Gran hazaña: viajo a dedo durante cuatro años para obtener su título de docente

Ismael Ciazza vive en Tolhuin, Tierra del Fuego, pero eso no le impidió cursar el Profesorado de Matemáticas en Río Grande, que está a 109.2 kilómetros. Durante cuatro años el joven viajó «a dedo» ida y vuelta, de lunes a viernes.

 

Ismael tiene 24 años y se recibió hace pocas semanas de Profesor de Matemáticas, luego de cuatro años de carrera cursando en el Instituto Provincial de Enseñanza Superior (IPES) Paulo Freire de Rio Grande.

Según publicó eldiariodelfindelmundo.com, su logro es particular, porque alcanzó su título viajando todos los días desde Tolhuin, su lugar de residencia, haciendo dedo en la ruta para recorrer los 109 kilómetros de ida y de vuelta.

«Los cuatro años se me pasaron muy rápido, porque cada día se me iba acortando el tiempo que faltaba para obtener mi título» , aseguró Caiazza, y explicó que la hazaña se concretó «siempre con la meta fija de estudiar y recibirse, y pensando en que todo el esfuerzo que estaba haciendo tenía que valer la pena, por eso siempre se despertaba, iba a trabajar y después a estudiar», dijo.

Ismael no contaba con los medios para trasladarse a Rio Grande, lugar donde cursaba el Profesorado de Matemáticas, con modalidad presencial, pero «tenía la convicción de que iba a hacerlo, como fuera necesario», recordó. «Nunca abandoné mi trabajo, así que tenía la obligación de ir y volver para cumplir mi jornada laboral al día siguiente. Entonces decidí hacer ese viaje de ida y vuelta todos los días, y lo hice durante los cuatro años que duró la carrera», indicó.

El joven destacó que «si bien había oportunidades en que tenía información de gente de Tolhuin que tenía que viajar, y lo hacía con ellos, la inmensa mayoría de los días viajaba haciendo dedo» y explicó que para evitar demoras y conservar la regularidad en el profesorado, «mi forma de calcular el tiempo siempre fue salir con mucha anticipación. Así que salía de Tolhuin alrededor de las cuatro de la tarde, llegaba alrededor de las seis y ya estaba ahí, esperando a que comenzara el curso, que se dictaba de siete a once de la noche», señaló.

A esa hora de la noche, Ismael emprendía el regreso. «La vuelta a casa siempre fue más complicada, porque a esa hora hay menos tránsito en la ruta y las condiciones climáticas no ayudan mucho, sobre todo en invierno», recordó el joven, «pero siempre me encontré con gente buena en mi camino. Siempre hubo alguien que me pudiera llevar a Río Grande y alguien que me pudiera traer de vuelta a Tolhuin» aseguró.

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