Reflexión del Pastor Decena: La adoración y nuestra identidad

Cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones, pasamos a ser llamados hijos de Dios y adquirimos una nueva identidad, donde la adoración ocupa un rol fundamental. En nuestra nueva naturaleza hay una necesidad de volvernos adoradores, porque cuando eso sucede permitimos que se manifieste en su plenitud nuestra identidad como hijos de Dios. Veamos lo que nos dice la Biblia.

 

 

Romanos 8:19 “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”.

Esto nos habla sobre la creación aguardando que nos manifestemos en la plenitud de nuestra identidad como hijos de Dios. Adorar es sinónimo de rendir nuestra vida voluntariamente a una persona u objeto. El motivo de nuestra adoración se vuelve aquello que nos consume por dentro, y en torno al cual gira todo nuestro ser.

Volvernos adoradores es volver a nuestra esencia original, que vemos en Génesis: personas que caminan con Dios, porque tienen su corazón alineado al suyo y viven cómo a Dios le agrada.

Cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones, pasamos a ser llamados hijos de Dios, y adquirimos una nueva identidad. La ciudadanía del Reino nos lleva a vivir una nueva cultura, en donde la adoración ocupa un rol fundamental. Ese rol fundamental es el que a veces no comprendemos. Debemos ver que en nuestra nueva naturaleza hay una necesidad de volvernos adoradores. Porque cuando nos volvemos adoradores permitimos que se manifieste en su plenitud nuestra identidad como hijos de Dios.

Porque ser un verdadero adorador, tal como lo describe Jesús en Juan 4:23 y 24, es volvernos la clase de persona que Dios está buscando. El Señor le hizo saber que había llegado el día en el que la adoración no debía limitarse a un lugar físico, sino asumirse como un estilo de vida. Eso significa «en espíritu y en verdad».

Ya no hay espacio para actos externos que nos llevan a cumplir religiosamente. La adoración a Dios debe partir de nuestro espíritu verdaderamente alineado a su Espíritu. Veamos facetas de nuestra identidad que son activadas al adquirir el estilo de vida de un adorador de Dios:

1) CREATIVOS.

Génesis 1:1-26 al 28.Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.1:27 Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra lo creo.1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en la aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueve sobre la tierra.

La primera atribución que conocemos de Dios es su capacidad creadora. Es el Creador, y es el Señor de lo creado. La imagen y semejanza que plasmó sobre nosotros tiene que ver con reproducir su capacidad de crear y de enseñorearnos sobre lo creado. Al poner su creación a nuestra disposición, nos entregó una tierra aún sin terminar para que le diéramos forma. Éxodo 31:1 al 5 es claro respecto a que, al ser llenos del Espíritu de Dios, la sabiduría, la inteligencia y la capacidad creativa, para el arte y para todo lo que encaremos en la vida, está a nuestra disposición.

Lo único que puede frenar la creatividad es la religiosidad. Porque el Espíritu de Dios es dinámico, y el espíritu religioso es estático. La creatividad divina nos permitirá tener siempre una salida a las circunstancias, avanzando por más, y dejando la mediocridad en pos de la excelencia.
2) LIBRES Y LIBERTADORES.

Hechos 16:25 al 26.Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.16:26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían, y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

Pablo y Silas no sólo demostraron que hay poder en la adoración en medio de la dificultad, sino también que la adoración desata libertad y nos capacita para llevar libertad a otros. Porque apenas Dios desató sus cadenas físicas, ellos estaban desatando las cadenas espirituales de otros (como el carcelero).

Pero hay que aclarar que no se pusieron a cantar porque sí. Lo hicieron porque la adoración era su estilo de vida. El adorador sabe agradecer a Dios en todo circunstancia. Porque conoce la grandeza y el poder del Señor al cual sirve.

II Samuel 6:14 al 16 muestra que la libertad corporal es una manifestación de un corazón conforme al de Dios. David jamás podría haber actuado con «gran entusiasmo», bailando ante la presencia del Señor, y ante todo el pueblo, si no tenía esa misma actitud de entrega en lo más íntimo de su ser, cuando solo Dios lo observaba.
3) PROFÉTICOS.

Los Salmos son el ejemplo más claro de la vinculación entre ser adoradores y movernos en la profecía. Adorar a Dios nos lleva a conocer su corazón, y, al conocer su corazón empezamos a sentir lo que Él siente, a pensar lo que Él piensa, y a decir lo que Él dice. ¿Qué significa sino que Dios encontró a David un hombre conforme a su corazón? La adoración como un estilo de vida lo volvió ese hombre.

En II Reyes 3:15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo. Y  I Crónicas 25:1 al 7 se ve como los profetas mismos aparecen vinculados a la música para desplegar su don.

Como lo muestra I Corintios14:1, 24 y 31, todos podemos profetizar, si así lo buscamos, y hay distintos niveles en los cuales movernos dentro de lo profético. Eso también lo vemos en los Salmos. Algunos directamente revelaban la venida de Jesús, como el 22 (lo cual muestra un nivel más alto) y otros, como el 30, eran declaraciones proféticas de bienestar y victoria.
4) AVIVADORES

Lucas 4:5 al 8. Y le llevo el diablo a un alto monte, y le mostro en un momento todos los reinos de la tierra. 4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 4:7 Si tu postrado me adorares, todos serán tuyos. 4:8 Respondiendo Jesús le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito esta: Al Señor tu Dios adoraras, y a él solo servirás.

La adoración nos empodera, llevándonos a acceder a todo lo que Dios tiene para darnos. Estamos en la tierra para reconquistar y redimir al mundo, por medio de la extensión del Reino de Dios. Cuando el diablo se presentó ante Jesús le propuso un atajo: le daría todos los reinos del mundo si se postraba y lo adoraba. Jesús debía reconquistar el gobierno del mundo para la humanidad, pero ese atajo sólo iba a convertir al diablo en vencedor. A Jesús no le quedaba otro camino que el de la cruz.

Pero, sin saberlo, está escena nos muestra que al adorar permitimos que Dios nos delegue autoridad sobre territorios. La adoración nos lleva de nuevo a gobernar la tierra, permitiendo que el cielo descienda y la voluntad de Dios se cumpla.

No es casualidad que el rey David haya sido el que más extendió los límites del Reino de Israel, porque David era un rey adorador de Dios.

Que tengas una semana de bendición y victoria!
Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

 

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