Desigualdad con 14 millones de pobres

Goran Therborn -sueco, profesor de sociología de Cambridge- demuestra que la desigualdad, uno de los temas más acuciantes de nuestros tiempos, es literalmente un campo de exterminio en el que sucumben millones de personas.

El presidente de Estados Unidos acaba de afirmar que “las economías funcionan mejor si reducen la diferencia entre ricos y pobres”.

De eso se trata la desigualdad.

¿La desigualdad económica, social y cultural es un hecho natural en las sociedades? ¿O es fruto de acciones humanas? ¿Será un problema irresuelto en la historia del hombre?

Se atenuó con algunos regímenes políticos como los socialismos que fracasaron, quizás por propias debilidades, algunas humanas –vanidad, codicia, soberbia, corrupción, etc.- En otros casos como el Estado de Bienestar logrado por algunos países que no pudieron hacerlo sustentable en el tiempo por múltiples causas inherentes tal vez al propio capitalismo.

¿Los argentinos, podremos  enfrentar con alguna posibilidad de éxito sostenible, a la desigualdad?  Llamada hoy brecha o abismo insondable, diría un poeta.

Creo que la verdadera brecha no habría que ponerla en el campo político ni ideológico sino desde lo práctico donde más duele y es perversamente expresiva, que es el campo económico; es entre pobres y ricos, está entre los que más tienen y los que no tienen nada.

¿Quién debe intervenir para distribuir más equitativamente la riqueza?

Unos pregonan que es el Estado como expresión de la sociedad organizada, con reglas claras y transparentes regule la obtención y distribución de la plusvalía del esfuerzo de todos incluida la naturaleza y el medio ambiente.

Otros afirman que debe ser el Mercado el que con absoluta e intocable libertad del juego de las variables económicas, sobre todo sus dos mayores espadas la oferta y la demanda. Hoy exacerbadas por la globalización del capitalismo imperante.

Obama reiteró en su discurso ante la ONU que “la economía global tiene que ser para todos, no solo para los que están arriba. El capitalismo despiadado solo beneficia a unos pocos, debe tener una base más amplia. Necesitamos nuevos modelos de mercado, que sean inclusivos y sostenibles”.

No dijo nada del Estado y lo dice el presidente del país paradigma de la globalización y el capitalismo siglo XXI.

Seguramente habrá que analizar los sistemas de producción, la acumulación de capital, los oligo-monopolios, las multinacionales y sus sistemas de dumping o la competitividad de los países poderosos que quieren vender todo pero cierran sus mercados a los países más débiles.

¿Y cómo se distribuye la riqueza?

Lo más claro es con salarios dignos y con políticas sociales duras, sostenibles, formando parte de la asistencia social como derecho humano: la salud pública, la educación pública, la previsión social por nombrar algunas. Estas acciones las realiza el Estado. Todos sabemos el mercado no distribuye equitativamente los recursos.

Habrá que inventar un nuevo modelo de mercado inclusivo y sostenible como dice el presidente de Estados Unidos.

La historia nos enseña que la libertad es inherente al espíritu del hombre además ser base de la realización del mismo en una sociedad democrática. Y a través de las leyes, que ponen límite se logra un mínimo estándar de convivencia.

¿Se puede ser libres con hambre o sin trabajo?

El otro bien, la Igualdad, nos interpela: ¿hasta donde deberíamos ser iguales? ¿Se trata de ser iguales ante la ley? ¿Con eso alcanza? O como se expresa casi cotidianamente, ¿la igualdad debe ser de oportunidades? ¿Pero son iguales para todos? ¿Quien da las oportunidades? ¿Estamos todos en las mismas condiciones de aprovecharlas? ¿De sostenerlas? ¿De lograr las metas? O solo algunos llegan? Y Darwin nos mira como sociólogo.

Hay temas que no decantan, no sedimentan y como un juego se alteran los factores pero el producto siempre es el mismo, y casi cíclicamente a los pobres los hacemos más pobres.

En nuestra patria chica, la provincia, ¿qué podemos hacer para achicar la desigualdad? Quizás muchas cosas.

Primero una relación no resuelta en los 200 años de patria entre el poder central que llamamos Nación y las Provincias, podemos apreciar el encomiable esfuerzo de los poderes provincial con viajes, encuentros, reuniones, acompañamiento político a medidas que resuelve la Nación algunas de dudoso control por el pueblo como lo es el endeudamiento; todo el esfuerzo en el marco de dar gobernabilidad con la intención de traer soluciones a los problemas misioneros.

Ese mismo poder central ahoga nuestra economía a nuestros productores e industriales, y por un lado libera y facilita para que la economía concentrada acumule más ganancias, mientras  encorseta con regulaciones el precio de nuestros productos, favoreciendo la competitividad del país central.

Algunas soluciones requieren tiempo y capital como infraestructuras de agua potable, cloacas, caminos, puertos, hospitales, escuelas, energía eléctrica, etc. Pero otros problemas no esperan e impactan donde más duele en las personas y sobre todo en las vulnerables, como la alimentación que se torna insegura y deficiente, creando una deuda biológica irreparable, la salud pública que debe batallar diariamente para prevenir enfermedades que aumentarán su prevalencia por las condiciones de pobreza e inseguridad alimentaria, también la educación debe estar atenta porque la pobreza y el desempleo aumenta la deserción escolar sobre todo la secundaria y universitaria, sino estamos alertas ante estos emergentes tendremos en el futuro niños con déficit cognitivos, enfermedades crónicas y por otro lado se esparcirán semillas de semianalfabetismo, reciclando la exclusión intergeneracional.-

Creo que el debate debería centrarse en que hacer mientras esperamos que la desigualdad disminuya con las filantrópicas inversiones extranjeras prometidas mientras la pobreza se expande y la desigualdad acrecienta, creo que el Estado Nacional debe privilegiar las políticas sociales que no solamente contengan la pobreza sino que ayuden a salir dignamente de ella.-

La gente primero, el ajuste macroeconómico después o por lo menos que no lo paguen los pobres. Está demostrado que  se puede desarrollar un país con distribución equitativa sin dejar de crecer  o dicho de otra forma  crecer sin dejar de desarrollarnos humanamente, suena a utopía pero es posible.-

Se mida como se mida se reconocieron 14 millones de pobres en el evento Argentina Forum 2016 que no pueden esperar, y además pertenecen a más de una generación, con más de 5 millones de niños en esa pobreza, que no pueden ni deben esperar.-

Mientras el capital y sus representantes de adentro y de afuera discuten con el gobierno  como producen y quienes se quedan con la parte más jugosa de la plusvalía, porque a los inversores les interesa y preocupados lo dijeron; les aflige los problemas estructurales -sindicatos, salarios, paritarias, logística, caminos, puertos, capacidad de la mano de obra, esquema fiscal, sistema aduanero, migraciones y sobre todo la calma social- sin esos requisitos dudo expongan el capital. Mientras tanto los pobres necesitan comida, salud, educación para sus hijos, capacitación laboral y sobre todo que las políticas sociales sean políticas de Estado y no herramienta populista que tanto asusta a quienes veneran el individualismo social.-

La Democracia lograda nos permite el debate de ideas, quizás llegó la hora en donde todos nos comprometamos a debatir y hay muchos que pueden aportar, desde adentro y de afuera de la academia, debe hacerse con respeto y con un solo norte la felicidad de los misioneros, si empujamos juntos quizás tendremos una posibilidad de atenuar la desigualdad.

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