Posadeños indignados con asesinos al volante salieron a la calle a exigir justicia y más controles

Más de 500 personas marcharon hoy exigiendo cárcel para los responsables de los dos hechos viales fatales que se produjeron el último fin de semana, responsabilidad a todos los conductores y controles más efectivos. La convocatoria había sido lanzada por conductores de motos pero se hizo extensiva a la sociedad en general. La nutrida columna de manifestantes partió desde barrio San Isidro y llegó hasta la intersección de las avenidas Quaranta y Santa Catalina, transitando la mayor parte de su recorrido sobre la ex ruta 213.

En moto, en auto o a pie; con pancartas o carteles; con parlantes o a los gritos, más de 500 personas salieron ayer a reclamar justicia para las últimas víctimas fatales de la irresponsabilidad al volante. Cárcel de cumplimiento efectivo para los que matan por imprudencia; controles de tránsito efectivos, sin coimas y sin privilegios para los ricos y los “amigos del poder” fueron algunos de los reclamos expresados por los manifestantes.

Entre los que marcharon ayer sobre la ex ruta 213 se encontraba Jorge Aquino, amigo de la infancia de Fernando Vázquez, el joven de 24 años que perdió la vida el sábado pasado cuando fue embestido desde atrás por Julio Werner Lutz, mientras esperaba frente a la luz roja de un semáforo. “Por Fernando voy a caminar hasta lo último, perdí a un amigo al que nunca más voy a ver”, dijo Jorge Aquino.

El joven se mostró satisfecho con el accionar de la justicia en el caso que involucra a Werner Lutz, pero consideró que sigue impune la muerte de Francisco González, el padre de familia que murió chocado por una adolescente de quince años que manejaba un vehículo de alta gama. “El que mató a Fernando está preso, pero la chica que mató a Fernando está libre. Necesitamos que ella también pague, que esté donde debería estar, tras las rejas. Los ricos lavan sus culpas con plata, los pobres pagamos con nuestras vidas”, dijo.

Joana, una de las manifestantes, pidió justicia para todas las víctimas, pero también prudencia y control para que no haya más muertes. “Yo dejé de usar mi moto porque tengo miedo. Hay mucha gente imprudente al volante que muestra un gran desprecio por la vida ajena”, remarcó.

Otra de las que marchó fue Sandra, chofer de taxi. “Trabajo en la calle y todo el tiempo veo imprudencias, gente manejando con una mano y con la otra sosteniendo una botella de alguna bebida alcohólica. La calle está cada vez más peligrosa por falta de control, pero siempre le caen a los pobres, no a los que tienen plata, a ellos no les hacen nada. Los ricos arreglan todo con un billete”, se quejó.

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JRC EP