Polémica en Córdoba por el sobreseimiento del posadeño desaparecido que atacó a una familia

Mientras dos médicos aseguran que comprendía sus actos, la justicia lo sobreseyó. Al joven lo buscaban semanas atrás y apareció en Córdoba tras atacar una vivienda.

 

Federico Berdomás, el joven posadeño que era buscado intensamente por sus familiares y que apareció en un country de Córdoba, atacando al dueño de la vivienda y amenazándolo con “sacarle los ojos”,  fue sobreseído de la causa que le iniciaron al declararlo “inimputable”, tras ser sometido a pericias psicológicas. La decisión de la justicia cordobesa fue confirmada por el fiscal Carlos Matheu quien advirtió que “dos psiquiatras del Poder Judicial han determinado de forma categórica que esta persona tuvo un brote psicótico en la que comprendía sus actos en el momento del hecho». Y además agregó: «El médico forense dijo que tuvo un brote de epilepsia. Presentaba una notable exaltación cuando fue detenido».

El funcionario judicial, en declaraciones a medios cordobeses, mencionó que “durante el episodio hubo un forcejeo y el dueño de la casa fue golpeado de manera brutal, pero ha sido sobreseído por el delito que estaba acusado».

Recordemos que lo que comenzó como una búsqueda desesperada de un joven misionero que desapareció, terminó con un hecho violento a miles de kilómetros de Posadas. El pasado 10 de septiembre comenzó a  circular por redes sociales, el desesperado pedido de la familia Berdomás, difundiendo la foto de Federico, joven de 22 años que se había extraviado y que presuntamente se lo vio por última vez en Córdoba. Ya el 12 de septiembre se conoció que al posadeño lo encontraron en la provincia mediterránea, tras atacar una vivienda en un aparente “brote psicótico”. Por aquella acción, inicialmente el misionero fue detenido, pero tras las pericias psicológicas, el joven fue sobreseído y la justicia ordenó la internación en un neuropsiquiátrico.

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Apelación

El abogado de las víctimas, Adolfo Allende Posse, cuestionó la decisión que tomó la Justicia y confirmó que apelará la medida.  «El obrar del fiscal fue negligente. Se apresuró con la decisión y a tres días, instancia de sobreseimiento», dijo a Cadena 3. «Esa no es la forma de trabajar», indicó y agregó: «Es insólito lo que ocurrió y ha causado un grave daño a las víctimas».

«Yo mismo comprometí al matrimonio a presentarse a la fiscalía para mostrar el estado del rostro, el dedo quebrado y la cantidad de lesiones que padeció Sebastián Rivero, ni hablar de las niñas y del trauma que tiene la familia», contó.

«Estoy estremecido, es un hecho con características cinematográficas», expresó.  «El Código Procesal Penal prevé que cuando se trate de una presunta inimputabilidad se puede dictar una internación provisional con el aval de dos peritos. Esta es una medida de coerción. Pero luego la investigación tiene que avanzar y concluir».

 

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«Porque el fiscal no tiene la menor idea de qué hacía el joven en Córdoba, hace cuánto estaba, en dónde estaba residiendo. Debería por lo menos preguntar», continuó. Y protestó: «El sobreseimiento cierra el proceso. Para él es un caso terminado».

El fondo de la cuestión –explicó– es que los fiscales de instrucción no se quieren hacer cargo de una persona así por miedo a que se suiciden. «Yo lo sé porque trabajé en fiscalía de instrucción, en estos casos dicen, ‘tengo internado un loco que se nos puede suicidar, mejor me saco el tema de encima'».

«Vamos a apelar el sobreseimiento pero son pocas las herramientas que tenemos, sin dudas», dijo el profesional que define a la familia que vive en el country que el joven misionero atacó.

El hecho
Allende Posse, contó: «El domingo por la noche la familia se acostó a descansar y en la madrugada el dueño de la casa escucha un ruido. Se encuentra con una persona en estado de agitación y pensando que intentaba robar lo intenta calmar diciéndole que iba a darle lo que quería».

«Sin mediar palabra, el joven lo tomó del cuello y le empezó a pegar la cara contra el piso. Y luego le dijo que eligiera si quería que lo matara o que le sacara los ojos».

«La esposa llamó a la seguridad del barrio privado y las niñas se despertaron. La más grande comenzó a pegarle al agresor para que soltara a su papá, hasta que lograron detenerlo».

«Fue un hecho espantoso», culminó.

valle escondido
Contry donde vive la familia Rivero, atacada por el joven misionero

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