El Instituto Nacional de la Yerba Mate se reunió en forma extraordinaria y hubo un acuerdo sorpresivo, ya que hace apenas dos días había decidido que sea el laudo de la Nación el que determine el nuevo precio. Sin embargo, ahora hubo acuerdo unánime para fijar en 5,10 pesos el kilo de hoja verde y 19,20 pesos para la canchada.
El objetivo de los directores es dar una señal de consenso dentro del mercado yerbatero y evitar demoras en la fijación de precios.
Sin embargo, la decisión sorprendió incluso a los dirigentes de la producción por fuera del INYM, ya que hasta horas antes el consenso era que la oferta industrial era muy baja para cubrir los costos mínimos.
En el Gobierno tampoco cayó demasiado bien la decisión del INYM, ya que es la Provincia la que debe cargar después con los problemas derivados de los bajos precios.
La intención del Gobierno es modificar la ley del INYM para que a futuro el precio sea fijado en la zona productora con parámetros fijos.
En esa línea se aprobó el proyecto de creación del Fondo Especial Yerbatero, que además de generar recursos para distribuirlos entre el pequeño productor y especialmente, los tareferos, determina métodos para la fijación del precio de la hoja verde, que siempre será, de base, quince por ciento por encima de los costos de producción. Lo mismo sucederá, si se aprueba la reforma en el Congreso nacional, con la yerba a salida de molino.
La iniciativa impulsada por el presidente de la Cámara, Carlos Rovira, fue aprobada anoche en la Legislatura provincial y ahora será girada al Congreso.
Se unificaron los proyectos de la Renovación –impulsado por el presidente de la Cámara, Carlos Rovira– y del Partido Agrario y Social y la comisión sacó un dictamen por unanimidad.
Los principales cambios, apuntan a la conformación de un fondo especial que se conformará con una tasa del estampillado que será del cinco por ciento del valor promedio del medio kilo de yerba mate en góndola –hoy es del 2,5 por ciento del valor del kilo-.
Esa recaudación se distribuirá en 20 por ciento para el INYM, que a su vez deberá destinar el 10 por ciento para la promoción de la yerba mate en sus distintas variantes. Un 40 por ciento se volcará a mejorar las condiciones de vida y laborales de los pequeños productores a través de un mecanismo de reparto que se fijará con un criterio de rentabilidad y producción –ya no por kilos ni hectáreas-. El 40 por ciento restante irá a los trabajadores rurales y la erradicación del trabajo infantil. Esta porción se distribuirá en garantizar los aportes a la corresponsabilidad gremial y a través de ella a la obra social y otros beneficios, terminalidad educativa y mejoras en las viviendas de los tareferos.
Como novedad también se incluyen cambios tributarios y de fijación de precios. El proyecto propone que las estampillas estén exentas de impuestos nacionales –hoy pagan Ganancias- para que los recursos queden directamente en la zona productora. En paralelo, se establece un mecanismo de fijación de precio que evitará futuros laudos ante la imposibilidad de acuerdos en el seno del INYM. Se fija que el valor de la hoja verde siempre debe ser 15 por ciento por encima de los costos de la producción y otro tanto para la canchada y salida de molino. De este modo, se evitarán las distorsiones entre los intereses de cada sector.
También se habilita al INYM a controlar la calidad de la yerba mate desde la canchada a la góndola.
La iniciativa consensuada en comisión se aprobaría en los próximos días para ser elevada al Congreso nacional, que es el que debe modificar la ley del INYM. El debate seguramente será nuevamente arduo, pero la reforma es la única salida para proteger al producto madre de la economía misionera.