Güira Oga recibió 34 animales provenientes del zoo de Buenos Aires

Un viaje de más de 24 horas para que los animales provenientes del zoo de Buenos Aires y de la fundación Temaikén llegaran a su destino: el centro de recuperación de animales amenazados de la selva paranaense Güira Oga. Extenuados pero felices, los técnicos y voluntarios que supervisaron el traslado se mostraron satisfechos.

El médico veterinario Ricardo De Negri estuvo a cargo del viaje, que comenzó en la mañana de este martes en la ciudad de Buenos Aires, con el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta dirigiendo la salida de los animales.Este miércoles pasado el mediodía la columna de vehículos llegó a Iguazú.

De Negri explicó que los ejemplares que a partir de ahora estarán alojados en el centro GuiraOga provienen de diferentes decomisos, realizados en procedimientos de comercialización ilegal de animales silvestres. “Esto sirve para concientizar a la población con relación al terrible flagelo que es la comercialización ilegal de estas especies, ya que, sin compradores, no existiría el tráfico de las especies”, indicó.

En total se trata de 34 ejemplares de distintas especies de aves y mamíferos, entre los que se destacan tucanes, guacamayos y urracas; además de monos carayá y coatíes. La mayoría de estos animales estaba en el zoo de Buenos Aires, cuyo cierre fue anunciado recientemente.

“Los animales vuelven a su hábitat natural, que es la selva misionera”, dijo De Negri, explicando además que muchos de ellos murieron por las malas condiciones en las que se los encontró.

Por su parte, Jorge Anfuso, fundador y director de Güira Oga (la casa de los pájaros) destacó el aporte del Ministerio de Ecología y RNR de la provincia, sin cuya ayuda no se hubiera podido lograr el alojamiento de estas especies. “Tuvimos que acondicionar distintos recintos para alojar a todos estos animales y el trabajo que nos espera es muy arduo, ya que ahora tendremos que ver si los podemos recuperar”.

Anfuso contó que los animales entrarán directamente en cuarentena, para poder hacer una evaluación del estado en el que llegaron. “A simple vista se puede ver que están muy mal. Las plumas de las aves están muy opacas y los monos tienen el pelaje apelmazado. Eso se debe al encierro –no del viaje, por cierto- sino al que estuvieron sometidos durante su captura. Vamos a iniciar un proceso de recuperación, sobre todo alimenticio, con frutos de la zona para que se puedan recuperar lo antes posible”, señaló.

Con relación a la posibilidad de que en algún momento estos animales puedan volver a ser introducidos a su hábitat natural, Anfuso lo consideró poco probable: “Son animales que han pasado por situaciones de estrés que los han dejado en muy malas condiciones. No podría decir, en este momento, si en el futuro podrán recuperar sus habilidades para volver a su ambiente natural”.

 

 

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Por su parte Ricardo Negreira, responsable del traslado de los animales y empleado de Fauna de nación, aseguró que el traslado fue un «éxito» y explicó que muchos ejemplares llegaron muy golpeados o maltratados y tras la intervención de Faunas con su equipo de profesionales, «logramos recuperarlos y estabilizarlos y ahora llegó el momento de devolverle a su hábitat natural, aunque la mayoría continuará en cautiverio por razones de seguridad y supervivencia», indicó.
Sobre el refugio Guira-Oga, opinó que «es un centro muy serio, con muy buenos profesionales y sobre todo con gente comprometida con la conservación de la fauna y la flora de la región».
El refugio de animales Guira-Oga, es un emprendimiento privado, que funciona bajo la supervisión del ministerio de Ecología provincial y que se financia con lo recaudado por la venta de entradas al público, (unos 100 mil tickets al año), que permite el ingreso de los turistas al parque, incluyendo un recorrido en camionetas panorámicas con parada en distintas estaciones, donde guías y veterinarios explican al visitante todos los detalles concerniente a la vida animal.
El predio tiene una extensión 12 hectáreas, y posee la misma vegetación que la selva tropical lindera, ya que está separado únicamente por un cerco de alambre de 2,5 metros de altura, de la espesura selvática.
El establecimiento cuenta con un equipo de veterinarios, estudiantes voluntarios y guías especializados, además de un quirófano equipado con instrumental moderno, «que nos permite intervenir y recuperar a los animales heridos y golpeados que los vamos a buscar en un móvil propio tras la denuncias de automovilistas, turistas y guardaparques que ya nos conocen y saben que dedicamos nuestras vidas al cuidado y protección de animales», concluyó el director Jorge Anfuso.

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