de trabajo de preproducción, gestiones y ensayos, el  grupo de afropercusion liderado por Gabriel “Chane” Arias, más toda la familia que compone la Espiral, lograron llevar a cabo una de las ediciones más memorables de todas estas celebraciones a los parches y el ritual de la percusión.

La llegada del Mestre Memeu Perereira Nunez, director actual de Olodum, no fue casualidad. Este encuentro viene desde la conexión que tuvo Chane este verano mientras recorría las playas de Salvador de Bahía (Brasil).

En aquella oportunidad el director musical tuvo la oportunidad de compartir y convivir dentro del Candeal, barrio de Salvador de Bahía en el cual nació Carlinhos Brown. Allí conoció el embrionario de una de las bandas emblemáticas de percusión de todo Brasil: Olodum.

Con la idea fija dentro de su corazón, despacito, empezó a materializar la posibilidad de poder plasmar todo los conocimientos adquiridos no sólo para Espiral sino que también poder transmitirlo hacia la comunidad musical y a quienes gusten del placer de tocar los tambores.

Así se nació la idea de realizar el primer taller de “Samba Reggae” dictado por Memeu. Este se llevó a cabo los días jueves 20 y viernes 21 en el Galpón de la Murga de la Estación, con un saldo total de 41 participantes provenientes de toda la provincia, del Paraguay y de  Buenos Aires, estos últimos integrantes de la murga 14Bis que se enteraron de la movida y el viernes se hicieron presentes haciendo posible así la presencia de “Itamar”, otro de los miembros de Olodum que se encuentra en el país.

De este taller salió un ensamble que también tuvo la oportunidad de mostrar lo aprendido en la noche del sábado.

Golpes al corazón

Varios fueron los momentos emotivos que se vivieron en la noche del sábado. El primero ocurrió entrada la media noche cuando  uno de los primeros integrantes de la vieja guardia, “Burrito” Borjas, hizo entrega de un trofeo ganado en el carnaval de 1985 en Villa Urquiza, para que pase a ser parte del patrimonio de Espiral.

El segundo trascurrió cuando de las manos de Manuela Arias y en nombre de todo el grupo musical, hicieron la entrega de un documento honorifico por la tarea que viene realizando Chane dentro de la Espiral. Pero sin dudas el momento más esperado fue ver formados a los más de 20 percusionistas más los invitados que subieron a las tablas para desplegar un repertorio temático acorde a la ocasión.

Musculosas brillando entre las luces y el humo, mientras los tambores no paraban de repicar junto a las voces de Amanda de Colombia, Patito García, Jaime Prereyra y Matías Neris, que hicieron bailar hasta la hora permitida. Como dato de color, cinco de los once hermanos de la familia Arias estuvieron integrando la formación.

El barrio retratado en colores

Para la puesta en escena trabajaron con el artista plástico Carlos Nieva, quien conoce la historia del grupo y del barrio a la perfección. En un telón de 16 metros por cinco pintado con recubrimiento plástico casi a contra reloj, quedó inmortalizado  en un costado una parte simbólica de la querida Villa Blosset antes de la inundación, sus casas, su gente, los tambores, en el centro el signo de la Espiral y del otro parte del barrio Maciel Pelourinho, lugar de nacimiento del Mestre.

En la parte estética, grafica y ambientación se trabajó bajo la creatividad de Oblicuo Diseño Gráfico, una tarea que se plasmó también en la puesta escenográfica final. El sonido estuvo a cargo de Raúl Fernando Viola y todo su equipo, mientras que la iluminación contó con la presencia de Matías Voynes, iluminador de la compañía de Arte de Luis Marinoni.

Con una apertura de estilos se completo la grilla de espectáculos. Los primeros en hacer sonar los tambores fue “Espiraliña”, uno de los frutos del proyecto sociocultural, luego aparecieron los vecinos del barrio “Consentido” y su repertorio pachanguero.

Entrada la noche fue el turno de Proyecto Mora, conjunto musical que pregona a través de sus canciones y ritmos la liberación de los estilos musicales de fluyen en nuestra triple frontera.

Con el paso de esta edición, la organización, la banda  y el público  concordaron en algo, este “Golpe” quizás sea la piedra fundacional para el proyecto inicial de este festival que es la creación de la primera escuela de percusión de nuestra provincia. Mientras esta idea se siga materializando en cada paso que da esta familia de entusiastas, lo único que se puede asegurar hasta el momento es que la Espiral no para.

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